El brote de COVID-19 parece ser otro problema de salud exacerbado por la pandemia de obesidad. En 2016, más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso u obesidad en todo el mundo, y este número continúa aumentando rápidamente. La prevalencia del sobrepeso y la obesidad ahora ha alcanzado el 65-70% en las poblaciones adultas del Reino Unido y los Estados Unidos. La obesidad es una de las principales causas de presión arterial alta, diabetes tipo 2, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y cáncer, y representa una gran carga para los sistemas de salud y las economías.
Para la investigadora Monique Tan y los profesores He y Graham, “la pandemia de obesidad es el resultado de vivir en entornos alimentarios donde es difícil no consumir en exceso las calorías. La industria alimentaria mundial produce y promueve ampliamente bebidas baratas azucaradas y alimentos ultraprocesados con alto contenido de sal, azúcar y grasas saturadas que solo proporcionan una sensación transitoria de saciedad”.
“Los gobiernos han hecho muy poco, con uno de los pocos éxitos que son los impuestos a las bebidas azucaradas, en particular, la tasa de la industria en el Reino Unido que ha resultado en una reformulación para reducir el contenido de azúcar”, agregaron.
Ahora está claro que la industria alimentaria comparte la culpa no solo de la pandemia de obesidad sino también de la gravedad de la enfermedad de COVID-19 y sus devastadoras consecuencias. Durante la pandemia por coronavirus, un aumento en la pobreza alimentaria, interrupciones en las cadenas de suministro y compras de pánico pueden generar un acceso limitado a alimentos frescos, inclinando la balanza hacia un mayor consumo de alimentos altamente procesados y aquellos con una larga vida útil que generalmente son altos en sal, azúcar y grasas saturadas.
Además, desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, la industria alimentaria ha lanzado campañas e iniciativas de responsabilidad social corporativa, a menudo con tácticas poco veladas que utilizan el brote como una oportunidad de marketing, por ejemplo, ofreciendo medio millón de donas con forma de “sonrisas” para el personal del NHS.
Para los autores del estudio, las industrias alimentarias de todo el mundo deben dejar de promocionarse de inmediato, y los gobiernos deben forzar la reformulación de alimentos y bebidas poco saludables. En el Reino Unido, los objetivos incrementales ya han reducido gradualmente la cantidad de sal agregada a los alimentos, lo que resulta en una menor ingesta de sal, presión arterial y mortalidad cardiovascular. Reducir la sal, el azúcar y las grasas saturadas en todos los ámbitos mejoraría la dieta de toda la población y brindaría beneficios aún mayores para las personas más desfavorecidas socialmente. El costo de la morbilidad y mortalidad de COVID-19 lo ha hecho más evidente y más urgente que nunca.
Los antioxidantes son sustancias químicas que se caracterizan por impedir o retrasar la oxidación de diversas sustancias (principalmente de los ácidos grasos) cuyas reacciones se producen tanto en los alimentos como en el organismo humano, en el cual puede provocar alteraciones fisiológicas importantes, desencadenantes de diversas enfermedades. Otra de las funciones de los antioxidantes es facilitar el uso fisiológico del oxígeno por parte de las mitocondrias celulares, ayudando a reducir los efectos del estrés oxidativo y la falta de oxígeno, formando complejos que mitigan las reacciones productoras de radicales libres y por consiguiente desempeñando una función fundamental en la prevención de las enfermedades crónicas no trasmisibles. Las sustancias antioxidantes se han clasificado en dos principales sistemas, el sistema enzimático y el sistema no enzimático, los cuales pueden actuar tanto en el espacio intracelular como en el extracelular. El sistema no enzimático (reconocido también como exógeno) está integrado principalmente por sustancias que provienen de los alimentos, especialmente de frutas y hortalizas; algunos son micronutrientes, como la vitaminas A, E y C, selenio, zinc; y otros no nutrientes como los compuestos fenólicos y polifenoles (flavonoides, taninos, etc.). En la naturaleza sólo los vegetales sintetizan antioxidantes. Se ha documentado científicamente en muchos casos que los antioxidantes son potencialmente potenciadores de la salud y que su ingesta en forma regular supone entre otras cosas la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles como algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares entre otras, de ahí la importancia del consumo de alimentos con un alto contenido de sustancias antioxidantes como las frutas y vegetales.
En los últimos años, los antioxidantes naturales provenientes de plantas han sido frecuentemente utilizados en diferentes campos de la industria como preservantes en alimentos y medicamentos, muchos de estos compuestos como la quercetina, tocoferol y caroteno, entre otros, son antioxidantes naturales, que presentan una actividad comparable con antioxidantes sintéticos de mayor uso como el 2-terbutil-hidroxitolueno y el 2-terbutil-hidroxianisol.
Rodríguez et al. (2006) estudiaron la actividad antioxidante de varias hierbas aromáticas: hierbabuena (Mentha spicata L.), menta (Mentha piperita L.), perejil de hojas planas (Petroselinum crispum Miller), albahaca común (Ocimum basilicum L.) y orégano francés. Observaron un comportamiento antioxidante similar entre ellas, con excepción de la albahaca, la cual sobresalió del resto de las plantas estudiadas con más del doble de la actividad antioxidante. Tanto la menta como la hierbabuena se distinguen por su elevado poder antirradical, mientras la albahaca resultó ser la hierba aromática de mayor poder reductor.
Otro estudio se realizó en Chile con el objetivo de conocer la capacidad antioxidante in vitro de algunas frutas y hortalizas que se consumen en la Región del Maule. La actividad antioxidante se determinó mediante decoloración de un radical. En general la actividad antioxidante, en extractos metanólicos, fue mayor en frutas (70,3%) que en hortalizas (54,7%) y dependiente de la concentración del extracto evaluado. Las frutas que presentaron mayor actividad antioxidante fueron frambuesa, frutilla y kiwi. Entre las hortalizas, las que presentaron mayor actividad antioxidante, fueron los tomates seguidos por pepino dulce, betarraga, melón tuna, pimentón y sandía. Los autores afirmaron que la actividad antioxidante observada en la mayoría de las frutas y hortalizas evaluadas podría ser un argumento científico a dar a conocer en las campañas de promoción del consumo interno y en la exportación de productos hortifrutícolas.
En el 2012 se publicó un estudio cuyo objetivo fue conocer la asociación entre el consumo de antioxidantes por medio de la alimentación y la densidad mineral ósea para el cual participaron 280 mujeres españolas. Las mujeres fueron clasificadas por edad, se evaluó su densidad ósea (por absorciometría dual de rayos X) y sus hábitos alimentarios (por medio de recordatorio de 24 hs). Como resultado se observó que la ingesta de vitamina C y selenio estaba asociada significativamente a la densidad mineral ósea. En el grupo de mujeres menores de 35 años la ingesta de zinc estuvo relacionada con la masa ósea. En todos los grupos estudiados, la densidad mineral ósea fue significativamente superior en los sujetos cuya dieta tiene un alto consumo de nutrientes antioxidantes. Los autores proponen que a partir de los resultados de este estudio, se pueden desarrollar a futuro nuevas terapias para combatir la osteoporosis, basadas en una ingesta elevada de nutrientes antioxidantes.
El licopeno es un carotenoide que se encuentra principalmente en el tomate, conserva sus propiedades funcionales después de ser procesado, no presenta toxicidad y posee efectos antioxidantes en el vegetal, y podría actuar como antiinflamatorio y quimioterapéutico sobre las enfermedades cardiovasculares, neurodegenerativas y algunos tipos de cáncer. Torresani, M.E. (2009) publicó un estudio transversal de comparación y correlación, a muestras independientes que involucró a 316 mujeres. Las mismas fueron clasificadas según etapas pre y post menopáusicas. Se evaluó de forma individual el riesgo cardiovascular según el Score de Framingham y su consumo semanal de licopeno (alimentos fuente y total de alimentos que lo contienen). En ambas etapas biológicas y en cada categoría de riesgo cardiovascular se observó relación inversa con consumo de licopeno, pero sólo en mujeres premenopáusicas con bajo riesgo cardiovascular el consumo fue significativamente mayor que en aquellas con riesgo moderado. En las postmenopáusicas hubo correlación significativa entre valores de LDL-C y consumo de licopeno aportado por alimentos fuente. Sin embargo, en ambas etapas biológicas la correlación significativa fue entre valores de LDL-C y consumo de licopeno aportado por todos los alimentos que lo contienen. No se halló correlación significativa entre consumo de licopeno, valores de HDL-C y circunferencia de cintura. Estos resultados, así como los presentados en el estudio anterior, señalan la relevancia de la prevención en el abordaje nutricional asociado a las diferentes etapas biológicas de la mujer.
Como podemos observar, los alimentos naturales son ricos en antioxidantes y su consumo regular beneficia al organismo. Incorporar vegetales y frutas como parte del estilo de vida actual resulta fundamental para combatir el estrés oxidativo al cual estamos más expuestos en la actualidad debido al ritmo de vida moderno, los contaminantes, etc. Por parte de la población, existe un interés creciente en el consumo de antioxidantes proveniente de alimentos naturales, ya sea para ayudar a prevenir ciertas enfermedades o su utilización en la cosmética. Se esperan a futuro más trabajos de investigación para descubrir nuevos beneficios, utilizaciones y recomendaciones al respecto.
¿QUE ES LA GRIPE?
La gripe es una infección viral producida por el virus de influenza.
Es muy contagiosa, se transmite por el aire que se contamina con virus que producen las personas con gripe.
Aun antes de tener síntomas de gripe una persona puede contagiar. El contact con secreciones nasales o saliva
también puede contagiar.
¿CUALES SON LOS SINTOMAS DE LA GRIPE?
Fiebre alta (usualmente llega a 39ºC)
Dolor de cabeza
Tos
Dolor de garganta
Secreción por la nariz (moco, congesti.on nasal)
Dolores musculares que pueden ser intensos
Los niños pequeños pueden presentar diarreas u vómitos.
¿QUE DIFERENCIAS HAY ENTRE LA GRIPE Y EL RESFRIO COMUN?
Son enfermedades distintas, producidas por distintos tipos de virus. La gripe suele tener síntomas más importantes
que resfríio, la fiebre es más lata y el cansancio mucho mayor.
Los resfríos en general no producen las complicaciones asociadas a la gripe, predominan los síntomas nasales como
la congestión.
¿QUE MEDIDAS AYUDAN EN CASOS DE GRIPE?
Guarde reposo
Ingiera mucho líquido
Evite fumar y consumir alcohol
Para aliviar los síntomas de la gripe se puede tomar paracetamol o ibuprofeno en dosis adecuadas. Nunca se debe
dar aspirino a niños y adolescentes.
Al toser, cúbrase la boca y la nariz con pañuelos de papel para evitar contagiar a otras personal.
¿QUE SEÑALES DE EMERGENCIA SE DEBEN TENER EN CUENTA?
Antes de estas señales debe consultar al médico.
EN NIÑOS:
Fiebre alta persistente
Respiración rápida y con dificultad
Cambios en el color de la piel
Resistencia a alimentarse o tomar líquidos
Cambios del estado mental, irritabilidad, dificultad para despertarse, convulsiones.
Si los síntomas de la gripe mejoran y luego aparece fiebre nuevamente y empeora la tos, se debe consultar al pediatra.
Si existen antecedentes de enfermedades crónicas como alteraciones cardiácas, pulmonares o diabetes se debe consultar al inicio de los síntomas y eventualmente ir al médico para controlarse.
EN ADULTOS:
Dificultad para respirar
Fiebre continua que no desciende con la medicación habitual
Dolor o presión en el pecho
Desvanecimientos o desmayos
Confusión
Vómitos persistentes
Al llegar a consultar con el médico, avise a la recepcionista sus síntomas, es posible que le provea un barbijo a fin de evitar que contagie a otras personas en la sala de espera.
¿QUE COMPLICACIONES PUEDEN ORIGINARSE POR LA GRIPE?
En personas con algunos factores de riesgo, la frecuencia de complicaciones es mayor.
Algunas de las complicaciones son: neumonía, deshidratación, empeoramiento de enfermedades crónicas como in-
suficiencia cardíaca, asma o diabetes. Se puede observar -sobre todos en niños- otitis y sinusitis.
¿QUE PERSONAS POSEEN MAYOR RIESGOS DE COMPLICACIONES?
Los mayores de 65 años
Personas viviendo con VIH/SIDA
Mujeres embarazadas
Personas con enfermedades crónicas: diabetes; enfermedades cardíacas; transtornos pulmonares; asma. OBESIDAD.
Niños entre los 6 meses y los 2 años.
¿Estás consciente de tus hábitos alimenticios?
¿Son adecuados?
"Dime lo que comes y yo te diré quién eres".
Anthelme Brillat-Savarin (Abogado, político y escritor francés).
Evalúa la importancia de la comida, en tu vida diaria.
No siempre comemos porque tenemos hambre.
A veces lo hacemos, porque estamos:
Aburridos,
enojados,
angustiados,
estresados o
tenemos:
un vacío emocional o
una adicción.
En todos estos casos, la comida puede ayudarnos a sentirnos mejor, pero sólo durante un tiempo muy corto.
A mediano y a largo plazo, nos trae problemas más serios y aumenta nuestro sufrimiento.
Sólo reconociendo y aceptando el papel que juega la comida en nuestra vida, podemos resolver los problemas que nos causa una mala alimentación.
A continuación encontrarás una serie de afirmaciones.
Revísalas y ve si describen tu actitud ante la comida.
Trata de ser honesto contigo mismo. A pesar de que en ocasiones, no nos gusta darnos cuenta de ciertas cosas e incluso puede angustiarnos o molestarnos, es la única manera de resolver nuestros problemas, para tener una vida mejor.
Una o dos horas después de haber comido, necesito "picar" algo.
Con frecuencia como, sin tener hambre.
Cuando estoy preocupado, tenso o triste, me dan ganas de comer.
Hay ciertos alimentos que no puedo dejar de comer.
Si me siento estresado o desanimado y como algo que me gusta, me siento mejor.
Hay ciertas horas, lugares o situaciones, en que "necesito" comer algo.
Pienso varias veces al día, en algo que me gustaría comer.
A veces me angustio o me siento tenso, porque quiero comer algo y no lo tengo a la mano.
En ocasiones siento que no puedo controlar mi deseo de comer.
Como menos cuando estoy acompañado, que cuando estoy solo.
Después de comer, me siento culpable, avergonzado o triste.
Prefiero evitar situaciones o actividades relacionadas con la comida.
Hay ciertos alimentos que prefiero no probar, porque si empiezo, no puedo dejarlos.
Cuando decido comer menos o dejar algunos alimentos, me siento angustiado o estresado.
Me dicen que como más, de lo que yo pienso.
A veces me doy cuenta, de que comí más de lo que pensaba comer.
Después de comer algo, me siento de mejor humor.
Necesito comer algo, antes de dormirme.
Si me despierto en la noche y no puedo dormir, busco algo para comer.
Se que algunas personas me criticarían, si supieran todo lo que como o deseo comer.
Cuenta un punto por cada vez que respondiste "sí".
Más de 5 puntos indican malos hábitos que, aunque tú no lo notes, están afectando tu salud y pueden influir negativamente en tu estilo de vida.
Si respondiste que sí a más de la mitad, podemos estar hablando de una adicción.
Consúltalo con un especialista y soluciona el problema.
Psic. Silvia Russek
Lic. En Psicología Clínica.