Educación física y equipo de salud, una asociación para el éxito

Educación física y equipo de salud, una asociación para el éxito

Actualmente, varias investigaciones confirman que la actividad física regular está asociada con la mejora de la salud y el bienestar. Resultados de estudios revelan la importancia que tiene para ayudar a la prevención en el tratamiento de enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT), incluyendo enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes tipo 2 (DM2), osteoporosis y algunos tipos de cáncer (2) (5). Sin embargo, se estima que más del 70% de la población no cumple con las recomendaciones de 30 minutos diarios de actividad física con intensidad moderada (4). Por lo tanto, la participación de educadores físicos en programas de intervención es necesaria para la motivación y una adhesión permanente de los pacientes al compromiso de un cambio de estilo de vida.

Para el tratamiento de la obesidad, la actividad física ayuda en la reducción y mantenimiento del peso. Maffiuletti y otros (2005) (5) llevaron a cabo un estudio de intervención con dieta hipocalórica, ejercicios aeróbicos y de fuerza, consejo sicológico y educación nutricional durante 3 semanas, con hombres y mujeres que tenían un promedio inicial de Índice de Masa Corporal (IMC) de 41,3 Kg/m2. El resultado fue la pérdida de peso en 82,2% de las mujeres, y en el 57,9% de los hombres. El proyecto se prolongó por más de 49 semanas, y se pudo verificar que el éxito clínico estaba asociado a mayores niveles de actividad física, con mejora en la fuerza muscular y en el porcentaje de masa magra.

En cuanto a la salud cardiovascular, estudios de observación y de intervención demostraron correlación entre la actividad física y la reducción de la concentración plasmática de triglicéridos, aumento de la concentración plasmática de HDL-c, cambio en el tamaño de las partículas de LDL-c, y aumento de la actividad del activador de plasminógeno tisular, que posee acción trombolítica (1).

En investigaciones recientes con individuos con DM2, Van Dijk y otros (2012) (7) corroboraron que la práctica diaria de 30 minutos de ejercicios de intensidad moderada reduce significativamente la permanencia de hiperglucemia al día siguiente. En el estudio Look AHEAD (Action for Health in Diabetes), 5145 pacientes con DM2 fueron divididos de forma aleatoria en dos grupos; al primero, se lo sometió a una intervención de un estilo de vida intensiva e individual, con dieta hipocalórica, actividad física y acompañamiento sicológico, en cuanto el segundo grupo, recibió el tratamiento habitual, con sesiones educativas en grupo sobre dieta, actividad física y apoyo social.

La pérdida de peso fue significativamente mayor en los pacientes del grupo de intervención (-5% del peso inicial), comparado con los que recibieron el tratamiento habitual (-1%), y más del 45% de los pacientes del grupo de intervención mantuvieron la pérdida de peso después de cuatro años8. Los beneficios de la práctica de la actividad física en pacientes con DM1 también se encuentra en la literatura, incluyendo la disminución del requerimiento de insulina y una mejora del perfil lipídico y de la función endotelial (3).

En relación a la calidad de vida, el estudio de Pucci y otros (2012) (6), con una muestra de 1461 brasileros, confirmó la asociación positiva entre la actividad física y esta variable, principalmente cuando la actividad física se realizaba durante el ocio, y no como forma de transporte (por ejemplo, caminata hasta el trabajo).

De esta forma, se llegó a la conclusión de que, excepto en los casos en que está contraindicada por los médicos, la actividad física trae beneficios importantes para los pacientes con ECNT, siendo un componente esencial para cambiar el estilo de vida, junto con una alimentación saludable, un consumo moderado de alcohol, y el abandono del cigarrillo. La colaboración de los educadores físicos en un equipo multidisciplinar garantiza resultados adecuados a largo plazo, y se debe incentivar siempre que sea posible.

Referencias:

1) Ahmed HM, Blaha MJ, et al. Effects of physical activity on cardiovascular disease. Am J Cardiol 2012; 109(2): 288-295.
2) Bauman AE. Updating the evidence that physical activity is good for health: an epidemiological review 2000-2003. J Sci Med Sport 2004; 7(1 Suppl): 6-19.
3) Chimen M, Kennedy A, et al. What are the health benefits of physical activity in type 1 diabetes mellitus? A literature review. Diabetologia 2012; 55(3): 542-551.
4) Kruk J. Physical activity in the prevention of the most frequent chronic diseases: an analysis of the recent evidence. Asian Pac J Cancer Prev 2007; 8(3): 325-338.
5) Maffiuletti NA, Agosti F, et al. Changes in body composition, physical performance and cardiovascular risk factors after a 3-week integrated body weight reduction program and after 1-y follow-up in severely obese men and women. Eur J Clin Nutr 2005; 59(5): 685-694.
6) Pucci G, Reis RS, et al. Quality of life and physical activity among adults: population-based study in Brazilian adults. Qual Life Res 2012 Feb 24. [Published online].
7) Van Dijk JW, Tummers K, et al. Exercise Therapy in Type 2 Diabetes: Is daily exercise required to optimize glycemic control? Diabetes Care. 2012 Mar 12. [Epub ahead of print].
? Wadden TA, Neiberg RH, et al. Four-year weight losses in the Look AHEAD study: factors associated with long-term success. Obesity (Silver Spring) 2011; 19(10): 1987-1998.


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