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Beneficios psicológicos del ejercicio físico en obesidad

 
Beneficios psicológicos del ejercicio físico en obesidad
La mayoría sabemos que el ejercicio físico en obesidad es uno de los pilares más importantes (junto con la alimentación) para poder solucionar este problema tan importante. De hecho, todos los expertos coinciden que sin un buen nivel de ejercicio físico la calidad de vida se ve seriamente mermada, sea en personas obesas o no. En este artículo vamos a tratar qué beneficios psicológicos podemos obtener si realizamos ejercicio físico en obesidad.

Disminuye el estrés y mejora el estado de ánimo

Esto es algo que prácticamente todos los lectores habrán experimentado. El hecho de realizar ejercicio físico en obesidad hace que liberemos endorfinas (que son unas hormonas que generan placer y bienestar). Al mismo tiempo, el ejercicio físico en obesidad favorece la descarga de las tensiones emocionales acumuladas. Es decir, si estamos estresados, enfadados, etc. con el ejercicio podemos conseguimos liberar esa tensión interna que genera dicha emoción. Conseguiremos así estar mejor de ánimo, más relajados y al mismo tiempo no necesitaremos de la comida para calmarnos.

Ejercicio físico en obesidad

Actitud proactiva
El sedentarismo favorece una actitud de pasividad en la vida, de no querer realizar grandes movimientos ni prácticamente ninguna actividad. En cambio, el ejercicio físico en obesidad nos lleva a querer movernos cada vez más, a salir de la zona de confort y a tomar la iniciativa en nuestra vida. Transciende el ámbito del ejercicio, ya que al realizar ejercicio la persona cada vez se siente más activa, con ganas de afrontar esos retos que antes le parecían un mundo y ahora se ve con fuerza para afrontarlos.

Aumenta la motivación y adherencia al nuevo estilo alimentario
El ejercicio físico en obesidad también contribuye a que la persona se quiera cuidar cada vez más. Siempre y cuando no se haga de manera obsesiva y sin exceso de exigencias, hace que uno cuide más lo que come, y pueda realizar el cambio alimentario de una manera más fácil. Esto es así ya que la persona al sentirse menos sedentaria, más activa y fuerte en su vida, se sienta también con ganas de comer mejor y estar más saludable. Además tenga en cuenta que al bajar más de volumen y de una manera más rápida y eficaz, se animará más con el programa alimentario que esté realizando. Como solemos decir algunos profesionales, la salud llama a la salud y la enfermedad a la enfermedad.

Mayor satisfacción con imagen corporal
Con la misma bajada de peso, el realizar ejercicio físico en obesidad da unos resultados estéticos mucho mejores en cuanto a distribución de la grasa, masa muscular, firmeza… Por lo tanto es más fácil que el paciente se encuentre mejor y más satisfecho con su cuerpo y con la imagen de este.

Mayor vitalidad y energía con el ejercicio físico en obesidad
Si se plantea realizar ejercicio físico en obesidad (también en sobrepeso) sepa que aunque al principio pueda estar más cansado o tenga más agujetas, a medio o largo plazo notará más vitalidad, más capacidad física. Le costará menos moverse, su cuerpo soportará mejor el exceso de peso, adelgazará más y más rápidamente. Al mejorar la proporción entre la materia grasa y la magra (el músculo) se sentirá más fuerte y capaz, y no sólo a nivel físico sino también psicológicamente.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

El lugar de la obesidad en los trastornos alimentarios

El lugar de la obesidad en los trastornos alimentarios


Aunque la atención mediática suele centrarse y visibilizar concretamente los que son más conocidos, como es el caso de la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa, lo cierto es que no son ni los más comunes ni tampoco los más representativos de este amplio espectro.

Lo cierto es que son pocos los casos clínicos que podríamos categorizarlos como trastornos de la conducta alimentaria con un diagnóstico puro, es decir, la mayoría de personas que padecen un TCA, pueden cumplir varios de los criterios específicos para una entidad psiquiátrica como la Anorexia Nervios, la Bulimia Nerviosa, pero no lograrían categorizarse en ninguna de ellas en particular, porque no describiría de forma efectiva la sintomatología del trastorno, por eso el diagnóstico más frecuente en los trastornos de la conducta alimentaria es el Trastorno de la conducta alimentaria no especificado (TCANE) porque existe una sintomatología alimentaria que claramente interfiere en el desarrollo vital y el bienestar de la persona, pero no se podría enmarcar en ninguna categoría concreta.

Las investigaciones recientes apelan a que la gravedad de los TCANE puede ser igual de dañina que los ya citados.

En lo que a nosotros nos concierne, la obesidad es una enfermedad médica, y no se encuentra categorizada como un trastorno psicológico per se, Pero lo cierto es que esta afección no es ajena la psicopatología alimentaria.

Factores que conducen a la obesidad
Entre los muchos factores que conducen a la obesidad se encuentra a veces asociado a:

Patrones de ingesta ligados a factores emocionales.
La necesidad de restringir la ingesta y el uso de medidas no saludables para controlar y reducir el peso corporal.
La preocupación excesiva por la comida, peso o figura corporal.
Los tipos de sobreingesta que presentan las personas con exceso de peso son diversos y variados: sobreingesta constante durante el día o “picoteo”, atracón, comer nocturno ingerir más cantidad de alimento que en una comida normal (“comilonas”).

Los trastornos de la conducta alimentaria más frecuentes en la obesidad
Se reconocen dos TCA presentes en obesidad: Concretamente el Trastorno por atracón (TA), aunque no se limita a pacientes obesos, si es altamente prevalente en este grupo, llegando a encontrarse hasta un 30% de los individuos que buscan tratamiento para bajar de peso. El otro sería el Síndrome del comedor nocturno (SCN) que llegaría a afectar hasta un 15% de los pacientes con obesidad. Ambos trastornos pueden superponerse, pero se refieren a conductas distintas.

Otro tema candente que ya analizamos es el de la fuerte correlación entre obesidad y depresión La obesidad estaría asociada con un mayor riesgo de sufrir depresión y, a su vez, esta se relacionaría con una mayor probabilidad de desarrollar obesidad. En este sentido se han encontrado datos que apuntan a que la obesidad aumenta el riesgo de sufrir depresión a más de un 50%, y la depresión incrementa el riesgo de ser obeso por encima también del 50% según los estudios recogidos en diferentes metanálisis, por tanto se podría decir que ambas enfermedades se retroalimentan.

Conclusión
Cuando se ha tratado de indagar en la causa de estas asociaciones, como suele pasar, se encuentran distintos indicadores tanto a nivel genético, ambiental o psicológico entre otros. Lo que es una prueba más de que la génesis de la obesidad tiene un origen multicausal.

Por ello, para tener obtener los mejores resultados posibles y que los tratamientos sean realmente efectivos, no podemos obviar una parte psicológica como una pieza más de este importante rompecabezas. Siendo conscientes de que los datos disponibles, a la base de un verdadero cambio, estaría una renovada conceptualización del problema y la adherencia a un nuevo estilo de vida que recoja también cambios en los aspectos psicológicos.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Comer, engordar y sentirse culpable

Comer, engordar y sentirse culpable

Acerca de las "ideas zombie" que le dan cuerda a la perversa maquinaria que las produce y perpetúan el fracaso en obesidad.
Autor: Daniel Flichtentrei 
Fuente: IntraMed 

Disparen sobre la víctima

Tal vez en el futuro nuestra época sea recordada como aquella en la que la humanidad se hizo obesa. Una transición antropológica de la especie que incrementó su masa corporal a una velocidad como nunca antes se había registrado. Pero también porque mientras esa calamidad ocurría ante nuestros ojos sostuvimos empecinadamente teorías que no la explicaban y culpamos a las víctimas para no admitir ese error.

Ningún fenómeno que adquiera las dimensiones que hoy tiene la obesidad puede ser el producto de la responsabilidad individual sino la consecuencia de una cultura que lo promueve. Estamos obesos porque vivimos en una sociedad obesogénica. No se debe ni a nuestra debilidad de carácter, ni a nuestra falta de voluntad, ni a nuestra pereza o gula. Es absurdo pensar de ese modo. Es un recurso estigmatizante que desplaza hacia quienes padecen el problema la responsabilidad de quienes lo generan.

Acumular grasa es una mecanismo evolutivo que nos “defiende” de la sobrecarga de comida almacenando el exceso mientras eso sea posible. Superada es capacidad sobreviene la enfermedad en sus más diversas manifestaciones clínicas: diabetes, patologías cardio-cerebro vasculares, cáncer, depresión, entre muchas otras. La obesidad es el modo mediante el cual nuestra biología se “adapta” a un ambiente que ha puesto al consumo como criterio ordenador de la vida y ha subordinado a la salud y a una milenaria cultura alimentaria a los intereses del mercado.

Afirma del Dr. Robert Lustig (USA): "La comida está más allá de nuestras necesidades; se ha convertido en comodity, ha sido reformulada para convertirla en una sustancia adictiva".
Son las condiciones, no el "estilo" de vida

Suele mencionarse como motor de las conductas insalubres al “estilo de vida”, pero esa denominación refuerza la idea de una decisión voluntaria sobre el comportamiento. Ne es el “estilo” sino las "condiciones de vida" las que determinan el modo en que las personas actuamos. Son los determinantes sociales que están más allá de la decisión de las personas. Ya sea porque les resulta imposible modificarlos por razones económicas o porque el “sentido común” de una época los naturaliza al mismo tiempo en que invisibiliza sus consecuencias.

No comemos más de todo. Comemos más de algunas cosas y menos de otras. Y es allí donde reside la explicación de la pandemia de obesidad. El nicho social obesogénico genera al mismo tiempo la susceptibilidad (metabólica) y la exposición (ambiental) que producen la obesidad. Es la "calidad" de lo que comemos lo que determina la "cantidad".

La medicina forma parte de la cultura, no de la naturaleza y, no pocas veces, produce un conocimiento que refuerza en lugar de revertir sus desvíos. La teoría del balance energético: engordamos porque comemos más y nos movemos menos, describe, pero no explica lo que sucede. Contribuye a creer que son los individuos y no el mundo en el que viven, la causa del problema y los responsables de su solución.

Richard Lewontin (biólogo evolucionista): “Cualquier análisis del “estilo de vida” debe tener en cuenta los grados de libertad disponibles y las restricciones que actúan en las decisiones. Para los miembros dependientes de un hogar, las elecciones de que disponen constituyen su entorno y NO su “estilo de vida”. La distinción ambiente / estilo de vida es una dicotomía dañina para nada de acuerdo con el punto de vista ecológico.”

“La mejor manera de resumir la relación entre elección y restricción es la propuesta del Padrino de “hazle una oferta que no puedan rechazar”.

“Nuestra suposición de racionalidad condicional significa que no podemos esperar cambiar el comportamiento solo mediante la educación: más bien, debemos alterar aquellas circunstancias que hacen que tales elecciones dañinas parezcan óptimas o irremediables”.

La resistencia a considerar la evidencia científica difundida por la OMS que señala al procesamiento de los “productos comestibles” (no pueden considerarse alimentos) como determinante de la alteración metabólica, forma parte de un circuito que oculta las causas raíz del problema e impide encontrar respuestas globales.

Estamos impregnados de “ideas zombies” que se resisten a morir pese a la incontrovertible evidencia en su contra. Cumplen funciones sociales al sostener la consistencia de creencias y prejuicios que le dan cuerda a la perversa maquinaria que las produce.

Comer es un sustituto de satisfacciones más profundas pero menos disponibles y un recurso al alcance de la mano para atenuar la ansiedad
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Avances tecnológicos en la operación de bypass gástrico

Avances tecnológicos en la operación de bypass gástrico
Los avances tecnológicos en la operación de Bypass Gástrico o reducción de estómago, así como en otras técnicas quirúrgicas, nos permiten la realización de intervenciones cada vez más complejas técnicamente, causando un menor daño al paciente, y con mejores resultados. Este hecho ha cambiado totalmente el panorama de las operaciones de obesidad.

El uso de los últimos avances en cirugía por laparoscopia y las aplicaciones técnicas mas avanzadas, podemos realizar intervenciones en pacientes cada vez mas obesos, y con mayor seguridad, con una recuperación sorprendente y una tasa de complicaciones mínima.

Hoy día, la intervención de obesidad no es muy delicada o arriesgada. Lo delicado es el propio paciente obeso, pero sobre todo cuando padece problemas cardiopulmonares o metabólicos, y por ese motivo no hay que esperar a que suceda.

El Bypass Gástrico es la intervención para la obesidad con mas historia, y sobre la que tenemos mas experiencia.

El Bypass Gástrico es la cirugía mas utilizada en el mundo anglosajón, por su óptimo equilibrio entre beneficio esperado y riesgo quirúrgico.

Para indicar a un paciente esta operación de reducción de estómago deber tenerse en cuenta, no solo el grado de obesidad, sino que el paciente tenga hábitos de importante picoteador y/o gran comedor de dulces.

De hecho, la cirugía de Bypass permite al paciente corregir hábitos dietéticos muy negativos que otras operaciones como la Banda Gástrica o el Tubo gástrico no pueden corregir muchas veces.

Reducción de estómago: Características y comparación
Bypass tipo SADIS: El bypass más fisiológico y eficaz
Avances tecnológicos en la operación de Bypass Gástrico
Hasta hace pocos años, la cirugía del Bypass Gástrico se realizaba abriendo el abdomen, y utilizando métodos quirúrgicos y anestésicos muy agresivos, porque se creía que cuanto mayor posibilidad de responder a una situación difícil, mejor.

Sin embargo, conforme hemos ido desarrollando los cirujanos, habilidades, conocimientos y confianza con este tipo de pacientes, hemos aprendido que tantas precauciones alargan y complican el proceso, causando finalmente mas problemas que beneficios a los pacientes.

Hasta no hace mucho, la operación de Bypass Gástrico tenía una mortalidad de 2-5%, y una frecuencia de complicaciones del 20-30% según los equipos, que ha ido mejorando cuando esta cirugía se realiza en equipos expertos y que se dedican solo a estas operaciones.

Actualmente con la cirugía laparoscópica y los últimos avances técnicos, podemos entrar en el abdomen bajo visión directa y sin causar lesiones, utilizamos avanzados sistemas de hemostasia que evitan sangrados y precisos sistemas de sección y suturas que permiten realizar estómagos más pequeños y muy seguros en cuanto a su estanqueidad. La frecuencia de fugas o fístulas ha disminuido enormemente.

Los métodos de sutura manuales eran muy variables y en según que manos fallaban entre un 5-10% de los casos. Con los sistemas de corte y cosido automático de tejidos, esta variabilidad disminuye y la seguridad aumenta, aunque sigue siendo básico la experiencia y dedicación de cirujano.

En definitiva, hoy día podemos decir que la operación de Bypass realizada por equipos expertos, es muy segura, con una mortalidad menor del 0.35%, y una morbilidad de un menor 2%.

Además, el postoperatorio es infinitamente mas cómodo, con menos dolor y molestias, y con sólo 2 días de ingreso, y una vuelta a la vida normal a los 7-10 días.

Hoy día, la relación entre riesgo y beneficio para la operación de Bypass Gástrico por laparoscopia y en manos expertas, está muy a favor del beneficio que aporta la operación al paciente.

Y recuerde, que si usted espera a tener problemas de salud y preocupaciones o limitaciones permanentes por la obesidad está consiguiendo:

Perder calidad de vida y disfrute de esa vida, todo el tiempo que espere.
Aumentando el riesgo de padecer enfermedades graves como el infarto de miocardio o una hemorragia cerebral, durante el tiempo que persista con peso tan elevado.
Aumentar el riesgo de la operación, cuando se de cuenta de que “finalmente no le quede otra alternativa”.