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Cómo combinar los alimentos para mejorar la digestión

Cómo combinar los alimentos para mejorar la digestión

Se ha comprobado que los alimentos combinados correctamente favorecen la digestión, la asimilación y el proceso de eliminación.

Las funciones de nuestro cuerpo con pura química. Los jugos gástricos del estómago segregan acidez para digerir los alimentos. Si hacemos una mala combinación de alimentos a la vez, el estómago tiene que hacer un esfuerzo por equilibrarlos.

La digestión en este caso puede tardar mucho tiempo, sobre todo cuando se trata de carne mal combinada. El alimento puede llegar a fermentarse en el organismo sin haber sido digerido correctamente.
¿Te has sentido hinchada, somnolienta y cansada después de almorzar? Una mala digestión de los alimentos es la causa en la mayoría de las veces que presentas estos síntomas.

No se trata de que sufras de un problema estomacal o gástrico, sino de que no sabes cómo combinar los alimentos para tener una buena digestión. En este artículo te explicamos cómo hacerlo, toma nota y prepárate para sentirte mejor y absorber todos los nutrientes de cada comida.

Cada vez que ingerimos un alimento, nuestro organismo produce jugos digestivos para ayudarnos a digerir la comida.

En los jugos digestivos se encuentran las enzimas encargadas de transformar los alimentos y cada una de éstas cumple su función para determinados tipos de alimentos. Es decir que nuestro organismo puede reconocer cuál enzima debe actuar en el proceso de digestión, pero el reconocimiento se hace difícil cuando nuestro organismo tiene que digerir varios alimentos al mismo tiempo.

Para que la digestión se realice fácilmente y las enzimas puedan trabajar bien (lo que resultará en una mejor absorción de los nutrientes) debemos darle a nuestro organismo el menor trabajo posible, combinando los alimentos de ciertas maneras o haciendo las denominadas mezclas compatibles.

Las 5 prioridades en obesidad

Las 5 prioridades en obesidad

Con tanta información de la que disponemos, solemos perdernos sobre cuáles son las prioridades en la obesidad. Los medios de comunicación (televisión, internet, revistas…) e incluso algunos profesionales de la salud, nos inundan con dietas, fármacos o alimentos milagro, mientras que demonizan otros. Nos intentan convencer de que hay una única solución rápida y eficaz para adelgazar y mantenernos en nuestro peso, y encima sin esfuerzo. Sin embargo, lo común a todas estas perspectivas, es que se olvidan de la persona, se olvidan de lo esencial y de cuáles son las prioridades en la obesidad que hay que abordar.

Cómo comemos es tan importante como qué
Como acabamos de comentar, las soluciones a la obesidad se suelen basar en qué comer, beber, incluso en pautas de ejercicio físico. Pero se olvidan de que una de las prioridades de la obesidad a tener en cuenta si queremos solucionarla, es cómo comemos. Así la velocidad con la que comemos, cómo saboreamos los alimentos (si lo hacemos o no), las emociones que experimentamos al comer, la postura con la que comemos… son puntos básicos a tener en cuenta e intervenir para poder salir de ese círculo vicioso que suele ser la obesidad y el sobrepeso. El cómo es tan importante porque influye de manera muy poderosa en la sensación de saciedad, en la cantidad de comida que comemos, en la calidad de esta comida e incluso en la digestión y absorción de nutrientes.

El objetivo principal ha de ser el Autocuidado
En nuestro equipo, estamos cansados de escuchar la expresión “yo me cuido”. Y luego, escuchando a la persona observamos que lo que hace es comer alimentos procesados pero light durante la semana para luego pegarse comilonas en las comidas sociales.

Hemos de tener en cuenta que la alimentación es nuestra principal fuente de nutrición, es nuestro combustible. Por lo tanto, la obesidad es una señal inequívoca de que nos hemos descuidado a nosotros mismos, de que no nos estamos tratando bien. Así que abordar la obesidad con crítica, exigencia, prohibiciones… no hace más que agravar el problema y no lo soluciona. Hemos de aprender a tratarnos bien, con respecto a nosotros mismos, aceptarnos tal y como somos. Hacer con nosotros mismos lo que nos gustaría que hiciera un buen amigo. Y desde aquí ir contactando con el deseo de cuidarnos, de comer alimentos ricos y saludables, de realizar ejercicio físico, de proporcionarnos momentos agradables.

“Lo bueno es enemigo de lo perfecto”
Esta frase refleja muy bien una de las prioridades en la obesidad que pueden hacer el camino más fácil: dejar de alimentar nuestras exigencias internas para bajar de peso. Las personas que quieren hacerlo todo perfecto, que no se permiten salirse nunca de la línea marcada suelen vivir el proceso con tensión y presión. De tal manera que si algún día “caen” (que es así como lo viven) se descontrolan y se van al polo opuesto. La idea por tanto, es poder llevar un estilo de vida que refleje ese autocuidado que hablábamos en el punto anterior, pero sin obsesionarse. Un poco de dulce, un par de papas, comer algo de frito ocasionalmente no va a hacer que nadie comience a engordar mágicamente. Hemos de perder el miedo a la comida, ¡somos nosotros los que llevamos el timón!

Es necesaria la renuncia y la elección (en lugar de la prohibición)
Hemos de ser conscientes de que vivimos en una sociedad que continuamente nos está bombardeando con productos procesados muy poco saludables (que no podemos llamar ni comida). Nos lo venden como la fuente de placer, de disfrute, como experiencias extraordinarias, y a veces incluso como opciones saludables (que evidentemente no lo son). Nuestros amigos, familiares, vecinos tienen sus neveras y despensas llenas de estos productos. Si vamos al supermercado, alrededor el 80% de los productos que encontraremos son procesados y no pueden considerarse comida, y algunos de ellos son muy adictivos. Por lo tanto, una de las prioridades en la obesidad consiste en aceptar que tenemos que renunciar a comer “de todo”. Y esto no es sólo para los obesos o personas con sobrepeso, todos los que queremos cuidarnos y velar por nuestra salud hemos de tener en cuenta que esto pasa ineludiblemente por renunciar en gran parte a estos productos. No podemos cuidarnos y basar gran parte de nuestra alimentación en productos procesados, en azúcar, bollería industrial, fritos, etc. Tampoco pretender no realizar ningún tipo de actividad física, ya que el cuerpo la necesita para su correcto funcionamiento.

Pero no nos olvidemos, que todo esto se ha de hacer desde la decisión consciente de querer cuidarnos y estar bien, de poder tener una vida más plena y saludable. No desde la prohibición para no engordar. Si lo hacemos desde este último punto, el fracaso está prácticamente asegurado, porque antes o después nos cansaremos, nos agobiaremos. Porque la prohibición y el control son el caldo de cultivo del descontrol y la compulsión.

Es importante abordar y tratar el problema de raíz
La obesidad, a pesar de que hay personas que puedan tener cierta predisposición genética, tiene que ver con nuestro estar en la vida. Los profesionales de la psicoterapia hemos observado que muchas veces la obesidad está relacionada con la dificultad de aceptar los límites. Con una actitud de no saciarse nunca y siempre querer más y más. O por ejemplo, con no tener ninguna fuente de disfrute más que la comida.

Por lo tanto, una de las prioridades en la obesidad también ha de ser tomar consciencia de que está diciendo mi obesidad o sobre peso de mí, de mis miedos, de mis maneras de poner límites, de cómo disfruto, de cómo me relaciono y pongo límites a los demás… De tal manera, que si conseguimos ir subsanando y abordando estos aspectos, ya nos iremos saboteando a nosotros mismos el poder adelgazar y tener una vida saludable y más plena.

Combinar proteínas con bebidas azucaradas no es buena idea

Combinar proteínas con bebidas azucaradas no es buena idea

Las bebidas ricas en azúcar en combinación con la proteína hacen que el cuerpo almacene grasa adicional

Combinar un refresco azucarado con una hamburguesa o con pollo frito realmente puede preparar al cuerpo para aumentar de peso, sugiere un nuevo estudio.

Las personas que consumieron un refresco endulzado con una comida rica en proteína almacenaron más grasa no utilizada, en comparación con otros que comieron el mismo alimento con una bebida sin azúcar, revelaron unos análisis de laboratorio.

Sus cuerpos no quemaron alrededor de un tercio de las calorías adicionales proporcionadas por la bebida azucarada, encontraron los investigadores.

Los participantes también quemaron menos grasa en la comida, y gastaron menos energía en general al digerir la comida.

"Si añadimos carbohidratos adicionales a los que ya tiene una comida, sin duda eso tendrá un efecto en la capacidad del cuerpo de usar la grasa como fuente de energía, y es más probable que acabe como energía almacenada", dijo la investigadora líder, Shanon Casperson, bióloga investigadora en el Departamento de Agricultura de EE. UU.

Los refrescos, el café azucarado y las bebidas de té helado endulzadas, las bebidas de frutas, las bebidas energéticas y cosas parecidas son fuentes de azúcar añadido en la dieta estadounidense, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU. Seis de cada 10 niños y la mitad de los adultos beben al menos una bebida azucarada cada día.

La comida contiene tres tipos de nutrientes mayores: los carbohidratos, las grasas y las proteínas. Casperson y su equipo deseaban ver cómo los carbohidratos adicionales, en la forma de una bebida azucarada, afectarían al metabolismo de las grasas y las proteínas.

En el estudio, 27 adultos con un peso saludable se colocaron en una "habitación metabólica" sellada que controló de forma cuidadosa el oxígeno que inhalaban y el dióxido de carbono que exhalaban, dijo Casperson. También se recolectaron muestras de orina.

"Con esas tres variables, pudimos calcular la cantidad de nutrientes que utilizaban" además de las calorías que queman cada minuto, dijo Casperson.

Los participantes pasaron dos días completos en la habitación sellada. Un día comieron dos comidas que contenían un 15 por ciento de proteína, y el otro día dos comidas con un 30 por ciento de proteína. Las comidas consistieron de pan, jamón, queso, papas y mantequilla, y cada una proveyó 17 gramos de grasas y 500 calorías.

Cada día, los participantes bebieron una bebida azucarada con sabor a cereza con una comida, y una bebida sin azúcar con sabor a cereza con la otra comida, explicó Casperson.

La bebida endulzada con azúcar redujo la oxidación de la grasa, que es el proceso que inicia la descomposición de las moléculas de grasa, en un 8 por ciento, descubrieron los investigadores.

Además, la bebida azucarada consumida con la comida con un 15 por ciento de proteína redujo la oxidación de la grasa en un promedio de 7.2 gramos, mientras que la misma bebida azucarada con la comida con un 30 por ciento de proteína redujo la oxidación de la grasa en 12.6 gramos.

Los investigadores creen que la carga adicional de carbohidratos en el refresco podría aminorar la necesidad del cuerpo de procesar la grasa de la dieta para obtener energía, dado que la grasa es más difícil de quemar que el azúcar.

"Para el cuerpo, usar carbohidratos como fuente de energía es más fácil", señaló Casperson. "Cuando damos carbohidratos al cuerpo, usa eso primero". La grasa que no se quema termina depositada en algún lugar del cuerpo, como el vientre o las caderas.

El estudio ofrece un matiz muy necesario para la comprensión de la nutrición con comida rápida, apuntó Erika Renick, dietista bariátrica en el Centro Integral de Pérdida del Peso del Hospital de la Universidad de Staten Island, en la ciudad de Nueva York.

"Aunque fue una muestra pequeña, el estudio respalda lo que la investigación reciente ha señalado: que añadir proteína a las comidas ayuda a mantenernos llenos, y que las bebidas azucaradas pueden influir en nuestros antojos de comida", dijo Renick.

"Pero este estudio va más allá al sugerir que juntar bebidas azucaradas con comidas ricas en proteína puede fomentar el aumento de peso más de lo que entendíamos originalmente", siguió Renick.

"Esta combinación específica parece reducir la eficiencia con que nuestro cuerpo quema la grasa", advirtió. "Habría que investigar más, pero desaconsejar esta combinación a las personas podría quizá ser otra herramienta cuando se las oriente con respecto a la gestión del peso".

Casperson no está segura de por qué añadir proteína adicional a una comida pareció afectar a la reducción en la quema de grasa. "Es algo que debemos estudiar en investigaciones futuras", planteó.

El estudio aparece en línea el 20 de julio en la revista BMC Nutrition.

Bypass gástrico: Riesgos y beneficios

Bypass gástrico: Riesgos y beneficios

Enfermedades del corazón.
Hipertensión arterial.
Diabetes tipo 2.
Apnea del sueño severa.

Los riesgos asociados al bypass gástrico no son despreciables y puede producirse incluso el fallecimiento del paciente en aproximadamente el 0,35% de los casos. Pero, según los expertos, los beneficios que el paciente obtiene para su salud superan claramente el riesgo, ya que con este tratamiento se reduce de forma más que significativa su riesgo de morir por un accidente cardiovascular, ya que la pérdida de peso que se obtiene permite reducir y controlar los factores de riesgo asociados a la obesidad mórbida.

Para ello es fundamental que estos pacientes cumplan con las garantías suficientes de que seguirán el tratamiento posterior a la cirugía a rajatabla, lo que implica una labor de reeducación en sus hábitos de vida (alimentación y ejercicio físico), que deberá mantener de forma permanente más allá de uno o dos años que se tarda en perder el exceso de peso. Ésta es la razón de que previamente tengan que superar una serie de pruebas médicas y de capacitación psicológica para someterse a este tipo de tratamiento, ya que de lo contrario se invertiría la relación beneficio-riesgo.


Peligros del bypass gástrico

No adelgazar a pesar del plan de adelgazamiento que sigue a la intervención (un 10% de los casos).
Complicaciones de la cirugía y el postoperatorio (un 15%): hemorragias, infecciones, reacciones adversas a la anestesia, tromboembolismo, problemas respiratorios, etc.
Complicaciones serias a largo plazo (2-3%) que pueden incluso poner en riesgo su vida: obstrucción intestinal, síndrome de Dumping (diarreas, náuseas y vómitos), hernias, piedras en la vesícula, hipoglucemia, desnutrición etc.
Fallecimiento del paciente (las estadísticas refieren la muerte de uno de cada 300 pacientes intervenidos).


Beneficios del bypass gástrico

Aumento de la esperanza de vida: las personas con obesidad mórbida la tienen reducida considerablemente y no sólo por el importante riesgo de morbimortalidad cardiovascular que presentan, sino también por otras enfermedades para las que la obesidad es un factor importante de riesgo, como el cáncer.
Calidad de vida: recuperan su capacidad para realizar las actividades cotidianas, desde las más simples, como vestirse, a otras que implican el desarrollo de una mayor y más satisfactoria actividad social.
Un aumento significativo de su autoestima, tanto por la satisfacción de haber logrado eliminar el exceso de peso y mantenerse así, como por el hecho de poder disfrutar de la vida de una manera más saludable y satisfactoria.