¿Qué podemos hacer para evitar la obesidad?
Prevención del sobrepeso y obesidad
Realizar tres comidas principales (desayuno, comida y cena) y 1 o 2 refrigerios.
Establecer un horario regular de comidas y evitar comer fuera de los tiempos de comida u omitir alguna comida.
Verificar que no existan problemas de salud que interfieran con el apetito o la alimentación.
Fomentar la actividad física diaria.
Hay una variedad de síntomas de la diabetes que se presentan. Algunos son consecuencia de los altos niveles de azúcar en la sangre, otros se dan por el deterioro o daño que esta enfermedad causa a los distintos órganos del cuerpo (ojos, riñones, sistema cardiovascular, nervios).
Diabetes tipo 1 y 2
Entre estos tipos de diabetes se encuentran los siguientes síntomas:
Mucha sed
Aumento en la frecuencia para orinar
Mucha hambre
Pérdida de peso
Debilidad y somnolencia
Cambios en la visión o visión borrosa
Náuseas y vómito
Fatiga
Infecciones frecuentes o de curación lenta
Disfunción eréctil
Es necesario aclarar que los síntomas de la diabetes tipo 1 son más repentinos que la de la diabetes 2. Es decir, en el curso de pocos días, la persona con diabetes tipo 1 empieza a orinar más, sufre de mucha sed y se deshidrata. La deshidratación se debe a la cantidad de orina expulsada y al vómito de haberlo. Pudiera ser común que estas personas pierdan la conciencia, y hasta se han reportado muertes por no tratarlos a tiempo. En contraste, los síntomas de la diabetes tipo 2 se van desarrollando con el tiempo y es poco a poco que van volviéndose más severos. El páncreas trabaja el doble por un largo período (pueden pasar años) para suplir las necesidades de glucosa, y los síntomas se presentan cuando ya las células están gastadas.
Si sufres de alguno de estos síntomas, consulta a tu médico o a un endocrinólogo, el especialista en la diabetes.
Como enfermedad que es, la obesidad se está convirtiendo en uno de los mayores factores de incapacidad para la población. Los problemas asociados al aumento del índice de grasa y del peso corporal pueden ir desde la fatiga crónica al subir escaleras o realizar cualquier actividad física hasta la incapacidad total para levantarse de la cama y realizar tareas tan simples y cotidianas como asearse.
De hecho, y aunque apenas están teniendo repercusión en los medios de comunicación, se han dado ya casos de personas que han sido despedidas de sus trabajos debido a su peso.
Como dato, el Centro para el Control de Enfermedades informó recientemente que en los Estados Unidos, más del 31% de los adultos obesos informaron un diagnóstico médico de artritis en comparación con solo el 16% de los no obesos.
PROBLEMAS MUCULOESQUELÉTICOS ASOCIADOS A LA OBERSIDAD
Padecer sobrepeso u obesidad no implica sólo problemas de salud a nivel cardiovascular. El sistema musculoesquelético también se va a ver afectado, y dependiendo del grado de sobrepeso u obesidad las secuelas serán más o menos importantes.
A pesar de que nuestros huesos tengan cierto grado de maleabilidad, el sobrepeso va a ir deformando los huesos, haciendo que estos no crezcan en su posición natural y generando, en el futuro, problemas articulares que pueden significar una mayor fragilidad en ciertas zonas como por ejemplo los tobillos, la tibia/peroné, brazos...
Osteoartritis
La osteoartritis es la forma más común de artritis y la principal causa de discapacidad crónica entre las personas mayores, y la obesidad es un factor de riesgo determinante significativo tanto para el desarrollo como para la progresión de la artrodesis de rodilla tibio-femoral.
Osteoartritis
También se ha demostrado una leve asociación entre la obesidad y la osteoartritis en otros sitios, como la articulación de la cadera, la mano y la articulación patelofemoral, lo que sugiere que factores mecánicos y metabólicos pueden ser responsables del vínculo entre la osteoartritis y la obesidad.
Las formas más comunes de osteoartritis son las de rodilla y cadera, y como podéis imaginar son dos patologías que pueden acabar provocando limitaciones funcionales y una incapacidad bastante importante, debido a que son dos zonas de nuestra anatomía que influyen directamente en nuestras posibilidades de desplazamiento y movilidad.
¿Te preguntas cómo será tu dieta después de la cirugía?
Una dieta de bypass gástrico ayuda a las personas que se están recuperando de la gastrectomía en manga y de la cirugía de bypass gástrico, también conocida como bypass gástrico en Y de Roux, a sanar y a cambiar sus hábitos alimenticios.
Tu médico o un nutricionista certificado hablarán contigo acerca de la dieta que deberás seguir después de la cirugía y te explicarán qué tipos de alimentos y cuánto puedes comer en cada comida. Seguir de cerca tu dieta de bypass gástrico puede ayudarte a perder peso de manera segura.
Objetivo
La dieta de bypass gástrico está diseñada para lo siguiente:
Permitir que tu estómago sane sin que la comida que consumes lo estire
Te acostumbres a comer las cantidades más pequeñas de alimentos que tu estómago más pequeño puede digerir de manera cómoda y segura
Ayudarte a perder peso y evitar aumentar de peso
Evitar los efectos secundarios y las complicaciones de la cirugía
Detalles de la dieta
Las recomendaciones de alimentación después de la cirugía de bypass gástrico varían dependiendo de tu situación individual.
Una dieta pos-bypass gástrico por lo general sigue un enfoque por etapas para ayudarte a volver a comer alimentos sólidos gradualmente. La rapidez con la que pases de una etapa a la siguiente depende de la rapidez con la que tu cuerpo se recupere y se adapte al cambio en los patrones de alimentación. Por lo general, puedes comenzar a comer alimentos de forma normal alrededor de tres meses después de la cirugía.
En cada etapa de la dieta pos-bypass gástrico, presta atención a lo siguiente:
Bebe líquidos entre comidas, no con las comidas. Espera alrededor de 30 minutos después de las comidas para beber y evita beber 30 minutos antes de las comidas.
Come y bebe lentamente para evitar el síndrome de evacuación gástrica rápida, que ocurre cuando los alimentos y líquidos entran rápido al intestino delgado y en cantidades mayores a las normales y provocan náuseas, vómitos, mareos, sudoración y diarrea.
Come alimentos magros y ricos en proteínas a diario.
Elige alimentos y bebidas que sean bajos en grasas y azúcar.
Evita el alcohol.
Limita la cafeína, que puede causar deshidratación.
Toma suplementos de vitaminas y minerales a diario según las indicaciones de tu proveedor de atención médica.
Una vez que hayas pasado la etapa de líquidos solamente, mastica bien los alimentos hasta obtener una consistencia de puré antes de tragarlos.
Líquidos
Durante el primer día después de la cirugía, solo se te permitirá beber líquidos claros. Una vez que estés bien con los líquidos claros, puedes comenzar a tomar otros líquidos, tales como:
Caldo
Jugo sin azúcar
Té o café descafeinado
Leche (descremada o con 1 % de grasa)
Gelatina o paletas de helado sin azúcar
Alimentos hechos puré
Después de aproximadamente una semana de tolerar líquidos, puedes comenzar a comer alimentos colados y hechos puré. Los alimentos deben tener la consistencia de una pasta suave o de un líquido espeso, sin trozos sólidos de alimento en la mezcla.
Puedes comer de tres a seis comidas pequeñas al día. Cada comida debe consistir de 4 a 6 cucharadas de alimento. Coma despacio: cada comida debe durar aproximadamente 30 minutos.
Elige alimentos que formen un buen puré, tales como:
Carne de vaca molida magra, pollo o pescado
Requesón
Huevos revueltos blandos
Cereal cocido
Frutas blandas y vegetales cocidos
Sopas crema coladas
Mezcla alimentos sólidos con un líquido, como:
Agua
Leche descremada
Jugo sin azúcar añadido
Caldo
Alimentos blandos
Después de unas pocas semanas de comer alimentos en puré, y con la aprobación de tu médico, puedes agregar alimentos blandos a tu dieta. Deben ser trozos pequeños, tiernos y fáciles de masticar.
Puedes comer de tres a cinco porciones pequeñas al día. Cada comida debe consistir de un tercio a media taza de comida. Mastica cada bocado hasta que la comida tenga consistencia de puré antes de tragarla.
Los alimentos blandos incluyen:
Carne de vaca molida magra o pollo
Pescado desmenuzado
Huevos
Requesón
Cereal cocido o seco
Arroz
Frutas frescas blandas o enlatadas, sin semillas ni piel
Vegetales cocidos, sin piel
Alimentos sólidos
Después de alrededor de ocho semanas con la dieta pos-bypass gástrico, puedes volver gradualmente a comer alimentos más firmes. Comienza con tres comidas al día. Cada porción debe consistir de 1 a 1-1/2 tazas de comida. Es importante dejar de comer antes de sentirte completamente lleno.
Según cómo toleres los alimentos sólidos, es posible que puedas variar el número de comidas y la cantidad de alimentos en cada comida. Habla con tu dietista sobre lo que es mejor para ti.
Prueba alimentos nuevos de a uno por vez. Ciertos alimentos pueden causar dolor, náuseas o vómitos después de la cirugía de bypass gástrico.
FUENTE CONSULTADA: Mayo Clinic