¿CÓMO OBTENGO LOS MEJORES RESULTADOS A PARTIR DE UNA CIRUGÍA BARIÁTRICA?
Para obtener los mejores resultados, siga los consejos del equipo médico. Debe incorporarse a la terapia grupal, le proporcionará manejo de las emociones y la motivación para impulsar a largo plazo la pérdida de peso. Nuestros pacientes más exitosos (aquellos que han perdido más peso y lograron mantener dicha pérdida) son muy centrados en el cambio de vida. Si usted está dispuesto a hacer algunos cambios en su estilo de vida y adoptar algunos hábitos saludables, puede lograr resultados asombrosos.
¿PUEDO REALIZAR LA CIRUGÍA LAPAROSCÓPICA SI TENGO UNA ENFERMEDAD CARDÍACA?
Esto lo determinará la evaluación cardiológica. La cirugía mejora en la mayoría de los problemas relacionados con enfermedades del corazón, incluyendo: Alta presión, Colesterol, Problemas de lípidos, Agrandamiento del corazón (corazón dilatado o engrosamiento anormal), Enfermedad vascular (arteria y vena) y coronaria (arteria del corazón).
Es importante informar su condición cardiaca, fibrilación auricular, reemplazo de válvulas cardíacas, o stents previos o cirugía de bypass cardíaco. Si usted está anticoagulado tendrá indicaciones especiales antes y después de la cirugía.
¿CUÁNDO PUEDO QUEDAR EMBARAZADA DESPUÉS DE LA CIRUGÍA METABÓLICA Y BARIÁTRICA? ¿EL BEBÉ ESTARÁ SANO?
La mayoría de las mujeres son mucho más fértiles después de la cirugía. Se recomienda esperar 12-18 meses después de la cirugía antes de quedar embarazada. La buena noticia es que, después de la cirugía, hay mucho menos riesgo de experimentar problemas durante el embarazo (diabetes gestacional, eclampsia, macrosomía) y durante el parto. Los niños que nacen después de la cirugía de la mamá tienen MENOS riesgo de ser afectados por la obesidad más tarde, debido a la activación de ciertos genes.
¿NECESITARÉ UNA CIRUGÍA PLÁSTICA O RECONSTRUCTIVA?
La mayoría de los pacientes tienen cierta piel floja o flácida. Su apariencia individual depende de varias cosas, cuánto peso pierde, su edad, su genética y si hace ejercicio o no. Algunos pacientes optarán por una cirugía plástica o reconstructiva para extirpar el exceso de piel. Se recomienda esperar al menos 18 meses, y no tener altibajos de peso.
¿VOY A PERDER MI CABELLO DESPUES DE LA CIRUGÍA?
Es común entre los 3 y 6 meses después de la cirugía. La pérdida de cabello es casi siempre temporal. La ingesta adecuada de proteínas, vitaminas, minerales y la actividad física (tonismo muscular) ayudará a asegurar el recrecimiento del cabello.
¿NECESITARÉ TOMAR VITAMINAS Y MINERALES DESPUÉS DE LA CIRUGÍA?
Deberá tomar un multivitamínico para toda la vida, pudiendo requerir también de hierro, calcio y vitamina D. También necesitará realizar chequeos y controles. Recuerde que el mejor resultado se consigue con un seguimiento adecuado.
¿HAY QUE HACER UNA DIETA ESPECIAL ANTES DE LA CIRUGÍA?
Es necesario realizar una dieta pre-operatoria en particular, por lo general 2 o 3 semanas antes de la cirugía. La razón de la dieta preoperatoria es reducir el hígado y reducir la grasa en el abdomen. Esto ayuda durante el procedimiento y lo hace más seguro.
¿TENDRÉ QUE HACER UNA DIETA O HACER EJERCICIO DESPUÉS DEL PROCEDIMIENTO?
La mayoría de la gente piensa en una «dieta» como un plan que te deja con hambre. Ésa no es la manera que la gente siente después de la cirugía. Su apetito es mucho más débil y más fácil de satisfacer que antes. Esto no significa que pueda comer lo que quiera y cuando quiera. Las opciones de alimentos más saludables son importantes para obtener los mejores resultados.
La mayoría de los pacientes también piensan en el ejercicio como algo que debe ser intenso. La actividad regular y modesta es mucho más útil a largo plazo. No existe un plan «único». Aprender y cambiar a medida que se avanza.
¿PODRÉ TOMAR MIS MEDICAMENTOS DESPUÉS DE LA CIRUGÍA?
Puede ocurrir que deba reducir o eliminar muchos de los medicamentos que toma para la presión, enfermedades del corazón, artritis, colesterol y diabetes.

El sabor dulce que proporciona el azúcar es un sabor que generalmente gusta; es agradable y, a medida que se está más en contacto con él, más se quiere percibir; es, por lo tanto, adaptativo. Lo que implica que, al igual que ocurre con el sabor salado, cuanto más azúcar añades o consumes, menos se percibe el sabor real de los alimentos.
Cómo reeducar el paladar
Lo primero que conviene hacer es acostumbrar a nuestro paladar al verdadero sabor de los alimentos.
Es habitual encontrar personas que dicen no consumir azúcar porque no lo añaden a sus cafés, desayunos o postres y, sin embargo, endulzan con azúcar moreno, siropes, panelas e incluso miel, que al final tienen el mismo efecto; es decir, incrementan rápidamente el azúcar (glucosa) en sangre.
Reeducar el paladar supone bajar el umbral de percepción del sabor dulce y esto se consigue reduciendo progresivamente la cantidad que añadimos al café, los yogures y otros alimentos. Se puede sustituir por otros condimentos que proporcionan un sabor algo dulce para dar gusto, como canela, coco, fruta natural, frutas secas, cacao puro… Cuando se reduce progresivamente la cantidad de azúcar se descubren otros sabores en los alimentos, igualmente agradables.
Los edulcorantes acalóricos no son la alternativa, aunque se admite que en algunos casos se puede aconsejar el uso transitorio de la estevia o la sucralosa hasta que se logre una deshabituación al sabor dulce extremo y se pueda disfrutar de las bebidas y alimentos en su sabor original.
Los ‘sospechosos habituales’
El siguiente paso es procurar que nuestra cesta de la compra contenga la menor cantidad posible de azúcar. Para ello, hay que tener en mente los productos en los que suele estar más presente. Principalmente encontramos altas dosis de azúcar añadido en bebidas como zumos, refrescos y batidos. También abunda en los yogures saborizados, los postrecitos, facturas y galletitas, chocolates y derivados, galletas, cereales de desayuno así como en salsas como las de tomate y en alimentos preparados como pizzas o lasañas.
Sin olvidar que los alimentos enfocados para la edad infantil, como galletas, cereales, ‘mi primer yogur’, infusiones para bebés, en los que la cantidad de azúcar añadida es excesiva.
Saber leer el etiquetado
Para salir de dudas sobre el posible exceso de azúcar de un producto, nada mejor que leer su etiquetado.
Listado de ingredientes
Si entre los primeros ingredientes encontramos azúcar, lo mejor es evitar ese producto, ya que los ingredientes deben estar ordenados de mayor a menor cantidad de acuerdo a la legislación actual.
Tabla nutricional
En cuanto a la información contenida en la tabla nutricional, se aconseja evitar los productos con más del 5% de azúcares y, cuando se trata de una bebida se considera que es mejor que no lleven ningún tipo de azúcar añadido, a excepción de las bebidas isotónicas, que solo se recomiendan para deportistas después de 70-90 minutos de ejercicio intenso. Dentro de la composición nutricional está diferenciada la cantidad de hidratos de carbono totales y, dentro de este nutriente, el contenido de azúcar indicado por cada 100 gramos de alimento concreto. Esta información también nos da pistas valiosas sobre la cantidad de azúcar que vamos a ingerir.
Los mil nombres del azúcar
Otro punto fundamental es saber distinguir los diferentes nombres que recibe el azúcar. En el etiquetado lo podemos encontrar, entre otros, en forma de glucosa, jarabe de glucosa, jarabe de maíz, jarabe de arroz, fructosa, dextrina, dextrosa, maltodextrina, almidón modificado, sirope, galactosa, néctar de agave, miel, jarabe de algarroba, concentrado de fruta, azúcar glas, panela, melaza, trehalosa, azúcar de caña o de remolacha...
Alternativas menos azucaradas
Proponemos algunas alternativas más saludables para los productos que suelen contener elevadas cantidades de azúcar:
Galletas caseras de fruta, avena, huevo o canela para sustituir a las galletas industriales (incluso las digestivas).
Opciones caseras de magdalenas y bizcochos.
Yogur natural al que podemos añadir canela, vainilla o fruta en vez de los yogures con sabor a fruta o trozos de frutas.
Leche sola, o bien con cacao puro o canela, como alternativa a la leche chocolatada.
Avena o cereales sin azúcar en vez de los cereales de desayuno.
Salsa de tomate casera en lugar de ketchup.
Opciones bajas en azúcar y sal para sustituir a las salsas de soja, barbacoa, etc.
Frutas al natural frente a las que están en almíbar.
La palabra grasa suele asociarse con gordura o con enfermedades. Sin embargo, las grasas son imprescindibles para el funcionamiento del organismo... el veneno lo hace la dosis.
Las grasas y los aceites o triglicéridos son un grupo de compuestos orgánicos (lípidos) de naturaleza aceitosa, untuosa o cerosa. Los animales las concentran en variadas partes del cuerpo, pero principalmente en los tejidos adiposos; en las plantas están contenidas generalmente en las semillas a modo de sustancias de reserva.
Las grasas, además de aportar la mayor cantidad de energía al organismo, son importantes para que se produzca la absorción de algunas vitaminas, como las liposolubles A, D, E y K. Son también responsables en gran parte del sabor de los alimentos.
Gran parte de las grasas que consumimos se derivan de los aceites que se utilizan para cocinar y una forma muy habitual de cocinarlos es la fritura, considerada por muchos puristas de la dietética como un veneno para nuestro organismo. Sin embargo, vamos a darle un voto de confianza al frito de toda la vida aprendiendo a sacar el mejor rendimiento de los aceites vegetales.
La consecuencia inmediata de freír cualquier alimento es que éste pierde parte de sus propiedades que van a pasar al aceite de la fritura, aparte de hacer que éste gane una cantidad de calorías extra y que la digestión sea peor que la de cualquier otro tipo de cocinado. Si queremos tomar de vez en cuando alimentos fritos es importante que sigamos una serie de recomendaciones básicas para que éstos sean igual de saludables que los alimentos cocinados de cualquier otra forma.
Clasificación de las grasas...
Según la consistencia que presentan a la temperatura ambiente, las grasas se clasifican en aceites, cuando son líquidas; untos o mantecas cuando son semisólidas y sebos, cuando son sólidas. Son insolubles en agua y menos densas que ella. Generalmente, en estado puro son insípidas, inodoras e incoloras.
Las características físicas de las sustancias grasas vienen determinadas por una serie de ácidos grasos puros, algunos de los cuales son la palmitina, la estearina y la oleína (esta última está contenida principalmente en los aceites vegetales), todos ellos se encuentran en las grasas y aceites naturales en distintas proporciones. Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y proceden generalmente de organismos animales.
Grasas saturadas e insaturadas...
Según el número de átomos de hidrógeno que presentan los enlaces químicos de las grasas, éstas se dividen en saturadas, cuando contienen todos los átomos de hidrógeno posibles; e insaturadas, cuando han perdido dos o más átomos de hidrógeno (son las monoinsaturadas y poliinsaturadas respectivamente). Las grasas saturadas son sólidas a temperatura ambiente y proceden generalmente de los organismos animales. Por su parte, las insaturadas son líquidas y proceden sobre todo de los aceites de semillas. Las dietas ricas en determinadas grasas se han demostrado como perjudiciales para el organismo, especialmente las saturadas (véase el siguiente apartado "Efectos de las grasas en el organismo...").
Efectos de las grasas en el organismo, el colesterol...
Además de a niveles altos de de colesterol, un consumo excesivo de grasas está asociado a la obesidad, enfermedades de la vesícula biliar y algunos tipos de cáncer.
El organismo recibe las grasas de la dieta y tras descomponerlas en ácidos grasos los pasa a la sangre, formando los llamados triglicéridos. Por los estudios realizados sobre determinadas enfermedades cardíacas y vasculares, se sabe que éstas pueden ser causadas por dietas ricas en grasas, especialmente si se trata de grasas saturadas, ya que elevan el nivel de colesterol en sangre.
El aceite de oliva es una grasa insaturada que se ha demostrado excelente para prevenir los accidentes vasculares por altos niveles de colesterol.
El colesterol es un lípido muy difundido en los tejidos animales, y de importancia para sintetizar variadas sustancias, tales como la vitamina D, la bilis, las hormonas sexuales, o las hormonas de la corteza suprarrenal (corticoesteroides). Sin embargo, un alto nivel de colesterol en la sangre promueve la obstrucción de las arterias, al depositarse la grasa en sus paredes y sedimentarse con cierta dureza, produciendo rigidez y disminuyendo el volumen del riego sanguíneo. Cuando esto se produce en las arterias coronarias, que tienen la misión de regar las paredes externas del corazón, se puede interrumpir el suministro y conducir finalmente a un ataque al corazón (infarto cardíaco o de miocardio). Además de a niveles altos de colesterol, un consumo excesivo de grasas está asociado a la obesidad, enfermedades de la vesícula biliar y algunos tipos de cáncer.
En Dietas
En una dieta sana deben limitarse al máximo las grasas saturadas, que aumentan el riesgo de sufrir accidentes vasculares por incremento del nivel de colesterol en sangre.
En una dieta sana deben limitarse al máximo las grasas saturadas (procedentes generalmente de organismos animales). Por el contrario, es aconsejable sustituirlas por grasas insaturadas (procedentes de organismos vegetales), sobre todo si son del tipo poliinsaturadas, que tienden a reducir los niveles de colesterol. El aceite de oliva, por ejemplo, es una grasa no saturada que se ha demostrado excelente para prevenir los accidentes vasculares por acumulación de colesterol de baja intensidad en las arterias, gracias a su contenido en ácido oleico; es además un ingrediente de la tan afamada dieta mediterránea.
Algunos ácidos grasos poliinsaturados que se encuentran generalmente en los aceites de pescado, también son beneficiosos para la circulación sanguínea, ya que reducen la coagulación y por tanto el riesgo de sufrir una trombosis
Energía de las grasas...
Aunque las grasas no son tan abundantes en la naturaleza como los hidratos de carbono, producen sin embargo más del doble de energía que éstos.
Las grasas no son tan abundantes en la naturaleza como los hidratos de carbono, pero sin embargo producen más del doble de energía que éstos. Son además muy fáciles de almacenar como reservas energéticas para cuando se produzca una reducción de los hidratos de carbono disponibles.
Las células procesan muy eficazmente la energía almacenada en forma de grasas. Cuando el cuerpo "quema" (oxida) un gramo de grasa, se liberan unas 9 kcalorías (alrededor de 37.000 julios), mientras que la misma cantidad en hidratos de carbono o proteínas sólo liberan unas 4 kcalorías (alrededor de 16.000 julios).
Los animales almacenan grasa preferentemente en los tejidos adiposos, para su posterior consumo durante los periodos de gran actividad física, estaciones frías o secas, o dificultad para obtener alimentos. Los humanos, sin embargo, son seres industriosos, con capacidad para modificar sus condiciones de trabajo en beneficio del máximo rendimiento, lo que implica la utilización de máquinas para desarrollar labores con el mínimo esfuerzo físico y por tanto con escaso consumo de calorías, lo que da lugar a un almacenamiento excesivo de grasas en el organismo, por ingestión de alimentos energéticos en mayor cantidad que las energías consumidas, hecho especialmente evidente en los países desarrollados e industrializados, donde además los alimentos no escasean; en estos países más del 40% del consumo total de energía procede de las grasas.
Algunas grasas animales muy comunes, como las de la leche, apenas sufren alteraciones desde su obtención.
La acumulación desproporcionada de grasa en el cuerpo humano se ha tornado en un riesgo creciente para la salud, por ello las guías nutricionales de la Organización Mundial de la Salud aconsejan que, de toda la energía ingerida a través de los alimentos, la correspondiente a grasas no supere el 30%.
Grasas y aceites alimentarios...
Las grasas y aceites, aunque también tienen utilidades industriales, son generalmente destinadas a la alimentación humana. Algunas grasas animales muy comunes en la cesta de la compra apenas sufren alteraciones desde su obtención, tal es el caso de las mantecas de cerdo y las grasas de la leche; o las margarinas, que consisten simplemente en aceites hidrogenados (endurecidos). En los últimos tiempos la industria alimentaria ha conseguido desarrollar variados productos bajos en grasa, para sustituir en todo o en parte esos otros productos, alcanzándose reducciones superiores al 20% en la dieta.
Necesidades diarias de lípidos
Se recomienda que las grasas de la dieta aporten entre un 20 y un 30 % de las necesidades energéticas diarias. Pero nuestro organismo no hace el mismo uso de los diferentes tipos de grasa, por lo que este 30 % deberá estar compuesto por un 10 % de grasas saturadas (grasa de origen animal), un 5 % de grasas insaturadas (aceite de oliva) y un 5 % de grasas poliinsaturadas (aceites de semillas y frutos secos). Además, hay ciertos lípidos que se consideran esenciales para el organismo, como el ácido linoleico o el linolénico, que si no están presentes en la dieta en pequeñas cantidades se producen enfermedades y deficiencias hormonales. Estos son los llamados ácidos grasos esenciales o vitamina F.
Si consumimos una cantidad de grasas mayor de la recomendada, el incremento de calorías en la dieta que esto supone nos impedirá tener un aporte adecuado del resto de nutrientes energéticos sin sobrepasar el límite de calorías aconsejable. En el caso de que este exceso de grasas esté formado mayoritariamente por ácidos grasos saturados (como suele ser el caso, si consumimos grandes cantidades de grasa de origen animal), aumentamos el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares como la arteriosclerosis, los infartos de miocardio o las embolias.
¿Que son Grasas Saturadas?
Las grasa se clasifican en tres tipos:
Saturadas
Mono-Saturadas
Poli-Saturadas
De estos tres tipos resulta mas peligroso el de las llamadas grasas saturadas. Podríamos definir, estas sencillamente por sus características externas mas elementales: se mantiene dura aún cuando se encuentra a temperatura ambiente, como sucede con la manteca de cocina y la mantequilla; es decir, las grasas saturadas sólo se derriten cuando se eleva la tempetratura.
Los alimentos de orígen animal son ricos en grasas saturadas y por lo tanto en colesterol. Incluso, hay partes determinadas de la carne de la res que son particularmente peligrosas para el corazón. Los alimentos lacteos tambien están cargados de grasas saturadas: en la leche completa el 3.6 % está constituído por grasas; los quesos (sobretodo quesos duros) las poseen en grandes cantidades; y la mantequilla y la crema no son una excepción.
Aunque es cierto que los aceites vegetales resultan menos dañinos para la salud del ser humano, algunos de ellos pertenecen al grupo de las grasas saturadas, y por tanto, resultan nocivos. Tal es el caso de los acites de coco y de palma, que se emplean en la elaboración de diferentes productos industriales, y cuyo consumo puede resultar perjudicial para las personas con indices elevados de colesterol. Este es el motivo por el que su consumo debe ser vigilado constantemente.
Estas grasas poseen niveles muy bajos de colesterol. Se caracterizan externamente porque se mantienen en estado liquido a la temperatura ambiente. Entre ellas se encuentran las semillas de algodón, maíz, girasol, semillas de sésamo, soya y otros. El uso de las grasas poli-saturadas ayuda a disminuir el nivel de colesterol en la sangre.
Las mono-saturadas se hallan en el maní, las aceitunas de oliva. Los aguacates tambien son ricos en este tipo de grasa mono-saturada.
En algunos países del mediterraneo se ha comprobado que consumen este tipo de grasa mono-saturadas logran prolongar el promedio de vida de su población, y presentan un porcentaje menor de fallecimientos por problemas cardiácos que otros pueblos.
En Abundancia:Maíz-Aves-Embutidos-Carnes-Frijoles-Huevos-Mantequilla-Vegetales-Aceite-Pescado-Leche-Frutas-
Le voy a dar un breve ejemplo:
Hay buenos y malos recuerdos, y puede asociarse algo bueno del pasado con algo similar en el presente, o algo añejo y malo con algo nuevo y placentero, o viceversa.
Como ya habrá notado, las cosas no son simples, y las asociaciones tampoco lo son. Así como las venimos presentando, las asociaciones tienen un desarrollo lineal, claro y obvio. Pero resulta que, como con los estímulos, las asociaciones también se presentan en dos envases. Las hay antiguas y casi ancestrales, sumergidas en el infinito océano de esos primeros años de vida que uno no recuerda concientemente (aunque en algún lugar están para siempre) y las hay nuevitas, aggiornadas a los tiempos presentes de cada uno de nosotros. Y por supuesto interfiriendo, para bien o para mal, en las cosas que hacemos. Y aún más: algunos registros que guarda el cerebro se desdoblan: el hecho concreto por un lado y el sentimiento que provocaron por otro, y cada una de esas partes puede adherirse al complemento que le falta tomado de otro desdoblamiento, parecido o distinto, creando algunas complicaciones tales como que un hecho concreto objetivamente positivo sea cargado con sentimientos negativos tales como angustia o miedo. Esto explica, por ejemplo, el miedo a un progreso personal a todas luces bueno y productivo, pero que el sujeto no se atreve nunca a asumir, postergándolo indefinidamente y encontrando excusas que va renovando a fin de no dar un paso que lo angustia sin saber concientemente el motivo.
Estas asociaciones, con las que cargamos todas las personas, interactúan con los estímulos conduciéndonos hacia el alimento. Y para mejor decir, hacia un alimento en particular
Le voy a dar un breve ejemplo:
Un bebé se sobresalta por el ruido fuerte de un plato que se estrelló contra el piso y comienza a llorar. La madre lo alza entre sus brazos, los mismos brazos que unas horas antes lo habían alzado para acercarlo a la teta tan amada. Doce años después, cuando se rompe un plato, el sujeto experimenta una sacudida desproporcionada con el estímulo real. Seguramente este segundo plato roto, no va a provocar ninguna reacción, después de todo no es nada tan relevante. Eso suponemos, pero no podemos saberlo. Imagine que pasaría si aquel ruido de cuando era bebé, hubiese sido una agresión de su padre hacia su madre seguida de llantos, gritos e insultos, y los brazos que el siempre espera cuando llora, no llegaran, porque su madre esta ocupada en su propio dolor. ¿Y si esta historia se repitiera?
Usted se preguntará si no estaremos exagerando un poco las cosas. Ocurre que esos pequeños o grandes incidentes que nos ocurren quedan grabados en la alguna parte, y ni siquiera los recordamos cuando son asociados en el futuro. Y ahí esta el tema: cuando algo nos ocurre en el presente, es muy probable que sea asociado a algo similar (o que creemos similar) de nuestro pasado. No hablo de recuerdos vívidos, hablo de un clic invisible capaz de generar una reacción involuntaria que se manifiesta en una acción voluntaria. La cosa queda, entonces, Estimulo - Asociación - Acción. Seria bárbaro que las cosas fueran así, lineales, fáciles, directas.
Alimentos Anti - Estres
¿Existen los alimentos antiestrés?
Chocolate: ¿amigo o enemigo?
Además de poner en peligro nuestra salud y nuestro sistema nervioso, estar estresados puede hacernos atacar la nevera cuando la ansiedad nos puede.
Por ello, hay que convertir la comida en una aliada. Además, hay ciertos alimentos que pueden ayudarnos a mitigar el estrés.
Comer de forma equilibrada es fundamental para mantener en orden tu cuerpo y tu mente y evitar que el estrés afecte a tu estómago, tus defensas y tu sistema nervioso. De tus menús depende buena parte de tu estabilidad física y emocional.
Amistades peligrosas
Estar estresado puede hacerte devorar una tableta de chocolate en unos minutos. Según los especialistas, la ansiedad, el estrés y la tensión nos empujan a establecer relaciones peligrosas con la alimentación. De hecho, un estudio realizado recientemente en España demuestra que muchas de las mujeres que sufren anorexia nerviosa estuvieron sometidas a fuertes situaciones de estrés.
Recurrir a la comida cuando estamos nerviosos es una mala solución por muchos motivos: una dieta rica en azúcar es perniciosa para la salud y, además, engorda. Por otra parte, los dulces aumentan la concentración de azúcar en la sangre, lo que, después del “subidón”, provoca decaimiento. Otra de las consecuencias es la proliferación de radicales libres, que se traduce en la oxidación de los tejidos.
Si el estrés forma parte de tu vida diaria, debes tratar de aliarte con la alimentación para evitar que llegue a superarte. Aquí tienes una lista de los alimentos beneficiosos que, por sus nutrientes e incluso sabor, calman tu sistema nervioso y te ayudan a mantener tu cuerpo en orden. Para que lo tengas más fácil, también te hemos preparado una lista de la compra muy especial: antiestrés y baja en calorías.
¿Existen los alimentos antiestrés?
Ningún nutriente puede en sí mismo atribuirse efectos antiestresantes. Sin embargo, hay un hecho irrefutable: el placer que nos produce comer ciertos alimentos provoca en nuestro organismo una secreción de “opiáceos endógenos” que nos proporciona sensación de bienestar e incluso cierta euforia.
Pero no podemos olvidar que los gustos de cada uno son diferentes y cada persona tiene sus propios alimentos antiestrés. Aunque en general la mayoría se decanta por los dulces y las grasas, hay a quien le puede encantar el pan o las frutas. El problema está en controlar las cantidades...
Más que alimentarse de ciertos alimentos, la mejor estrategia frente al estrés es comer bien y de todo, ya que de ello depende que nuestras defensas estén altas.
Los nutrientes que contribuyan a mantener fuerte nuestro organismo y, por tanto, a paliar el estrés, son:
Las vitaminas. La A, la C y la E combaten directamente la formación de radicales libres. La A se obtiene de las zanahorias, el melón, el brócoli, las coles de Bruselas, las espinacas y los boniatos. La C está presente en los cítricos y en el brócoli, los pimientos, el melón y el tomate. Para obtener vitamina E hay que consumir frutos secos y aceites vegetales. Las vitaminas del grupo B fortalecen el sistema nervioso central y tienen un efecto sedante. Se encuentran en la levadura de cerveza, lácteos, carne, cereales, aguacate, repollo y judías verdes.
Minerales. Potasio, magnesio y calcio son imprescindibles porque estimulan la reacción orgánica frente a las hormonas que el cuerpo segrega como respuesta al estrés. Por otro lado, tienen propiedades relajantes y mantienen a raya el ritmo cardíaco. Frutas, verduras, cereales enteros y carne son alimentos ricos en potasio. El magnesio se encuentra en las verduras (puede desaparecer en la cocción, por eso es aconsejable consumir esta agua en forma de sopa o salsas). Los frutos secos, cereales y semillas también lo contienen, pero hay que consumirlos enteros porque el magnesio se destruye en el proceso de trituración. El calcio, por último, es conocido como “el tranquilizante natural” y, desde luego, pocas cosas tienen un efecto tan sedante como beber un vaso de leche tibia antes de acostarse.
Alimentos relajantes. Algunos alimentos estimulan el buen funcionamiento de las células nerviosas ayudando al organismo a mantenerse relajado mientras que otros favorecen la irritabilidad. Entre los alimentos “relajantes” están el plátano, las almendras, el germen de trigo, la levadura de cerveza y las semillas de girasol.
Chocolate: ¿amigo o enemigo?
Es uno de los alimentos más utilizados por miles de mujeres para calmar los nervios. Incluso se ha llegado a afirmar que crea adicción. Efectivamente, el cacao contiene sustancias de efecto calmante, además del placer que produce su sabor. Pero ojo: si abusas de él añadirás calorías extra a tu organismo e incluso puedes producir un efecto excitante. Un par de onzas de chocolate negro (menos calórico) pueden ayudarte a calmar la ansiedad y proporcionar combustible a tu cerebro sin aportar apenas calorías.
Lo mismo nos ocurre con los dulces: aparte del chocolate, es lo que más nos apetece comer cuando estamos nerviosos. La explicación es que los glúcidos provocan un aumento de la cantidad de insulina en sangre, lo que permite la secreción de triptófano, un aminoácido que se transforma en serotonina, que calma la depresión y la ansiedad. Los azúcares de digestión rápida producen este efecto casi inmediatamente, por lo que no debe extrañarte que te apetezca comer dulce cuando estás triste. Una vez más, debes utilizarlos de forma inteligente para no darle a tu cuerpo grasas y calorías en exceso.
Además de poner en peligro nuestra salud y nuestro sistema nervioso, estar estresados puede hacernos atacar la nevera cuando la ansiedad nos puede. Por ello, hay que convertir la comida en una aliada. Además, hay ciertos alimentos que pueden ayudarnos a mitigar el estrés.
Comer de forma equilibrada es fundamental para mantener en orden tu cuerpo y tu mente y evitar que el estrés afecte a tu estómago, tus defensas y tu sistema nervioso. De tus menús depende buena parte de tu estabilidad física y emocional.
Tus compras antiestrés
Imprime esta lista y llévatela al súper al próxima vez que vayas a la compra. Que no se te olvide pasar por estas secciones:
- frutas y verduras. Que no falten en tu carrito todas aquellas ricas en vitaminas del grupo B y C: coles, espinacas, lechuga, tomate, naranjas, kiwis, etc.
- sección lácteos: las vitaminas y minerales aportados por la leche son indispensables para evitar el estrés. Que no falten en tu nevera yogures normales o desnatados, leche semidesnatada y quesos (escoge los bajos en grasas)
- en la carnicería: la carne es rica en vitamina B3, que ayudará a tu organismo a luchar contra las tensiones externas. Lo mejor: las carnes magras, sobre todo la ternera, el jamón serrano y los embutidos ibéricos, el pollo o el pavo
- en la pescadería: el pescado contiene montones de vitaminas, minerales y oligoelementos excelentes para combatir el estrés. Por su relación calidad-precio, los pescados azules como el boquerón, la sardina o la caballa, son los mejores.
- en la panadería: la fibra es absolutamente necesaria para el buen funcionamiento de tu organismo y, sobre todo, para proteger tu estómago, uno de los principales afectados por el estrés. Mejor el pan normal que el de molde, y mejor aún el integral. Echa también al carrito cereales completos para el desayuno y biscotes integrales para la merienda o el tentempié (con atún llenan y engordan muy poco).
- conservas y congelados: además de sacarte de un apuro, las conservas de atún, sardinas o berberechos son un alimento excelente y bajo en grasas. De la sección de congelados te interesan las verduras y productos del mar, olvídate de los platos precocinados. Llévate también botes de legumbres para preparar en ensalada, y de verduras para tomar con vinagreta
- sección bebidas: además de la leche, no te olvides de las infusiones: tila, poleo y valeriana. Respecto a los zumos, los envasados tienen demasiados azúcares. Los refrescos: mejor ligth o sin cafeína. Compra cacao para chocolatear la leche cuando estés decaída y cereales solubles para sustituir el café. Para darte un capricho: un buen vino.
- condimentos: no te olvides de coger una ramita de perejil, ayuda a absorber el hierro, un mineral imprescindible para estar fuerte. Añadir especias como el oréganos o la canela te harán regalarte los sentidos y te harán sentir mejor
- ¿sección caprichos? Todo el mundo tiene sus particulares alimentos antiestrés (chocolate, dulces, frutos secos...). Echa algunos al carrito pero sabiendo que son para casos de emergencia y en pequeñas dosis
Un truco antiestrés y anticalorías. Ten siempre a mano una barrita de regaliz (1 caramelo media hora) por si te asalta el hambre entre horas: además de calmar el hambre sin aportar apenas calorías, tiene una poderoso efecto antiestrés.
¿Sabías que?... Cuando a nuestro cuerpo se le exige una carga extra de energía por presiones en el trabajo por estrés emocional, el organismo agota las reservas de energía y, en consecuencia, las reservas de vitamina B, lo que nos vuelve vulnerables a padecer depresión, insomnio o irritabilidad. Para evitarlo, debes incluir en tu dieta alimentos como el brócoli, acelgas y espinacas, los cereales y las leguminosas, que contienen el complejo de vitamina B.
Un consejo: si estás sometida a situaciones de estrés o te sientes agotada mental y físicamente, toma levadura de cerveza, es un suplemento alimenticio rico en proteínas y vitaminas que tiene propiedades antiestresantes y desintoxicantes.