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Cirugías bariátricas y metabólicas

Cirugías bariátricas y metabólicas

Las cirugías bariátricas están orientadas a las personas que sufren de obesidad severa y mórbida, mientras las cirugías metabólicas están orientadas a controlar enfermedades como la diabetes tipo 2.

Las cirugías bariátricas están orientadas a las personas que sufren de obesidad severa y mórbida. En el primer caso, el Índice de Masa Corporal (IMC) deber ser mayor a 35 y en el segundo, superar los 40.

Para los pacientes con un IMC menor, entre 30 y 35, pero que presentan enfermedades asociadas como dislipidemia, hipertensión, apnea y diabetes, entre otras, también existe indicación quirúrgica.
Se define a la cirugía metabólica, como aquellos procedimientos quirúrgicos en individuos con índice de masa corporal <35kg/m2 con la intención de producir una mejoría en el control de la diabetes.
Más que reducir el exceso de peso, la cirugía metabólica busca controlar los niveles de azúcar, colesterol e insulina en el organismo. No se trata sólo de bajar kilos, sino de mejorar el estado de salud general y tratar la enfermedad.

Cirugía Metabólica
Es similar al Bypass Gástrico, pero su objetivo es mejorar el estado de salud general y controlar la diabetes tipo 2, la resistencia a la insulina, la hipertensión arterial y los altos índices de colesterol del paciente.
Incluyen la remoción de una parte del estómago y la reorganización del intestino delgado, de tal modo que exista una muy reducida superficie de este que absorba nutrientes y calorías.
Esta cirugía se realizan de manera mínimamente invasiva, a través de laparoscopía y está indicada para pacientes que tienen un IMC entre 28 y 35, han sido diagnosticados con diabetes tipo 2 o resistencia a la insulina y, pese al tratamiento, no han podido controlar estas patologías.

Displidemia

Displidemia

La dislipidemia es la elevación anormal de concentración de grasas en la sangre (colesterol, triglicéridos, colesterol HDL y LDL) que aumentan el riesgo de ateroesclerosis cardiopatía, ictus e hipertensión en la vida del paciente.
Las dislipidemias o hiperlipidemias son trastornos en los lípidos en sangre caracterizados por un aumento de los niveles de colesterol o hipercolesterolemia (el sufijo emia significa sangre) e incrementos de las concentraciones de triglicéridos (TG) o hipertrigliceridemia.

La dislipidemia no suele causar síntomas por sí misma, pero puede ocasionar enfermedades cerebro-cardiovasculares sintomáticas (enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular o enfermedad arterial periférica).
Por ello, la dislipidemia es un trastorno asociado a una gran cantidad de enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes mellitus, la obesidad, los accidentes cerebro vasculares y los infartos.

Síntomas que alertan de colesterol alto
Hinchazón de las extremidades.
Boca pastosa, seca y halitosis.
Pesadez en el estómago e indigestión.
Dificultades en el ritmo intestinal.
Aparición de urticaria.
Dolor en el pecho.
Dolor de cabeza.
Visión borrosa.

CIRUGÍA BARIÁTRICA: MEJORAN ÍNDICES DE TRIGLICÉRIDOS Y GLICEMIA

Permiten lograr una mejor calidad de vida, tanto física como mental.

Los resultados de numerosos estudios muestran que los pacientes sometidos a una cirugía bariátrica -manga o bypass gástrico- pueden alcanzar un mejor control de varias patologías asociadas a la obesidad, lo que se traduce, por ejemplo, en que muchos pacientes logren un manejo de sus niveles de glucosa o lípidos sanguíneos con menor número de medicamentos o incluso ninguno.
Estos resultados se comienzan a desarrollar rápidamente después de la cirugía, incluso antes de la baja de peso, pues hay factores metabólicos y endocrinos derivados de la cirugía bariátrica.

Se observa la disminución de los triglicéridos en la sangre y el aumento de las lipoproteínas de alta densidad o HDL, comúnmente llamado colesterol “bueno”. “En general, la presencia de triglicéridos altos junto a bajo HDL es el patrón lipídico que se presenta en la obesidad y su reversión se asocia a menor riesgo.

Otros lípidos, como el colesterol de baja densidad (LDL o colesterol “malo”) y la hipertensión arterial, no presentan un cambio significativo post cirugía, aunque sí se produce una disminución de medicamentos utilizados para su control.

Resultados muy positivos se observan también en cuanto al control de glicemias en pacientes previamente diabéticos: un mayor porcentaje de pacientes logra mejoría de parámetros y reducción de medicamentos empleados en el control de la diabetes. Aunque se debe considerar tanto el tiempo de evolución de la enfermedad y el control metabólico previo de la diabetes, pues pueden influir en los resultados posteriores a una cirugía.

Hipertensión - Presión arterial alta

Hipertensión - Presión arterial alta

La presión arterial alta (hipertensión) es una afección frecuente en la que la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de tus arterias con el transcurso del tiempo es lo suficientemente alta como para poder causarte problemas de salud, como una enfermedad cardíaca.

La presión arterial está determinada tanto por la cantidad de sangre que el corazón bombea como por el grado de resistencia al flujo de la sangre en las arterias. Cuanta más sangre tu corazón bombee y cuanto más estrechas estén tus arterias, mayor será tu presión arterial. La lectura de la presión arterial se determina en milímetros de mercurio (mm Hg). Tiene dos números.

Valor superior (presión sistólica). El primero, o superior, mide la presión en las arterias cuando el corazón late.
Valor inferior (presión diastólica). El segundo, o inferior, mide la presión en las arterias entre los latidos.
Se puede tener presión arterial alta durante años sin presentar ningún síntoma. La presión arterial alta no controlada aumenta el riesgo de padecer graves problemas de salud, como el ataque cardíaco y el accidente cerebrovascular. Afortunadamente, la presión arterial alta se puede detectar fácilmente. Y, una vez que sabes que tienes presión arterial alta, puedes trabajar con tu médico para controlarla.

Síntomas
La mayoría de las personas con presión arterial alta no tienen signos ni síntomas, incluso si las lecturas de presión arterial alcanzan niveles peligrosamente elevados.

Algunas personas con presión arterial alta pueden tener dolor de cabeza, dificultad para respirar o sangrado nasal, pero estos signos y síntomas no son específicos y, por lo general, no se presentan hasta que dicho trastorno alcanza una etapa grave o potencialmente fatal.

Cuándo debes consultar con un médico
Probablemente te midan la presión arterial como parte de tu cita de rutina con el médico.
Pídele a tu médico que te mida la presión arterial, al menos, cada dos años a partir de los 18 años. Si tienes 40 años o más, o si tienes entre 18 y 39 años y presentas un riesgo elevado de presión arterial alta, pídele a tu médico que te mida la presión arterial todos los años.

Por lo general, la presión arterial se debe medir en ambos brazos para determinar si hay alguna diferencia. Es importante usar un brazalete del tamaño adecuado.
Tu médico probablemente te recomendará medirte la presión con más frecuencia si ya te han diagnosticado presión arterial alta o si tienes otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular. A los niños de 3 años y mayores generalmente se les medirá la presión arterial como parte de su examen anual de rutina.
Si no visitas a tu médico con regularidad, es posible que puedas medirte la presión arterial gratis lugares en tu comunidad. También puedes encontrar máquinas en algunas tiendas que te medirán la presión arterial gratis.

Causas
Existen dos tipos de presión arterial alta.

Hipertensión primaria (esencial)
En la mayoría de los adultos, no hay una causa identificable de presión arterial alta. Este tipo de presión arterial alta, denominada hipertensión primaria (esencial), suele desarrollarse gradualmente en el transcurso de muchos años.

Hipertensión secundaria
Algunas personas tienen presión arterial alta causada por una enfermedad subyacente. Este tipo de presión arterial alta, llamada hipertensión arterial secundaria, tiende a aparecer repentinamente y causa una presión arterial más alta que la hipertensión primaria. Diversos trastornos y medicamentos pueden producir hipertensión arterial secundaria, entre ellos:

Apnea obstructiva del sueño
Enfermedad renal
Tumores de la glándula suprarrenal
Problemas de tiroides
Ciertos defectos de nacimiento (congénitos) en los vasos sanguíneos
Ciertos medicamentos, como las píldoras anticonceptivas, los antigripales, los descongestionantes, los analgésicos de venta libre y algunos medicamentos con receta médica
Drogas ilícitas, como la cocaína y las anfetaminas
Obesidad

La obesidad contribuye a la hipertensión por mecanismos tales como: resistencia insulínica e hiperinsulinemia, aumento de la actividad adrenérgica y de las concentraciones de aldosterona, retención de sodio y agua e incremento del gasto cardíaco, alteración de la función endotelial, a través de moléculas como leptina y adiponectina y factores genéticos. Quedan aún abiertas muchas vías de investigación.

La cirugía bariátrica mejora la diabetes y la hipertensión arterial en un 80% de pacientes con obesidad mórbida
Los pacientes que sufren graves problemas de peso y que se operan mediante cirugía bariátrica mejoran notablemente su estado de salud, al mismo tiempo que reducen las enfermedades asociadas al sobrepeso. De hecho, el 80% de los pacientes operados mejoran, e incluso en algunos casos resuelven, los problemas asociados a la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, según recientes estudios científicos. Además, disminuyen los problemas relacionados con el síndrome de apnea obstructiva del sueño o las patologías articulares como la artrosis.

Enfermedad de hígado graso no alcohólico

Enfermedad de hígado graso no alcohólico

La enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) es la acumulación de grasa en el hígado que NO es causada por consumir demasiado alcohol. Las personas que la presentan no tienen antecedentes de consumo excesivo de alcohol. La EHGNA está usualmente, pero no siempre, relacionada con el sobrepeso.

En muchas personas, la EHGNA no causa síntomas o problemas. Una forma más grave de la enfermedad se conoce como esteatohepatitis no alcohólica (EHNA). La EHNA puede causar cirrosis e insuficiencia hepática. También puede causar cáncer de hígado.

Causas
La EHGNA es el resultado de tener más depósitos de grasa en el hígado de lo normal. Los factores que lo ponen en riesgo incluyen cualquiera de los siguientes:

Tener sobrepeso o estar obeso. Cuanto mayor sea su sobrepeso, mayor será su riesgo.
Prediabetes (resistencia a la insulina).
Diabetes tipo 2.
Colesterol alto.
Triglicéridos altos.
Presión arterial alta.
Otros factores de riesgo pueden incluir:

Una mala dieta

Enfermedad intestinal
Ciertos medicamentos como los bloqueadores de los canales de calcio y algunos medicamentos para tratar el cáncer
La EHGNA también se presenta en personas que no tienen factores de riesgo conocidos.