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Hábitos saludables

Hábitos saludables

Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
El año nuevo siempre empieza lleno de buenos propósitos. En general los deseos para el año venidero acostumbran a ser los mismos de siempre: dejar de fumar, hacer más deporte, no beber tanto alcohol y ponerse a dieta. Enero tras enero ponemos la misma ilusión y motivación para superar todas las tentaciones pero casi nunca conseguimos llevarlo a cabo.
Por fin, una vez leído el artículo que publicó la revista Plos Medicine (8;5(1):e12) a principios de enero tendremos una razón de peso para conseguirlo. Según este artículo, realizado por la Universidad de Cambridge, estos mismos cuatro hábitos saludables nos pueden alargar la vida 14 años. Ni más ni menos.

HABITOS SALUDABLES

Hábitos saludables
Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
El año nuevo siempre empieza lleno de buenos propósitos. En general los deseos para el año venidero acostumbran a ser los mismos de siempre: dejar de fumar, hacer más deporte, no beber tanto alcohol y ponerse a dieta. Enero tras enero ponemos la misma ilusión y motivación para superar todas las tentaciones pero casi nunca conseguimos llevarlo a cabo.
Por fin, una vez leído el artículo que publicó la revista Plos Medicine (8;5(1):e12) a principios de enero tendremos una razón de peso para conseguirlo. Según este artículo, realizado por la Universidad de Cambridge, estos mismos cuatro hábitos saludables nos pueden alargar la vida 14 años. Ni más ni menos.Hábitos saludables
Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
El año nuevo siempre empieza lleno de buenos propósitos. En general los deseos para el año venidero acostumbran a ser los mismos de siempre: dejar de fumar, hacer más deporte, no beber tanto alcohol y ponerse a dieta. Enero tras enero ponemos la misma ilusión y motivación para superar todas las tentaciones pero casi nunca conseguimos llevarlo a cabo.
Por fin, una vez leído el artículo que publicó la revista Plos Medicine (8;5(1):e12) a principios de enero tendremos una razón de peso para conseguirlo. Según este artículo, realizado por la Universidad de Cambridge, estos mismos cuatro hábitos saludables nos pueden alargar la vida 14 años. Ni más ni menos.

A pesar de que ya se habían publicado otros estudios que cuantificaban la incidencia en la mortalidad de alguno de estos factores, nunca se había analizado el impacto combinado de estos cuatro hábitos simples y saludables.

Durante el estudio se analizó el estilo de vida y la mortalidad de 20.244 hombres y mujeres de 45 a 79 años. El reclutamiento se hizo entre 1993 y 1997 (se aprovecharon encuestas ya disponibles, pero se excluyeron los vecinos con dolencia cardiovascular o cáncer) y se les hizo un seguimiento hasta el 2006.

Para medir si las personas seguían, o no, una vida sana se puntuó con un punto cada uno de los cuatro hábitos saludables. Se tubo en cuenta el tiempo de ejercicio diario; el consumo de unidades de alcohol por semana; y el nivel de vitamina C en sangre. Asimismo se contó con la edad, el sexo, el índice de masa corporal y la clase social.

El estudio mostró como, a medida que se incumplían más hábitos saludables, aumentaba el riesgo de mortalidad (y viceversa), sobre todo por enfermedad cardiovascular. De hecho, no llevar una vida sana supone hasta cuatro veces mayor riesgo de mortalidad en general y hasta cinco veces más de riesgo por muerte cardiovascular.

A pesar de que ya se habían publicado otros estudios que cuantificaban la incidencia en la mortalidad de alguno de estos factores, nunca se había analizado el impacto combinado de estos cuatro hábitos simples y saludables.

Durante el estudio se analizó el estilo de vida y la mortalidad de 20.244 hombres y mujeres de 45 a 79 años. El reclutamiento se hizo entre 1993 y 1997 (se aprovecharon encuestas ya disponibles, pero se excluyeron los vecinos con dolencia cardiovascular o cáncer) y se les hizo un seguimiento hasta el 2006.

Para medir si las personas seguían, o no, una vida sana se puntuó con un punto cada uno de los cuatro hábitos saludables. Se tubo en cuenta el tiempo de ejercicio diario; el consumo de unidades de alcohol por semana; y el nivel de vitamina C en sangre. Asimismo se contó con la edad, el sexo, el índice de masa corporal y la clase social.

El estudio mostró como, a medida que se incumplían más hábitos saludables, aumentaba el riesgo de mortalidad (y viceversa), sobre todo por enfermedad cardiovascular. De hecho, no llevar una vida sana supone hasta cuatro veces mayor riesgo de mortalidad en general y hasta cinco veces más de riesgo por muerte cardiovascular.

Alimentación saludable

Alimentación saludable

La alimentación es una función cerebral compleja que comprende aspectos químicos, fisiológicos, psicológicos, emocionales, culturales y educacionales. Cualquier dieta hipocalórica estándar, limita el acto de alimentarse en muchos de estos aspectos no sólo a nivel cuantitativo, sino también cualitativo. Una dieta disociada, hiperproteica o cualquier otra dieta milagro rompe con la cultura inmersa en los hábitos alimentarios de cada individuo.

Por este motivo, vale la pena aprender a adelgazar de forma individual, a tarvés de una dieta sana y equilibrada, en donde las herramientas saludables nos sirvan para utilizarlas a lo largo de los años. Comer bien adelgaza y comer mal engorda, puesto que la clave reside en adelgazar sin renunciar al placer de platos ligeros y sabrosos que puedan compartirse con el resto de comensales, sin tener que estar «de régimen» la mitad de la vida.

Conviene perder la grasa corporal y el exceso de líquidos atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de forma paulatina y lentamente (de 500 gramos a 1 kilo por semana). El hecho de tomar menos kilocalorías diarias no es suficiente para conseguir la meta. La energía proveniente de los alimentos debe distribuirse en cuatro o cinco ingestas diarias para mantener a raya la glucemia e impedir que el exceso de glucosa se transforme en grasas inoportunas. Además, es fundamental comer lentamente, ya que así se mejora la digestibilidad de los alimentos, generando una sensación de saciedad en el cerebro; que asu vez también permite conseguir un gran beneficio psicológico al respetar el ritmo de un acto con el que se debe disfrutar.

Obesidad: prevención

Obesidad: prevención

Las causas más comunes de obesidad son la sobreingesta de alimentos y energía, y en menor proporción los trastornos endocrino-metabólicos (enfermedad de Cushing, Hipotiroidismo), trastornos psicológicos (bulimia nerviosa), la yatrogenia (ligada al consumo de medicamentos como los corticoides), y en obesidades extremas, los factores genéticos.

Una de las tareas que quedan por desarrollar es la preventiva. Son recomendaciones que se deben hacer a la población general desde las escuelas, medios de comunicación e instituciones sanitarias. Abarcan toda una serie de indicaciones que deberían ser asumidas por la población: disminución del consumo de grasas saturadas, aumento en el consumo de fibra, moderación en la ingesta de azúcar, alcohol y sal, etc.).

El segundo planteamiento deberá ser realizado a nivel individual, teniendo presente que la obesidad es una enfermedad crónica y que debe ser tratada como tal. Para el éxito del tratamiento, dependiendo de cada caso, puede ser necesario contar con la colaboración del médico de familia, dietista, especialista en endocrinología, psicólogos, etc., pero es preciso señalar de forma inequívoca que el tratamiento inicial de la obesidad deberá correr a cargo del médico de familia y de un dietista.

Extra protección para tu pancreas: comé más verduras

Además de los muchos beneficios que aportan las verduras a la salud general, al parecer ayudan también a protegerte de la pancreatitis aguda, una enfermedad potencialmente letal, que ocurre cuando las enzimas que produce el páncreas empiezan a devorar literalmente a este órgano, lo que puede llevarlo a su autodestrucción. ¡Otra razón para incluir más verduras en tu menú diario!

En Vida y Salud te animamos constantemente a consumir más verduras como parte de una dieta balanceada y por muchas razones, entre ellas su alto contenido alimenticio y su reducido nivel de calorías, lo que te ayuda a que te alimentes bien sin que ganes demasiado peso. Cada día se conoce más sobre las ventajas de una dieta rica en verduras y ahora te traemos otra poderosa razón: según sugiere un estudio del Instituto Karolinska, de Estocolmo, una dieta rica en verduras puede reducir el riesgo de sufrir pancreatitis aguda.

Los investigadores examinaron a 80,000 adultos suecos durante once años, después de que respondieran preguntas sobre sus dietas en 1997. El objetivo del estudio era comprender mejor una posible conexión entre los niveles de antioxidantes, que se ven afectados por la dieta, y una mayor probabilidad de contraer pancreatitis aguda. Durante el tiempo que duró el estudio, 320 de los participantes desarrollaron pancreatitis aguda no relacionada con cálculos biliares (una causa frecuente de la enfermedad). Como promedio, los participantes consumían casi dos porciones de frutas al día y unas 2.5 porciones de verduras.

El riesgo de desarrollar pancreatitis aguda no pareció tener relación con la cantidad de frutas que consumían los participantes. El consumo de verduras, sin embargo, sí pareció ser un factor de importancia. Los participantes que consumían más de cuatro porciones de verduras al día tenían un 44% menos de probabilidades de desarrollar pancreatitis aguda que los que consumían menos de una porción al día. El mayor beneficio lo obtuvieron las personas con sobrepeso y las que consumían más de una bebida alcohólica al día.

Los investigadores piensan que los antioxidantes que contienen las verduras ayudan a prevenir la enfermedad, mientras que la fructosa de las frutas tal vez debilita el efecto protector.

No obstante, aunque las verduras aparentemente sí tienen un efecto protector, la pancreatitis aguda no provocada por cálculos biliares, no fue frecuente entre los participantes, aun entre los que consumían pocas verduras. El estudio descubrió una conexión entre el consumo de verduras y una reducción en el riesgo de desarrollar pancreatitis, pero no probó una relación de causa.

Para que estés alerta: ¿en qué consiste la pancreatitis aguda?
La función del páncreas es liberar las hormonas insulina y glucagon, así como las enzimas digestivas que te ayudan a digerir y absorber los alimentos. Normalmente estas enzimas se vuelven activas sólo cuando llegan al intestino delgado, y su función es digerir los alimentos. Pero cuando se activan dentro del páncreas, se “comen” el tejido de este órgano y lo digieren. En esto consiste la pancreatitis aguda, que causa inflamación, sangrado y daño al páncreas y a sus vasos sanguíneos. Esta enfermedad afecta más a los hombres que a las mujeres.

En los Estados Unidos, cerca del 70% de los casos de pancreatitis aguda es causado por el abuso del alcohol, aunque también hay que tener en cuenta el factor genético. Otras posibles causas son problemas del sistema autoinmune, bloqueo del conducto pancreático o del conducto colédoco (estos conductos drenan las enzimas del páncreas), niveles altos de triglicéridos en la sangre y lesiones en el páncreas a raíz de un accidente. También pueden causarla algunas infecciones virales y el uso de ciertos medicamentos.

El síntoma principal es el dolor abdominal. Al principio se agrava en sólo minutos después de comer o de beber. Más adelante se agudiza y se vuelve constante, y puede extenderse a la espalda o por debajo del homóplato izquierdo. Se siente con más intensidad si te acuestas boca arriba. Otros síntomas incluyen fiebre, náuseas, vómitos, sudoración, gases y sensación de llenura en el abdomen, hipo, indigestión, excremento color arcilla, piel y la parte blanca de los ojos con coloración amarillenta, erupciones en la piel e inflamación abdominal.

Cuando se descuida o incluso en casos muy severos, la pancreatitis aguda puede dar lugar a complicaciones, como insuficiencia renal aguda, síndrome de dificultad respiratoria aguda, acumulación de líquido en el abdomen, quistes o abscesos en el páncreas, insuficiencia cardíaca y presión arterial baja (hipotensión arterial).

El tratamiento requiere casi siempre hospitalización, y puede necesitar analgésicos para calmar el dolor y líquidos administrados por vía intravenosa. En muchos casos, es preciso suspender la alimentación por vía oral (tanto de sólidos como de líquidos para limitar la actividad del páncreas).

La mayoría de las veces el tratamiento concluye con éxito en una semana si no se producen complicaciones. Pero en los casos más severos, se requiere una cirugía para eliminar los tejidos pancreáticos muertos o infectados. Como ves, la pancreatitis aguda es una enfermedad sumamente peligrosa si no se trata a tiempo. Si experimentas algunos de sus síntomas, debes acudir inmediatamente a tu médico o a una sala de emergencias, para que determinen después de las pruebas correspondientes si la padeces o no, y establezcan en cualquier caso el tratamiento a seguir.

Pero las verduras no sólo te ayudan a disminuir las probabilidades de padecer de pancreatitis aguda, sino que su consumo es indispensable para un estilo de vida saludable, y son un arma valiosa para luchar con el exceso de peso, ya que aportan pocas calorías y ningún colesterol. Tienen, en cambio, un alto contenido de fibra, vitaminas, minerales y sustancias antioxidantes, elementos indispensables para una buena salud. Ya sean crudas o cocidas, asegúrate de comer y de servirle a tu familia a diario una dieta rica en verduras de todo tipo.