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Enfermedad hepática de hígado graso no alcohólica

Enfermedad hepática de hígado graso no alcohólica
Síntomas y causas

Descripción general

Enfermedad hepática grasa no alcohólica
La enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico es un término genérico para múltiples y variadas afecciones hepáticas que afectan a las personas que beben muy poco o nada de alcohol. Como el nombre lo implica, la principal característica de la enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico es una gran acumulación de grasa en las células del hígado.

La esteatosis hepática no alcohólica, una forma potencialmente grave de la enfermedad, se caracteriza por la inflamación del hígado que puede avanzar hacia la cicatrización y el daño irreversible. Este daño es similar al causado por el consumo excesivo de alcohol. En su forma más grave, la esteatosis hepática no alcohólica puede avanzar hacia la cirrosis y la insuficiencia hepática

La enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico es cada vez más frecuente en todo el mundo, especialmente en los países de occidente. En los Estados Unidos, es la forma más frecuente de la enfermedad hepática crónica que afecta a aproximadamente de 80 a 100 millones de personas.

La enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico ocurre en todos los grupos etarios, especialmente en las personas de entre 40 y 59 años que tienen un alto riesgo de enfermedad cardíaca debido a los factores de riesgo como son la obesidad y la diabetes de tipo 2. La afección también se encuentra estrechamente unida al síndrome metabólico, un grupo de anomalías que incluyen el aumento de la grasa abdominal, la escasa capacidad para consumir insulina, la presión arterial alta y los niveles altos de triglicéridos, un tipo de grasa de la sangre.

Síntomas
La enfermedad hepática del hígado graso no alcohólico generalmente no presenta signos ni síntomas. Cuando lo hace, estos pueden incluir:

• Agrandamiento del hígado
• Fatiga
• Dolor en la zona superior derecha del abdomen

Los posibles signos y síntomas de la esteatosis hepática no alcohólica y de la cirrosis (cicatrización avanzada) incluyen:

• Hinchazón abdominal (ascitis)
• Vasos sanguíneos dilatados justo debajo de la superficie de la piel
• Agrandamiento del pecho en los hombres
• Bazo dilatado
• Palmas rojas
• Color amarillento en la piel y en los ojos (ictericia)

Cuándo consultar al médico
Pide una consulta con tu médico si tienes signos y síntomas persistentes que te causan preocupación.

El primer paso para optimizar la respiración es el estar consciente de como respiramos

El primer paso para optimizar la respiración es el estar consciente de como respiramos

Por los próximos días tomate unos minutos varias veces al día para prestarle atención a la manera en que estas respirando. ¿Es tu respiración fluida o no lo es?, ¿sientes que estas respirando profundamente o de una manera superficial? No trates de cambiar lo que está ocurriendo sino que simplemente observa lo que esta sucediendo.

La respiración es el primer eslabón en la conectividad del cuerpo y si no dominamos ese primer paso, nuestro cuerpo terminará encontrando tendencias compensatorias que no son las más eficientes para su funcionamiento.

Un ejemplo de lo anterior es lo siguiente: Si no expandimos suficientemente el diafragma al respirar terminaremos creando tensiones en el cuello. Es posible que entonces al caminar no movamos los brazos suficientemente ya que nuestro cuello esta tenso y eso a su vez tendrá una serie de consecuencias. Una de ella podría ser la tensión o problemas en la parte baja de la espalda.

Como mencione anteriormente, el respirar correctamente no sólo es importante durante los ejercicios, sino que puede ser de gran ayuda para todo el cuerpo. La practica de la respiración profunda puede ser beneficiosa cuando tratamos de relajarnos, para combatir la ansiedad y la depresión. Además de ayudar a combatir tensiones en el cuerpo y el respirar profundamente podría eliminar toxinas.

Existen innumerables maneras de conectarnos con nuestra respiración, entre ellas están el Pranayama, la meditación y la visualización. También existen practicas que combinan la respiración con el movimiento del cuerpo entre estas están el Yoga, el Qi gong y el Tai chi.

Un excelente ejercicio de meditación que te ayuda a conectarte con tu respiración y el funcionamiento de tu cuerpo en general es el tomarte unos cinco minutos al día y observar lo siguiente:

Las partes del cuerpo que se expanden durante la respiración. Puede ser de ayuda poner una mano en el vientre y otra en el pecho durante la observación. Este ejercicio consiste en observar lo que sucede en nuestro cuerpo durante la respiración sin tratar de cambiar nada.
Si la inhalación es mas larga que la exhalación o viceversa, o si ambas son de igual duración.

Si hay algunas áreas del cuerpo que se mueven sutilmente durante la respiración
Si hay algunas áreas del cuerpo que se encuentran tensas y sin movimiento mientras respiramos
Cualquier movimiento que sientas el impulso de hacer para sentirte más confortable mientras respiras
Este ejercicio te puede ayudar a crear conciencia acerca de tu cuerpo y ese es un excelente primer paso hacia el mejoramiento de tu bienestar. No puedes cambiar lo que desconoces de tu cuerpo.

Obesidad infantil: ¿prevención o tratamiento?

Obesidad infantil: ¿prevención o tratamiento?

La obesidad infantil constituye sin duda uno de los principales problemas de salud a los que se enfrenta el mundo desarrollado, habiendo sido señalada por la Organización Mundial de la Salud como la epidemia nutricional de siglo XXI. Aunque las causas de esta epidemia son multifactoriales, incluyendo causas genéticas y ambientales, en general podemos admitir que el exceso de grasa corporal que define la misma se debe fundamentalmente a un desequilibrio entre la ingesta y el gasto energético. Son numerosos los autores que destacan la existencia de un ambiente obesogénico en nuestra sociedad, caracterizado por la disponibilidad a todas horas de abundantes alimentos ricos en energía, azúcares refinados, grasas saturadas y sal, el desarrollo de un ocio de tipo sedentario que incluye consumo de innumerables horas de televisión al día, consolas de videojuegos, teléfonos inteligentes, etc., y un descenso significativo de las horas dedicadas por los niños a la práctica de actividad física, tanto en forma de deportes como de juegos.

La importancia de la obesidad infantil no radica principalmente en su asociación cada vez más frecuente con el desarrollo de comorbilidades (diabetes mellitus, hipertensión arterial, hígado graso…) en la edad pediátrica, sino en el hecho de que un niño obeso tiene altas probabilidades de convertirse en un adulto obeso y este tiene un mayor riesgo de mortalidad. Un estudio reciente realizado en adolescentes demuestra que el tener un IMC elevado en la adolescencia se asocia significativamente a una mayor mortalidad cardiovascular y por cualquier causa en la edad adulta.

La obesidad infantil continúa siendo un problema para la sociedad y un auténtico reto para los pediatras. Es misión de todos conseguir que el menor número posible de niños desarrollen obesidad (prevención primordial), para lo que se deben implementar medidas preventivas adecuadas desde los primeros momentos de la vida. También debe ser objetivo común conseguir tanto que los niños con sobrepeso no se conviertan en obesos (prevención primaria), como que los niños obesos no se conviertan en adultos obesos (prevención secundaria), para lo que necesitaríamos:

1) unos criterios diagnósticos claros de obesidad y sobrepeso;
2) adecuada adquisición de habilidades en entrevista motivacional por los profesionales encargados del seguimiento y control del paciente obeso;
3) estandarización y consenso del tratamiento a desarrollar desde Atención Primaria;
4) establecimiento de criterios claros de derivación a atención especializada, y
5) la creación en los hospitales de unidades especializadas en obesidad para el tratamiento intensivo de los casos más graves.

Estás satisfecha con tu cuerpo?

Estás satisfecha con tu cuerpo?

Párate frente al espejo y honestamente, responde: ¿te agrada lo que ves?
Aunque nadie es perfecto y siempre podemos mejorar, sentirnos satisfechas de nuestro cuerpo es parte fundamental de nuestra autoestima. Pero pocas mujeres están contentas con lo que ven, según una encuesta. Y tú, ¿estás satisfecha con el tuyo?

Una encuesta publicada en la revista Journal of Women & Aging indica que sólo el 12 por ciento de las mujeres encuestadas (unas 1.700), estaban satisfechas con la forma y tamaño de sus cuerpos.

Las mujeres encuestadas, todas mayores de 50 años, estaban en su mayoría (un 88 por ciento) en un peso apropiado. Sin embargo, incluso entre el 12 por ciento de las que sí estaban satisfechas con su cuerpo, había algunas quejas. Un 56.2 por ciento tenía quejas en cuanto al tamaño del estómago, 53.8 por ciento sobre su rostro y un 78.8 sobre el estado de su piel.

Para estar satisfechas con nuestro cuerpo no sólo se necesita ir al gimnasio o mantener una dieta saludable. El verdadero cambio está en la forma de pensar. Al analizar los resultados de esta encuesta, Joan Chrisler, profesora de psicología en el Colegio de Connecticut, en New London, y especialista en la psicología del peso y los trastornos alimenticios en las mujeres, opina que las éstas deben de tratarse mejor a sí mismas. Esto incluye dormir lo suficiente, hacer ejercicio, alimentarse bien, hidratar la piel, comprarse y llevar la ropa que más favorece e, incluso, recibir un masaje de vez en cuando. “Muchas mujeres no se tratan bien a sí mismas porque están decepcionadas con su cuerpo”, indica. ¡Ya es hora de cambiar esa conducta!

La psicóloga también da esta sugerencia: ver más películas extranjeras. “Si ves películas francesas o japonesas, verás a muchas más mujeres mayores que en las películas estadounidenses, y en su mayoría no están delgadas como un palillo”, asegura.

Otro consejo de Chrisler es evitar las revistas de moda. “Están llenas de mujeres jóvenes y llevan ropa que a las mujeres mayores no les sienta bien. No están hechas para nosotras”…

Así mismo, la Universidad Bloomsburg, en Pennsylvania, ha dado a conocer su propia lista medidas prácticas para que la mujer de cualquier edad (y todos en general) se sienta mucho mejor con su imagen.

Concéntrate en tus logros.

Toma conciencia de tus pensamientos y creencias y expresa tus emociones de una manera constructiva, saludable.
Desecha el diálogo interno negativo y reemplaza los pensamientos perturbadores por otros positivos. Pregúntate: “¿Qué puedo pensar y hacer para que esto sea menos estresante?” Un ejemplo puede ser: “Hacer frente a esta situación puede hacerme más fuerte.”
Mira tu cuerpo y a ti misma en una luz positiva, escribiendo un “Me agrada como soy porque…” y haz una la lista de tus cualidades.
Anímate, utiliza declaraciones optimistas y cree en tus capacidades y autoestima.
Toma una conciencia crítica de cómo los medios representan sus mensajes de belleza y figura (delgadez).
Participa en actividades que promuevan tu bienestar físico y bienestar mental y/o el bienestar de los demás.
Rodéate de personas que sean fuente de apoyo, respeto y estímulo.
Establece objetivos que representen un reto pero que a la vez sean realistas. Y encuentra formas de vincular esos objetivos con tus sueños, valores y emociones.
Todos los días da gracias por tres cualidades o cosas buenas que tengas en tu vida.

Finalmente recuerda, no hay cuerpo estéticamente perfecto… Pero la manera en que nuestros organismos funcionan es verdaderamente prodigiosa.

La forma en que cada una de las partes de nuestro cuerpo se desarrolla y funciona es admirable. Sólo pensar en eso es suficiente para que no sólo te sientas satisfecha con tu cuerpo, sino para que sientas que en verdad ¡somos una maravilla!