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Qué es la psicología bariátrica?

Qué es la psicología bariátrica?

La psicología bariátrica es la ciencia que estudia el comportamiento, las creencias, percepciones, y sensaciones relacionadas con la pérdida de peso en aquellas personas que se han sometido a un tratamiento de reducción de estómago. Es decir, aborda las dificultades en el establecimiento y mantenimiento de hábitos saludables relacionados con el peso.


Desde el equipo de Psicología Bariátrica de Obesidad López-Nava ayudamos a los pacientes a entender que los tratamientos endoscópicos de la obesidad son un primer paso para la pérdida de peso, a partir del cual será necesario realizar cambios hacia una vida con unos hábitos más saludables. Dichos hábitos requieren de un aprendizaje, y esta es la buena noticia, podemos re-aprender a relacionarnos con los hábitos de alimentación y de ejercicio físico que hemos estado manteniendo a lo largo del tiempo.

Probablemente, la mayoría de las personas tendrán unas nociones básicas sobre la importancia de la alimentación y el ejercicio físico para bajar de peso. No obstante, tener estas nociones no garantiza el éxito. Por ejemplo, muchas personas inician múltiples dietas a lo largo de su vida que finalizan en fracaso, ¿por qué a pesar de tener los conocimientos teóricos estos no se traducen a la práctica? Y más importante aún, ¿por qué si buscamos resultados diferentes continuamos empleando el mismo método que ha fallado previamente? El equipo de Psicología Bariátrica te ayudará a comprender y manejar las dificultades que se presentan en el paso a la acción y su mantenimiento a lo largo del tiempo.

¿En qué consiste la visita con el psicólogo/a?
La primera sesión consistirá en una primera toma de contacto. Queremos conocerte para así poder proporcionarte los recursos que más se ajusten a tus necesidades. Para ello, hablaremos sobre cómo se organiza tu día a día, cuales son los principales factores de estrés que te afectan en la actualidad, así como tu historia de peso, qué métodos para el control del peso has probado previamente, cuál es tu principal motivación para iniciar este proceso, y con qué apoyos sociales y familiares cuentas, entre otros.

Durante las siguientes sesiones, trabajaremos sobre las conductas, pensamientos y emociones que dificulten el logro de los objetivos fijados. Por ejemplo, algunas de las creencias desadaptativas que aparecen con frecuencia son: “no puede quedar comida en el plato, es necesario tomar postre para sentirme satisfecho/a, cuando me sienta a gusto con mi cuerpo comenzaré a realizar cambios, si no hay efectos directos en el peso es que no soy capaz, etc.” Mientras que algunas de las conductas más frecuentes son: comer a pesar de no sentir hambre, comer como solución al aburrimiento, u ante emociones como la soledad y la tristeza, no realizar ejercicio para evitar el juicio de los demás, etc. En consulta psicológica abordaremos estos, y otros pensamientos, emociones y actitudes que amenacen con frenar la pérdida de peso, para lo cual trabajaremos en la identificación de los desencadenantes y mantenedores de estos, para ir realizando un cambio hacia otras opciones más adaptativas.

En nuestro equipo, las sesiones de psicología bariátrica suponen un componente más del tratamiento interdisciplinar que ponemos a tu disposición. Queremos establecer con usted una relación mutua, en la que guiarlo hacia el logro de tus metas dentro de un estilo de vida saludable.

Haz ejercicios aeróbicos para reducir la grasa del abdomen

Haz ejercicios aeróbicos para reducir la grasa del abdomen

Para eliminar esos kilos de más que se han ido acumulando en tu vientre, los ejercicios aeróbicos han demostrado ser más efectivos que los de resistencia. Aquí te contamos lo que encontró un grupo de investigadores estadounidenses al respecto, y por qué reducir la grasa abdominal es mucho más que una cuestión estética.

Preocupado por su “pancita de cerveza”, Pablo comenzó a ir al gimnasio a usar todas las máquinas con pesas que su condición física le permitía mínimo veces por semana. Al cabo de un tiempo, empezó a notar más definición en los músculos, pero una reducción muy pobre en la circunferencia del abdomen relacionada a tanto cansancio y esfuerzo.

A Rocío le ocurrió algo similar. Como es más tímida que su compañero, empezó a hacer series de abdominales en la intimidad de su casa, cuando estaba sola. Primero diez por día, luego veinte, luego treinta y así fue agregando cada vez más, pero el tiempo pasaba y, si bien se notaba con más resistencia y un vientre un poco más plano, no lograba perder toda la grasa abdominal que esperaba.

Observando las actividades de sus amigos y conocidos, Pablo decidió bajarse un poco de las máquinas de pesas para combinarlas con la cinta de correr. Rocío se dejó convencer por una amiga y — aunque sigue haciendo los abdominales en su casa — comenzó una clase de gimnasia rítmica que le resulta súper entretenida.

Ahora, no sólo se divierten más sino que ambos se sienten más livianos y, posiblemente, también logren reducir la grasa abdominal (que resulta tan difícil de eliminar) en mucho menos tiempo. De ser así, los casos de Pablo y de Rocío serían una prueba más que confirma lo que varios estudios ya han demostrado al respecto.

¿A qué nos referimos? A que los ejercicios aeróbicos parecen ser más efectivos a la hora de buscar un vientre plano y delgado. Así lo habían demostrado algunos estudios, y lo volvió a confirmar una nueva investigación desarrollada por unos especialistas del Centro Médico de Duke University, en Estados Unidos, que fue publicada en la revista American Journal of Physiology.

Según este último trabajo, los ejercicios aeróbicos permiten quemar 67 por ciento más calorías que el entrenamiento con resistencia. Para llegar a estos resultados, los investigadores compararon la eficacia de los ejercicios aeróbicos (como trotar) con el entrenamiento en resistencia (como levantar pesas) o una combinación de ambas actividades en 196 adultos sedentarios y con sobrepeso, que tenían entre 18 y 70 años de edad, durante ocho meses.

Los participantes del grupo de los ejercicios aeróbicos trotaron el equivalente a 19 kilómetros o 12 millas por semana, al 80 por ciento de la tasa cardiaca máxima, mientras que los integrantes del grupo de ejercicios de resistencia hicieron tres series de doce repeticiones, tres veces por semana.

Así, los investigadores observaron cómo estos tipos de ejercicio reducían la grasa que se encuentra en la profundidad del abdomen y rellena los espacios entre los órganos internos, llamada grasa visceral y del hígado, que se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas, diabetes y algunos tipos de cáncer.

Tras analizar los datos obtenidos, encontraron que los ejercicios aeróbicos redujeron significativamente la grasa visceral y del hígado y mejoraron los factores de riesgo de las enfermedades cardiacas y la diabetes, así como la resistencia a la insulina, las enzimas hepáticas y los triglicéridos. Por el contrario, el entrenamiento en resistencia no confirió esos beneficios pero la combinación de ambos ejercicios sí logró resultados similares.

De este modo, los ejercicios aeróbicos o una combinación de ambos, tal como están haciendo Pablo y Rocío, no sólo pueden ayudarlos a perder esos kilos o libras de más sino también a combatir todos los problemas de salud que se asocian al exceso de grasa abdominal.

El ejercicio es una parte importante de tu salud, y si los acompañas con una dieta sana apropiada para tu estatura y tu grado de actividad, serán mucho más efectivos. Complementa tu rutina de ejercicios con la dieta apropiada: rica en frutas, verduras, granos integrales, lácteos bajos en grasa, pescado, aves, carnes magras, etc. que no sea excesivamente baja en calorías para que tengas suficiente energía y fuerza para ejercitarte. Recuerda beber bastante agua para mantenerte bien hidratado(a). Junto a todo esto, no te olvides de descansar suficiente. Verás cómo tu cuerpo demuestra la diferencia, no sólo con más energía sino con un vientre mucho más plano, que además, es más saludable.

Pirámide alimenticia para bariátricos

Pirámide alimenticia para bariátricos

Primer escalón:
En la base de la pirámide encontramos tres patas fundamentales de la baja y mantenimiento de peso saludable después de la cirugía bariátrica:
• Actividad Física adecuada a su peso y posiblidades.
• No olvidar tomar sus suplementos dietéticos.
• Hidratarse correctamente: No menos de 8 vasos de líquidos saludables (agua, tes, caldos claros, mate)

Segundo escalón:
CONSUMO DE PROTEÍNAS
Carnes, lácteos, legumbres ricas en hierro, huevos, pescado.
4 a 6 porciones diarias

Tercer escalón:
VERDURAS Y FRUTAS
Ricas en vitaminas y minerales
2 a 3 porciones diarias

Cuarto escalón:
CEREALES, PANES INTEGRALES, PAPAS
Aportan vitaminas, minerales, fibra.
2 a 3 porciones diarias

Quinto escalón:
Dulces, alimentos ricos en grasas, productos de panadería, bebidas con azúcar, bebidas alcohólicas
Ocasionalmente y en forma moderada

No desatender las otras pandemias en tiempos de coronavirus

No desatender las otras pandemias en tiempos de coronavirus

Es probable que hoy muchas personas sepan que el SARS-CoV-2 se cobró en seis meses más de 500.000 vidas en el mundo. Los medios de comunicación, las redes sociales y los propios gobiernos se han encargado de mantener a la población al tanto de la evolución de esta pandemia, que rápidamente causó un alerta global. Sin embargo, quizás demasiados ignoren que existe desde hace años otra pandemia, que mata anualmente a 2.800.000 personas y para la cual tampoco existe vacuna: la obesidad.

Una enfermedad compleja, multicausal, que es motivo de estigmatización y que ahora, más que nunca, no puede ser subestimada. Diversos estudios científicos en el mundo ya han comprobado que las personas con obesidad, en caso de contraer el nuevo coronavirus, pueden sufrir más complicaciones y tienen mayor riesgo de muerte. En nuestro país, eso implica que uno de cada cuatro argentinos es más vulnerable frente al covid-19 por el solo hecho de padecer obesidad.

Pero los datos duros no bastan para describir el desafío que implica hoy cuidar de quienes sufren esta enfermedad crónica.

PERSONA OBESA, 55 años tiene hipertensión, diabetes y, además, obesidad mórbida. En enero fue derivada con un especialista para someterse a una cirugía bariátrica con el fin de corregir sus factores de riesgo. En febrero comenzó a realizarse los controles pre-quirúrgicos y, en marzo, cuando ya se habían dispuesto las medidas de aislamiento obligatorio, suspendió el tratamiento.
Prefierió esperar. Tengo miedo a salir de casa y contagiarme mientras me operan”.
Se le explicaron las condiciones de seguridad estaban garantizadas para que pueda operarse, decidió no hacerlo. Ya postergó seis meses su cirugía, pese a saber que lo mejor era someterse a ella cuanto antes.

Su cuadro puede agravarse. Las medidas de aislamiento social, si bien son primordiales, pueden conducir a que realice menos actividad física, a un mayor consumo de alimentos poco saludables, a un aumento del estrés, de la ansiedad y a la privación de sueño, todos ellos factores capaces de contribuir al aumento de peso.

Los problemas que complican la situación de quienes sufren obesidad y otras enfermedades crónicas son que, por un lado, la atención médica está centrada en el covid-19 y, por el otro, por temor a salir de sus hogares y contagiarse de coronavirus, muchas personas demoran la consulta, aun teniendo síntomas de alerta. Por eso es fundamental recordar que quienes padecen enfermedades crónicas necesitan atención.

Sin controles ni tratamiento, las patologías preexistentes siguen su curso, lo que puede conducirnos a un desastre sanitario. Los accidentes cerebrovasculares y los infartos cardíacos continúan ocurriendo y las principales enfermedades crónicas que sufren los argentinos corren riesgo de quedar desatendidas en épocas de pandemia.

Es sabido que la obesidad implica un estado de inflamación crónica que puede contribuir a gatillar enfermedades metabólicas (como la dislipidemia, la insulino resistencia y la diabetes tipo 2) y puede modificar la respuesta inmune del organismo haciendo que el sistema de defensa de nuestro cuerpo sea más vulnerable a las infecciones y responda menos a las vacunas, los antivirales y los antibióticos.

Al mismo tiempo, las comorbilidades relacionadas con la obesidad también pueden implicar un factor de riesgo adicional que lleva a las personas con elevado índice de masa corporal (IMC) a sufrir las complicaciones del covid-19. En concreto, la hipertensión, la diabetes y la enfermedad cardiovascular fueron las patologías que estuvieron habitualmente presentes en los pacientes que murieron por coronavirus en Italia.

Todo esto hace que resulte vital que las personas con obesidad no interrumpan sus tratamientos y que el sistema sanitario les garantice el acceso tanto a las terapias farmacológicas como a la cirugía bariátrica, considerada el tratamiento electivo de la obesidad mórbida que permite disminuir los múltiples riesgos a los que están expuestos estos pacientes.

Del mismo modo, se debe responder a la necesidad de seguimiento de aquellas personas que ya fueron operadas.

En lo que respecta a los profesionales de la salud, es imperativo que comprendamos que la obesidad es una enfermedad que no se puede atribuir únicamente a un desequilibrio entre el consumo y el gasto energéticos, sino que requiere de una atención multidisciplinaria por parte de equipos especializados. Siempre, pero aún más en el contexto actual, no debemos postergar la derivación de los pacientes con obesidad a los especialistas.

Por último, como sociedad tenemos que dejar de culpar a quienes sufren de exceso de peso por su enfermedad y terminar de una vez por todas con los dañinos estigmas que recaen sobre estas personas. No olvidemos que cuando la pandemia de SARS-CoV-2 haya pasado, por la de obesidad todavía quedará mucho por hacer.