¡¡CUIDEMOS SU ALIMENTACIÓN!!
Como padres formamos sus hábitos, que sean saludables para evitarles el desarrollo de esta enfermedad.
¡¡CUIDEMOS SU ALIMENTACIÓN!!
Como padres formamos sus hábitos, que sean saludables para evitarles el desarrollo de esta enfermedad.
El primer motivo por el cual se nos ocurre debemos comer despacio es porque de esta forma disfrutamos más nuestro plato, percibimos mejor los sabores y asociamos el momento de comer a un acto placentero, relajado. Pero además, hay otras muchas razones para comer despacio.
Comer despacio también favorece el control de las cantidades que consumimos, porque nos permite estar más atento a lo que ingerimos. Además, al comer más lento podemos experimentar sensación de saciedad con menos cantidad de alimento, lo cual contribuye a controlar el peso corporal.
Por ello, para adelgazar o prevenir el aumento de peso, siempre es aconsejable comer despacio.
Por otro lado, si comemos lentamente, nuestro cuerpo recibe en mejores condiciones los alimentos, sin estrés, y abocado plenamente a la digestión, así se favorece el proceso digestivo y se previenen molestias posteriores. Por lo tanto, para personas con gastritis u otros problemas gastrointestinales, es recomendable comer más lento.
Como si fuera poco, comer despacio nos permite aprovechar el acto de comer no sólo para ingresar alimentos al organismo, sino también, para socializar, para despejar la cabeza del trabajo u otras preocupaciones, y disfrutar de un grato momento.
Por todas estas razones es importante comer despacio, sin prisas, disfrutando del acto de comer, atendiendo y saboreando lo que comemos, sin perder la conciencia de ello.
Hablamos de comer despacio, y aunque la velocidad de ingesta puede ser muy lenta según nuestra percepción, quizá estemos realizando una comida completa en sólo 10 minutos, pues esto NO es comer despacio.
Comer despacio implica realizar una comida, ya sea desayuno, almuerzo, merienda o cena, en un mínimo de 20 minutos. De ser posible, lo aconsejable sería dedicar un tiempo de al menos 30 minutos a una comida completa.
Sabemos que muchas veces el desayuno sólo nos demora unos 5 minutos y una comida como el almuerzo está culminada en 10 minutos, entonces, es necesario tomarnos el tiempo para comer más despacio, sin tanta prisa, por el bien de nuestra salud.
Es bueno comenzar por identificar cuánto tiempo demoramos en culminar una comida desde su inicio, y así, saber si debemos comer más despacio o si el tiempo que dedicamos a la comida es saludable.
Consejos para comer despacio
Si has notado que comes rápido, en poco tiempo, y quieres disfrutar de los beneficios de comer despacio, a continuación te mostramos algunos consejos para lograrlo:
Mastica bien cada bocado, intentando percibir los sabores de cada ingrediente del plato. Esto concentrará tu atención en lo que comes y demorará tu ingesta.
Bebe agua entre un bocado y otro, de manera de pausar la ingesta y enlentecer la comida.
Deja los cubiertos tras cada bocado sobre el plato, culmina con un bocado y retoma los cubiertos para continuar la ingesta. Este truco te permitirá dedicarle tiempo a cada bocado que ingresa en la boca y por lo tanto, permitirá comer más despacio.
Utiliza los cubiertos porque con ellos siempre comes más lentamente que si ingresas el alimento a la boca con la mano. Por ejemplo: si comes un bocadillo sin cubiertos lo harás más rápido que con ellos.
Come siempre sentado a la mesa porque de esta forma podrás concentrarte en el ritmo al que comes y será más fácil comer lentamente, mientras que si comes parado o haciendo otra tarea, rápidamente acabarás con lo que comes casi sin darte cuenta.
Come sin distracciones, es decir, lejos del lugar de trabajo, del ordenador, o de la tele, pues ellos desviarán tu atención, permitiéndote comer rápidamente sin que lo percibas.
Consume más fibra, pues los alimentos más duros, con mucha fibra, requieren más masticación y por lo tanto, demoran la velocidad de ingesta.
Recuerda que comer despacio es de gran importancia para cuidar la salud del organismo, por ello, ten en mente cómo lograrlo y disfrutarás de sus beneficios.
Reabrir sin controlar la transmisión es una receta para el desastre
Ningún país puede simplemente “pretender” que la pandemia se acabó, y el regreso de los niños a la escuela y de los adultos a su lugar de trabajo debe hacerse de manera segura, aseguró la agencia de salud de la ONU
ONU
Los expertos de la agencia explicaron los pasos que deben seguir las naciones para tomar control de la transmisión del coronavirus.
Reabrir las economías y las sociedades sin tener control sobre la transmisión del COVID-19 es una “receta para el desastre” advirtió el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante su conferencia de prensa habitual este lunes.
Tedros Adhanom Gebreyesus aseguró que, a ocho meses del comienzo de la pandemia, la Organización comprende que las personas están cansadas y anhelan continuar con sus vidas, así como los países quieren que sus economías vuelvan a funcionar.
“Eso es lo que también quiere la OMS. Los pedidos para quedarse en casa y otras restricciones son algo que algunos países sintieron que debían hacer para aliviar la presión sobre sus sistemas de salud. Pero se han cobrado un alto precio en los medios de vida, las economías y la salud mental”, dijo.
Agregó que la Organización apoya plenamente los esfuerzos de reapertura: “queremos que los niños regresen a la escuela y las personas que regresen al lugar de trabajo, pero queremos que se haga de manera segura”, explicó.
Tedros recalcó que ningún país puede simplemente fingir que la pandemia ha terminado ya que la realidad es que este coronavirus se propaga fácilmente, puede ser fatal para personas de todas las edades y la mayoría de las personas siguen siendo susceptibles a contagiarse.
“Si los países se toman en serio la apertura, deben tomar en serio la supresión de la transmisión y la importancia de salvar vidas. Esto puede parecer un equilibrio imposible, pero no lo es, se puede hacer y se ha hecho. Pero solo se puede conseguirr si los países tienen el control de la transmisión, cuanto más control tengan sobre el virus, más se pueden abrir. Reabrir sin tener el control es una receta para el desastre”, dijo.
¿Cuales son la más traicioneras?
En contra de las recomendaciones que se han difundido durante las últimas décadas, varias investigaciones han comenzado a revalorar los beneficios nutricionales de las grasas de origen animal. Aquí te contamos más detalles sobre este debate, qué tipos de grasas existen, cuáles debes evitar y por qué el azúcar se ha vuelto el nuevo “culpable”.
Una de las recomendaciones principales a la hora de llevar una dieta saludable es reducir tu consumo de grasas, entre otras cosas porque dicho consumo puede promover el desarrollo de las enfermedades del corazón y, por ejemplo, hacer que aumenten tus niveles del colesterol en la sangre.
Sin embargo, no todas las grasas son iguales y algunas se consideran más saludables que otras, como las grasas no saturadas, que ayudan a incrementar los niveles del colesterol bueno. Entre estas grasas no saturadas se encuentran las monoinsaturadas, que se encuentran en los frutos secos, las semillas, las paltas y en algunos aceites como el de oliva, canola y girasol, y las grasas poliinsaturadas, que abundan en los granos de maíz, semillas de algodón, aceites y semillas de lino, en los s o porotos, en los aceites de soja, en las margarinas y en los mariscos.
Las grasa saturadas, por el contrario, son aquellas que suelen ser sólidas a la temperatura ambiente, como las que se encuentran en la carne de los animales y en los lácteos (por ejemplo, la manteca o mantequilla, el queso y la crema) y se han asociadas con un aumento en el colesterol malo y en consecuencia, con los problemas del corazón.
Varias investigaciones recientemente han comenzado a replantearse el valor nutricional de las grasas de origen animal. Más aún, en un artículo publicado en la revista médica British Medical Journal (BMJ), Aseem Malhotra, uno de los cardiólogos más prestigiosos del Reino Unido y especialista del hospital universitario de Croydon, en Londres, concluye que las grasas saturadas de la manteca, el queso o la carne roja no son tan perjudiciales para el corazón como se creía hasta ahora.
Según Malhotra, el consumo de productos bajos en grasa ha incrementado “paradójicamente” el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. ¿Cómo es posible esto? Principalmente, porque los productos magros tienen menos sabor y, al elaborarlos, las industrias les agregan más azúcar y edulcorantes para realzar los sabores.
De esa manera, la que ha pasado a ocupar el primer puesto en la alerta actualmente es el azúcar, que se encuentra en muchos productos elaborados, no sólo en los dulces sino también en otros en los que pasa inadvertida, como en ciertas salsas tipo catsup o barbacoa. Por ejemplo, si en las etiquetas figura alguna de estas denominaciones, es porque contiene azúcar:
Néctar de agave (aguamiel o, en inglés, agave nectar).
Sirope o jarabe de arroz integral (brown rice syrup).
Dextrosa (dextrose)
Jugo de caña evaporado (evaporated cane juice)
Glucosa (glucose)
Lactosa (lactose)
Sirope, jarabe o miel de malta (malt syrup)
Melaza (molasses)
Sacarosa (sucrose)
Y si en el paquete del producto que estás por comprar aparece alguno de estos ingredientes entre los primeros de la lista o si contiene más de 4 gramos totales de azúcar, tal vez sea mejor que lo evites.
Pero volvamos a las grasas, ¿es que ahora puedes comer un bife o porcion de asado sin sentir culpa?
Siempre y cuando no te excedas y sepas distinguir entre un trozo de carne a la parrilla y otro frito. ¿Por qué? Porque las comidas fritas contienen grasas de las denominadas trans, que siguen siendo parte de la lista de alimentos que es mejor evitar.
Las grasas trans también integran el grupo de las grasas no saturadas, pero no son saludables como las mono y poliinsaturadas. Esto se debe a que las grasas trans aumentan el riesgo de desarrollar problemas del corazón. Se encuentran en los aceites hidrogenados y parcialmente hidrogenados y en los productos que contienen esos aceites, como galletas, pasteles, donas (rosquillas) y en las comidas fritas en general.
Muchos especialistas de varias lugares del mundo se unen a esta nueva sugerencia. Por eso, aprende a distinguir las grasas en los alimentos y elige las opciones más saludables. Y, desde luego, cuando se trata de grasas recuerda que hay que consumirlas en moderación (y no te olvides que la dieta mediterránea sigue siendo muy saludable para el corazón).
Es importante que te aprendas cómo leer correctamente las etiquetas en los productos y que evites aquellos que contengan mucha azúcar. Y no te olvides que existe muchos alimentos que no están procesados que son muy saludables. Es más, si quieres mantener a tu corazón sano, también es conveniente evitar el exceso de sodio (sal). Y por supuesto, recuerda incluir una rutina de ejercicios diariamente. Es la combinación ideal para mejorar tu calidad de vida y vivir mejor por más tiempo.