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Cómo puede ayudarnos el nutricionista en consulta tras una operación bariátrica?

Cómo puede ayudarnos el nutricionista en consulta tras una operación bariátrica?

En consulta, el nutricionista ayuda a organizar los horarios de las ingestas y a identificar que alimentos son los idóneos para cada paciente según su situación personal y su intervención. Es muy necesario saber elegirlos correctamente.
Un picoteo saludable no son unas rosquilletas, tampoco unas galletas ni unas patatas de bolsa light. Ni siquiera muchos productos vendidos como “light” ni como “snack saludable”. ¿Por qué motivo?, porque son muy altos en calorías comparados con otros alimentos naturales, o están cargados de azúcares, grasas saturadas, conservantes, edulcorantes y sal.

La mayoría de picoteos saludables podemos encontrarlos en el supermercado y lo más seguro es que la mayoría de ellos NO estén etiquetados como “light” o “snack saludable”.

Lógicamente, tampoco es conveniente excederse en su consumo tras una operación de Bypass Gástrico. Esto es debido a que pueden llenar mucho el estómago. Puede parecer beneficioso para cualquier momento del día, pero no es así. De hecho su consumo ha de priorizarse en horas del día en los que no hay que hacer una toma completa y nutritiva (por ejemplo si nos entra hambre unas horas después de comer o de cenar, o incluirlos en los almuerzos o meriendas si consideramos que nos quedamos con hambre). Pero cuidado en las comidas principales, para las comidas principales siempre tenemos que conseguir un plato equilibrado.

A continuación enumeramos los alimentos o grupos de alimentos a los que nos referimos. Tenga en cuenta que muchos de ellos no son aptos para determinadas fases del proceso preoperatorio o postoperatorio de una reducción de estómago. Debemos tenerlos en cuenta según el protocolo que le proporcionaran los profesionales en la visita a nuestra consulta.

1- Yogur natural o edulcorado.
2- Una pieza de fruta (Plátano, Manzana, Pera, Kiwi, Fresas, Sandía…)
3 – Frutos secos.
4- Tostado con Tomate
5- Pepino
6- Zanahoria
7- Espinacas
8- Calabaza
9- Rábano
10- Remolacha
11- Apio
12- Coliflor
13- Infusiones (Manzanilla; Poleo; Té…)
14- Leche desnatada o semidesnatada (1 vaso)
15- Queso fresco desnatado (1 tarrina)
16- Jamón serrano (2 lonchas)

En conclusión, el paciente intervenido de cirugía bariátrica aprende a diferenciar un picoteo innecesario de una ingesta de alimentos saludables y bien planificados, gracias a la ayuda del nutricionista y del psicólogo. De este modo, evita encontrarse fatigado en determinadas horas del día o terminar comiendo en exceso en las comidas principales

Picoteos saludables tras una cirugía bariátrica

Picoteos saludables tras una cirugía bariátrica

¿Existen los picoteos saludables tras una operación de bypass gástrico?

La respuesta es afirmativa. SÍ que existen picoteos saludables, pero primero debemos reformular este concepto. La palabra picoteo (aunque aparezca la etiqueta saludable) se relaciona con una ingesta entre horas que no necesitamos y que viene normalmente motivada por la apetencia, la gula o el hambre emocional.

En este artículo el concepto de picoteo se entiende más bien como una ingesta añadida a las tradicionales 5 ingestas diarias (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena). Pero, a diferencia de un picoteo tradicional, es una respuesta a las necesidades nutricionales o fisiológicas de un paciente intervenido de reducción de estómago o de Bypass gástrico. El paciente intervenido ingiere menos cantidad de alimento en cada una de sus tomas principales y es normal que en lugar de 5 ingestas, realice 6 o incluso 7, dependiendo de sus horarios de trabajo, etc.

Veamos a continuación 2 ejemplos de situaciones cotidianas que se tratan en consulta frecuentemente.

Ejemplo 1
Mar es una paciente de bypass gástrico, y tan solo han pasado 3 meses de su operación. Entra a trabajar a las 8:00 de la mañana y, por tanto, desayuna a las 7:00am. Almuerza a las 10:00 en el descanso de 20 minutos del trabajo. Y como no llega a casa hasta las 14:30, come a las 15:00h. De este modo, tenemos 5h de diferencia entre el almuerzo y la comida. Es excesivo y puede provocar una comida demasiado abundante o que el paciente coma excesivamente rápido llegando a producir digestiones pesadas (al comer rápido no se es consciente de la sensación de saciedad y se come en exceso, aunque sean 2 o 3 cucharadas más).

Es aconsejable que Mar ingiera una fruta (media pieza o según su nivel de saciedad), un yogur o 2-3 nueces a las 2 horas y media aproximadamente de haber realizado el almuerzo. En nuestro ejemplo sería a las 12:30.

Ejemplo 2
Fernando es un paciente que lleva 1 año y medio intervenido de una operación de bypass gástrico. Paulatinamente ha cogido buen ritmo en el gimnasio de su barrio y ya acude 3-4 días a la semana al salir de trabajar, de 20:00 a 21:00h.

Como tiene horario partido en la oficina (10:00h-13:00 / 14:00.19:00), come a las 13:00 y aunque merienda a las 16:30, llega con hambre al gimnasio (20:00h) y siente fatiga, incluso algún día mareos.

Es aconsejable que Fernando realice una segunda merienda 1h antes aproximadamente de ir al gimnasio compuesto por una fruta, un lácteo o una combinación de ambos. Según necesidades del paciente la ingesta puede ser mayor.

La obesidad como camino

La obesidad como camino

“Nací, en una familia que relacionaba salud con gordura y obesidad, y donde el cariño se demostraba a través de la comida. Fui aprendiendo que en los hidratos, podía volcar todas mis emociones. Desde temprana edad, y paradójicamente, mi madre empezó a preocuparse por mi peso.

Comenzar una nueva dieta, una mas de tantas, finalmente era, un nuevo desafío que terminaba con la recuperación de todo el peso perdido. Hoy con 45 Kilos bajados puse mi propia experiencia y mi profesión al servicio del otro; comprendiendo sus emociones (que son mis emociones) y sentimientos. Desde mi experiencia pude rediseñar la vida que quiero vivir y es mi misión transmitirlo.”

“Hoy somos y estamos como una función de lo que hemos decidido y hecho ayer. Mañana estaremos y seremos según lo estamos decidiendo y siendo hoy”.
-Mario Dehter-

El objetivo de éste artículo es facilitar un espacio de reflexión sobre aspectos relacionados con la prevención y el tratamiento de la obesidad desde una nueva perspectiva.

El problema de la obesidad en nuestra sociedad

A pesar de los esfuerzos realizados por la comunidad científica, para encontrar solución a la obesidad, podemos decir que la misma sigue creciendo a pasos agigantados, transformándose en una epidemia a nivel mundial.

Sabemos las consecuencias sobre la salud que provoca la obesidad y el sobrepeso. Al mismo tiempo que alarma el crecimiento en las últimas décadas de casos en niños y adolescentes. Por tanto es preciso poner el foco en la PREVENCIÓN, logrando identificar y modificar ciertos hábitos familiares, sociales y educacionales, aprehendiendo nuevas formas de vincularnos con los alimentos logrando conductas mas posibilitantes y sanas.

Llama la atención que cuantas más soluciones se ofrecen para adelgazar, la problemática avanza y cada vez hay mas personas obesas. Basta con abrir cualquier revista de actualidad para observar la cantidad de publicidad, ofertas y promesas para alcanzar esa “figura” que la sociedad al mismo tiempo, exige.

Problemas emocionales y desajustes de nutrición

Muchos factores perturban nuestra salud diaria, sobretodo en lo que se refiere a la integración mente-cuerpo. La ansiedad, la depresión, la rabia… nos lleva a desconectar de nuestras experiencias corporales y a actuar por compulsión. Comer sin atención, como comer leyendo o viendo la televisión, más que siendo conscientes de lo que comemos, nos distrae y aparta de la escucha de los sabios mensajes de nuestro cuerpo respecto a lo que verdaderamente necesita.

Cuando no estamos en comunión con nuestro cuerpo, no obtenemos la información que necesitamos para un funcionamiento emocional y cognitivo sano. Una falta de conciencia corporal nos conduce a dificultades en la identificación de los estados emocionales. Esto se traduce en que no sabemos qué hacer con nuestras emociones intensas o impulsos que surgen en nuestro cuerpo. En este caso, el mindfulness, representa una técnica excelente para ayudarnos a indagar en nuestros pensamientos y emociones.

Cómo cambiar nuestros hábitos programados

Si generamos una mayor conciencia en busca del camino de “quién eres ahora” a “quién quieres ser”, nuestra vida puede empezar a cambiar. De esta forma, desafiamos y mostramos esos modos particulares de percibir, poco posibilitantes, que frenan el descenso de peso y limitan el mantener en el tiempo el peso saludable alcanzado.

Tendríamos que comenzar “despegando” éste concepto de la certeza que la obesidad es una “enfermedad incurable”. Al partir desde esa afirmación, nos quita ciertas posibilidades de intervención y de acciones más generativas para el logro de ciertos cambios. Es como entregarnos a una especie de “maldición” que nos viene desde afuera y nos marca un destino previsible, esperado, sin solución.

Es preciso poner luz en aquellas zonas oscuras donde nos detenemos sin avanzar en los logros de resultados que queremos crear. La base consiste en reformular ciertos pensamientos que fuimos incorporando y dejándonos siempre en el mismo lugar. Un lugar incómodo, pero a la vez conocido, dónde mas allá del malestar, nos da cierta seguridad, desde allí podemos entender tanta resistencia al cambio.

Círculo vicioso

Comienza entonces un “círculo vicioso” que lleva a hacer siempre mas de lo mismo: bajar de peso, subir, para volver a bajar y volver a subir, donde en cada vuelta de éste círculo se va intensificando la sensación de angustia, frustración, debilidad e impotencia. Por eso, la obesidad no es una enfermedad en sí misma, lo que “enferma” son los intentos fallidos de solución.

Si cambiamos nuestra manera de observar al mundo, de observarnos a nosotros mismos, y modificamos nuestras nuestras propias conversaciones y nuestros juicios, estaremos en condiciones de tomar acciones diferentes logrando resultados significativos. La responsabilidad de hacernos cargo de nuestros actos y la declaración de una visión y misión agrega valor y sentido a nuestra vida.
Tratamientos comunes para combatir la obesidad

La mayoría de los tratamientos propuestos en obesidad apuntan a la pérdida de peso, aislado como una meta estética, perdiendo la posibilidad de co-construir hábitos saludables mejorando la calidad de vida. En éste sentido, la obesidad es un elemento mas que se suma a un todo, por eso es inadecuado considerar la bajada de peso como única solución, asegurando así, el fracaso desde el inicio.

“No podemos resolver nuestros problemas de la misma manera como los creamos”.
-A. Einstein-

Desde otro paradigma, encontrando un nuevo abordaje emocional, buscando un camino que tome en cuenta a la persona como sistema, íntegra, con sus emociones, su corporalidad, su lenguaje, desde ésta coherencia que somos, con su mundo de intereses y relación. Detenernos a observar qué vínculo se sostiene con los alimentos y “quiénes estamos siendo en el acto del comer”.

Cuando una persona, en un acto de enojo, le arroja a otra una maceta, por ejemplo, el que está por recibir el impacto del golpe, no se le ocurría en ese momento, regar la planta, ni oler el aroma de sus flores. Lo que intentará hacer en el mejor de los casos, es tratar de esquivar el golpe. Porque en esa relación, en ese preciso momento, la maceta deja de ser maceta y pasa a ser “proyectil”.

Algo parecido ocurre con entre la relación persona-comida cuando hablamos de obesidad. Los alimentos, no son ni buenos, ni malos. Los habrá más sanos o menos sanos, pero en esa relación, en el momento de un atracón, por ejemplo, la comida deja de ser comida y actúa como descarga emotiva. De esta forma, se convierte en un arma dañina.

Para reflexionar…

Tus pensamientos, tus creencias, se transforman en palabras disfrazadas en afirmaciones.
Las afirmaciones se transforman en acciones.
Tus acciones irán creando hábitos.
Los hábitos lograrán ciertos resultados
Tus resultados… marcarán tu destino.

Qué debo saber sobre los aceites? ¿cuál es el más recomendado?

Qué debo saber sobre los aceites? ¿cuál es el más recomendado?

Hoy en día utilizamos, en mayor o menor medida, los aceites para cocinar, aliñar o con el objetivo de obtener algunas texturas deseadas para salsas o cremas. Su consumo está bastante extendido, sin embargo, mucha gente aún les tiene miedo por su contenido graso.

Diversos estudios han mostrado que no existe relación directa entre el consumo de grasas y el aumento de peso o las enfermedades cardiovasculares. No obstante, para hablar de si son o no son saludables, es necesario hacer una distinción entre los diferentes tipos de grasas y aceites, y sobre todo, de su origen y procesado.
Diferencias en el procesamiento

Refinado: La extracción del aceite se realiza a temperaturas muy elevadas y mediante la utilización de disolventes químicos. Además, se suele obtener del orujo (residuos) del fruto, por lo que será de peor calidad.
Virgen o virgen extra: Es el “zumo puro obtenido del fruto”, extraído a través de procesos físicos sin entrar en contacto con disolventes orgánicos. La mejor opción es su obtención tras una primera prensión en frío, ya que conservará mejor las vitaminas y compuestos fenólicos del fruto.

Tipos de aceites

De frutos:
Oliva: Su contenido principal son los ácidos grasos omega 9. Gracias a sus compuestos fenólicos, es beneficioso en enfermedades cardiovasculares, diabetes, para la prevención del deterioro cognitivo producido por la edad e incluso de algunos tipos de cáncer. Por otro lado, resiste bien las temperaturas de cocinado o fritura, debido a su contenido en antioxidantes.
Coco: Contiene sobre todo ácidos grasos saturados, pero no por ello es menos saludable. El ácido graso mayoritario es el ácido láurico, que no tiene ningún efecto negativo en nuestra salud. Más bien al contrario, si se utiliza en su versión virgen es saludable y recomendado para cocinar, al ser bastante estable a altas temperaturas.
Palma: Se extrae del fruto de la palmera y tiene un elevado contenido en ácidos grasos saturados. Su mala fama no se la ha ganado por su contenido en este tipo de ácido graso, sino que se debe a que se utiliza de forma refinada y está presente en la mayoría de productos ultraprocesados (por ser muy económico, por su palatabilidad, textura y conservación). Además, este tipo de aceite es el menos sostenible en España y con un gran impacto ambiental.

De semillas:
Girasol: Aporta gran cantidad de vitamina E y ácidos grasos omega 6. Es barato y el más consumido en Europa. Sin embargo, hay que consumirlo con moderación, ya que es importante mantener un equilibrio entre ácidos grasos omega 3 (antiinflamatorio) y omega 6 (proinflamatorio).
Maíz: Rico en ácidos grasos poliinsaturados y vitamina E. Se suele utilizar en su versión refinada para la elaboración de margarinas o mayonesas.
Lino: Fuente de omega 3, aunque es un aceite bastante inestable, por lo que se recomienda utilizar siempre en crudo y guardar en un bote opaco en la nevera una vez ha sido abierto.
Soja: Es bastante inestable, al contener ácidos grasos poliinsaturados, por lo que puede oxidarse y enranciarse con facilidad en el proceso de almacenamiento y envasado, así como al someterlo a altas temperaturas (es recomendable consumirlo únicamente en crudo y no para cocinar ni freír).
Colza o Nabina: Contiene ácidos grasos omega 6, pero al tratarse de un aceite producido de manera industrial, contiene también las llamadas grasas trans (hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas), que son las más perjudiciales para nuestro organismo, además de que se utiliza en su formato refinado.

De animales:

Obtenidas a partir de la fusión de la grasa de los animales:
Manteca de cerdo: Es sólida a temperatura ambiente y se utiliza normalmente en productos de panaderías y pastelerías. Es rica en ácidos grasos saturados y monoinsaturados.
Mantequilla: Ricas en grasas saturadas y vitaminas A y D. No están relacionadas con un aumento de riesgo cardiovascular, por lo que no son nocivas para la salud (siempre y cuando se utilicen sin sal añadida).
Aceites de pescado: Son ricos en ácidos grasos omega 3. Podemos consumirlo directamente al alimentarnos de pescados, o a través de cápsulas de aceite extraído. El problema es que en las cápsulas el aceite es inestable, por lo que el omega 3 se oxida y al consumirlo no llegamos a absorberlo.

¿Cuál es el más recomendado?

No hay dudas, el más recomendado es el aceite de oliva virgen extra (AOVE), con prensión o extracción del zumo de oliva en frío.

Teniendo en cuenta la gran producción que hay en España de aceite de oliva, y las propiedades beneficiosas que éste tiene para la salud debido a su contenido en antioxidantes, vitaminas y compuestos fenólicos. Lo mejor es consumirlo de manera cruda (como aliño en ensaladas o en algunas salsas caseras), aunque también se puede utilizar para cocinar, evitando la realización de fritos para evitar al máximo posible su oxidación (debido a las altas temperaturas que alcanza).

Para su conservación, lo mejor es guardar los aceites en un bote de lata o cristal oscuro, en un lugar seco y fresco. El motivo es para evitar el enranciamiento del aceite a causa de su contacto con la luz, el calor y el viento, conservando así todas sus propiedades organolépticas.