Reabrir sin controlar la transmisión es una receta para el desastre
Ningún país puede simplemente “pretender” que la pandemia se acabó, y el regreso de los niños a la escuela y de los adultos a su lugar de trabajo debe hacerse de manera segura, aseguró la agencia de salud de la ONU
ONU
Los expertos de la agencia explicaron los pasos que deben seguir las naciones para tomar control de la transmisión del coronavirus.
Reabrir las economías y las sociedades sin tener control sobre la transmisión del COVID-19 es una “receta para el desastre” advirtió el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante su conferencia de prensa habitual este lunes.
Tedros Adhanom Gebreyesus aseguró que, a ocho meses del comienzo de la pandemia, la Organización comprende que las personas están cansadas y anhelan continuar con sus vidas, así como los países quieren que sus economías vuelvan a funcionar.
“Eso es lo que también quiere la OMS. Los pedidos para quedarse en casa y otras restricciones son algo que algunos países sintieron que debían hacer para aliviar la presión sobre sus sistemas de salud. Pero se han cobrado un alto precio en los medios de vida, las economías y la salud mental”, dijo.
Agregó que la Organización apoya plenamente los esfuerzos de reapertura: “queremos que los niños regresen a la escuela y las personas que regresen al lugar de trabajo, pero queremos que se haga de manera segura”, explicó.
Tedros recalcó que ningún país puede simplemente fingir que la pandemia ha terminado ya que la realidad es que este coronavirus se propaga fácilmente, puede ser fatal para personas de todas las edades y la mayoría de las personas siguen siendo susceptibles a contagiarse.
“Si los países se toman en serio la apertura, deben tomar en serio la supresión de la transmisión y la importancia de salvar vidas. Esto puede parecer un equilibrio imposible, pero no lo es, se puede hacer y se ha hecho. Pero solo se puede conseguirr si los países tienen el control de la transmisión, cuanto más control tengan sobre el virus, más se pueden abrir. Reabrir sin tener el control es una receta para el desastre”, dijo.
¿Cuales son la más traicioneras?
En contra de las recomendaciones que se han difundido durante las últimas décadas, varias investigaciones han comenzado a revalorar los beneficios nutricionales de las grasas de origen animal. Aquí te contamos más detalles sobre este debate, qué tipos de grasas existen, cuáles debes evitar y por qué el azúcar se ha vuelto el nuevo “culpable”.
Una de las recomendaciones principales a la hora de llevar una dieta saludable es reducir tu consumo de grasas, entre otras cosas porque dicho consumo puede promover el desarrollo de las enfermedades del corazón y, por ejemplo, hacer que aumenten tus niveles del colesterol en la sangre.
Sin embargo, no todas las grasas son iguales y algunas se consideran más saludables que otras, como las grasas no saturadas, que ayudan a incrementar los niveles del colesterol bueno. Entre estas grasas no saturadas se encuentran las monoinsaturadas, que se encuentran en los frutos secos, las semillas, las paltas y en algunos aceites como el de oliva, canola y girasol, y las grasas poliinsaturadas, que abundan en los granos de maíz, semillas de algodón, aceites y semillas de lino, en los s o porotos, en los aceites de soja, en las margarinas y en los mariscos.
Las grasa saturadas, por el contrario, son aquellas que suelen ser sólidas a la temperatura ambiente, como las que se encuentran en la carne de los animales y en los lácteos (por ejemplo, la manteca o mantequilla, el queso y la crema) y se han asociadas con un aumento en el colesterol malo y en consecuencia, con los problemas del corazón.
Varias investigaciones recientemente han comenzado a replantearse el valor nutricional de las grasas de origen animal. Más aún, en un artículo publicado en la revista médica British Medical Journal (BMJ), Aseem Malhotra, uno de los cardiólogos más prestigiosos del Reino Unido y especialista del hospital universitario de Croydon, en Londres, concluye que las grasas saturadas de la manteca, el queso o la carne roja no son tan perjudiciales para el corazón como se creía hasta ahora.
Según Malhotra, el consumo de productos bajos en grasa ha incrementado “paradójicamente” el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. ¿Cómo es posible esto? Principalmente, porque los productos magros tienen menos sabor y, al elaborarlos, las industrias les agregan más azúcar y edulcorantes para realzar los sabores.
De esa manera, la que ha pasado a ocupar el primer puesto en la alerta actualmente es el azúcar, que se encuentra en muchos productos elaborados, no sólo en los dulces sino también en otros en los que pasa inadvertida, como en ciertas salsas tipo catsup o barbacoa. Por ejemplo, si en las etiquetas figura alguna de estas denominaciones, es porque contiene azúcar:
Néctar de agave (aguamiel o, en inglés, agave nectar).
Sirope o jarabe de arroz integral (brown rice syrup).
Dextrosa (dextrose)
Jugo de caña evaporado (evaporated cane juice)
Glucosa (glucose)
Lactosa (lactose)
Sirope, jarabe o miel de malta (malt syrup)
Melaza (molasses)
Sacarosa (sucrose)
Y si en el paquete del producto que estás por comprar aparece alguno de estos ingredientes entre los primeros de la lista o si contiene más de 4 gramos totales de azúcar, tal vez sea mejor que lo evites.
Pero volvamos a las grasas, ¿es que ahora puedes comer un bife o porcion de asado sin sentir culpa?
Siempre y cuando no te excedas y sepas distinguir entre un trozo de carne a la parrilla y otro frito. ¿Por qué? Porque las comidas fritas contienen grasas de las denominadas trans, que siguen siendo parte de la lista de alimentos que es mejor evitar.
Las grasas trans también integran el grupo de las grasas no saturadas, pero no son saludables como las mono y poliinsaturadas. Esto se debe a que las grasas trans aumentan el riesgo de desarrollar problemas del corazón. Se encuentran en los aceites hidrogenados y parcialmente hidrogenados y en los productos que contienen esos aceites, como galletas, pasteles, donas (rosquillas) y en las comidas fritas en general.
Muchos especialistas de varias lugares del mundo se unen a esta nueva sugerencia. Por eso, aprende a distinguir las grasas en los alimentos y elige las opciones más saludables. Y, desde luego, cuando se trata de grasas recuerda que hay que consumirlas en moderación (y no te olvides que la dieta mediterránea sigue siendo muy saludable para el corazón).
Es importante que te aprendas cómo leer correctamente las etiquetas en los productos y que evites aquellos que contengan mucha azúcar. Y no te olvides que existe muchos alimentos que no están procesados que son muy saludables. Es más, si quieres mantener a tu corazón sano, también es conveniente evitar el exceso de sodio (sal). Y por supuesto, recuerda incluir una rutina de ejercicios diariamente. Es la combinación ideal para mejorar tu calidad de vida y vivir mejor por más tiempo.
La psicología bariátrica es la ciencia que estudia el comportamiento, las creencias, percepciones, y sensaciones relacionadas con la pérdida de peso en aquellas personas que se han sometido a un tratamiento de reducción de estómago. Es decir, aborda las dificultades en el establecimiento y mantenimiento de hábitos saludables relacionados con el peso.
Desde el equipo de Psicología Bariátrica de Obesidad López-Nava ayudamos a los pacientes a entender que los tratamientos endoscópicos de la obesidad son un primer paso para la pérdida de peso, a partir del cual será necesario realizar cambios hacia una vida con unos hábitos más saludables. Dichos hábitos requieren de un aprendizaje, y esta es la buena noticia, podemos re-aprender a relacionarnos con los hábitos de alimentación y de ejercicio físico que hemos estado manteniendo a lo largo del tiempo.
Probablemente, la mayoría de las personas tendrán unas nociones básicas sobre la importancia de la alimentación y el ejercicio físico para bajar de peso. No obstante, tener estas nociones no garantiza el éxito. Por ejemplo, muchas personas inician múltiples dietas a lo largo de su vida que finalizan en fracaso, ¿por qué a pesar de tener los conocimientos teóricos estos no se traducen a la práctica? Y más importante aún, ¿por qué si buscamos resultados diferentes continuamos empleando el mismo método que ha fallado previamente? El equipo de Psicología Bariátrica te ayudará a comprender y manejar las dificultades que se presentan en el paso a la acción y su mantenimiento a lo largo del tiempo.
¿En qué consiste la visita con el psicólogo/a?
La primera sesión consistirá en una primera toma de contacto. Queremos conocerte para así poder proporcionarte los recursos que más se ajusten a tus necesidades. Para ello, hablaremos sobre cómo se organiza tu día a día, cuales son los principales factores de estrés que te afectan en la actualidad, así como tu historia de peso, qué métodos para el control del peso has probado previamente, cuál es tu principal motivación para iniciar este proceso, y con qué apoyos sociales y familiares cuentas, entre otros.
Durante las siguientes sesiones, trabajaremos sobre las conductas, pensamientos y emociones que dificulten el logro de los objetivos fijados. Por ejemplo, algunas de las creencias desadaptativas que aparecen con frecuencia son: “no puede quedar comida en el plato, es necesario tomar postre para sentirme satisfecho/a, cuando me sienta a gusto con mi cuerpo comenzaré a realizar cambios, si no hay efectos directos en el peso es que no soy capaz, etc.” Mientras que algunas de las conductas más frecuentes son: comer a pesar de no sentir hambre, comer como solución al aburrimiento, u ante emociones como la soledad y la tristeza, no realizar ejercicio para evitar el juicio de los demás, etc. En consulta psicológica abordaremos estos, y otros pensamientos, emociones y actitudes que amenacen con frenar la pérdida de peso, para lo cual trabajaremos en la identificación de los desencadenantes y mantenedores de estos, para ir realizando un cambio hacia otras opciones más adaptativas.
En nuestro equipo, las sesiones de psicología bariátrica suponen un componente más del tratamiento interdisciplinar que ponemos a tu disposición. Queremos establecer con usted una relación mutua, en la que guiarlo hacia el logro de tus metas dentro de un estilo de vida saludable.
Para eliminar esos kilos de más que se han ido acumulando en tu vientre, los ejercicios aeróbicos han demostrado ser más efectivos que los de resistencia. Aquí te contamos lo que encontró un grupo de investigadores estadounidenses al respecto, y por qué reducir la grasa abdominal es mucho más que una cuestión estética.
Preocupado por su “pancita de cerveza”, Pablo comenzó a ir al gimnasio a usar todas las máquinas con pesas que su condición física le permitía mínimo veces por semana. Al cabo de un tiempo, empezó a notar más definición en los músculos, pero una reducción muy pobre en la circunferencia del abdomen relacionada a tanto cansancio y esfuerzo.
A Rocío le ocurrió algo similar. Como es más tímida que su compañero, empezó a hacer series de abdominales en la intimidad de su casa, cuando estaba sola. Primero diez por día, luego veinte, luego treinta y así fue agregando cada vez más, pero el tiempo pasaba y, si bien se notaba con más resistencia y un vientre un poco más plano, no lograba perder toda la grasa abdominal que esperaba.
Observando las actividades de sus amigos y conocidos, Pablo decidió bajarse un poco de las máquinas de pesas para combinarlas con la cinta de correr. Rocío se dejó convencer por una amiga y — aunque sigue haciendo los abdominales en su casa — comenzó una clase de gimnasia rítmica que le resulta súper entretenida.
Ahora, no sólo se divierten más sino que ambos se sienten más livianos y, posiblemente, también logren reducir la grasa abdominal (que resulta tan difícil de eliminar) en mucho menos tiempo. De ser así, los casos de Pablo y de Rocío serían una prueba más que confirma lo que varios estudios ya han demostrado al respecto.
¿A qué nos referimos? A que los ejercicios aeróbicos parecen ser más efectivos a la hora de buscar un vientre plano y delgado. Así lo habían demostrado algunos estudios, y lo volvió a confirmar una nueva investigación desarrollada por unos especialistas del Centro Médico de Duke University, en Estados Unidos, que fue publicada en la revista American Journal of Physiology.
Según este último trabajo, los ejercicios aeróbicos permiten quemar 67 por ciento más calorías que el entrenamiento con resistencia. Para llegar a estos resultados, los investigadores compararon la eficacia de los ejercicios aeróbicos (como trotar) con el entrenamiento en resistencia (como levantar pesas) o una combinación de ambas actividades en 196 adultos sedentarios y con sobrepeso, que tenían entre 18 y 70 años de edad, durante ocho meses.
Los participantes del grupo de los ejercicios aeróbicos trotaron el equivalente a 19 kilómetros o 12 millas por semana, al 80 por ciento de la tasa cardiaca máxima, mientras que los integrantes del grupo de ejercicios de resistencia hicieron tres series de doce repeticiones, tres veces por semana.
Así, los investigadores observaron cómo estos tipos de ejercicio reducían la grasa que se encuentra en la profundidad del abdomen y rellena los espacios entre los órganos internos, llamada grasa visceral y del hígado, que se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiacas, diabetes y algunos tipos de cáncer.
Tras analizar los datos obtenidos, encontraron que los ejercicios aeróbicos redujeron significativamente la grasa visceral y del hígado y mejoraron los factores de riesgo de las enfermedades cardiacas y la diabetes, así como la resistencia a la insulina, las enzimas hepáticas y los triglicéridos. Por el contrario, el entrenamiento en resistencia no confirió esos beneficios pero la combinación de ambos ejercicios sí logró resultados similares.
De este modo, los ejercicios aeróbicos o una combinación de ambos, tal como están haciendo Pablo y Rocío, no sólo pueden ayudarlos a perder esos kilos o libras de más sino también a combatir todos los problemas de salud que se asocian al exceso de grasa abdominal.
El ejercicio es una parte importante de tu salud, y si los acompañas con una dieta sana apropiada para tu estatura y tu grado de actividad, serán mucho más efectivos. Complementa tu rutina de ejercicios con la dieta apropiada: rica en frutas, verduras, granos integrales, lácteos bajos en grasa, pescado, aves, carnes magras, etc. que no sea excesivamente baja en calorías para que tengas suficiente energía y fuerza para ejercitarte. Recuerda beber bastante agua para mantenerte bien hidratado(a). Junto a todo esto, no te olvides de descansar suficiente. Verás cómo tu cuerpo demuestra la diferencia, no sólo con más energía sino con un vientre mucho más plano, que además, es más saludable.