En el 2004, la OMS (Organización Mundial de la Salud) publicó un informe denominado “Adherencia a los tratamientos a largo plazo: pruebas para la acción”.1 En el mismo, se adopta la definición de adherencia postulada por Haynes R. B. (1979)2 y Rand C.S. (1993)3 donde se establece que “la adherencia terapéutica es el grado en que el comportamiento de una persona (tomar el medicamento, seguir un plan alimentario y ejecutar cambios en el estilo de vida) se corresponde con las recomendaciones acordadas por un prestador de asistencia sanitaria”.
La "adherencia al tratamiento" se ha convertido en un área de enorme interés en el abordaje de la obesidad durante las últimas décadas, debido al drástico incremento de la prevalencia de esta problemática de salud a nivel mundial. Hoy en día los investigadores han comenzado a explorar este tema complejo aún no resuelto, donde los factores comportamentales y los subjetivos desempeñan un importante rol.4
Aproximadamente dos tercios de los pacientes que realizan un tratamiento efectivo y logran bajar de peso, recuperan su peso inicial luego de un año, y casi todos lo hacen luego de cinco años.
Esta recuperación del peso perdido se asocia frecuentemente con la falta de adherencia.5
En efecto, las bajas tasas de adherencia al tratamiento de las enfermedades crónicas comunicadas por la OMS en su informe del año 2004, alcanzan cifras del 45 al 50%. Esta falta de adherencia no permite revertir las cifras epidémicas registradas en las estadísticas de salud mundiales. El concepto de la entrevista motivacional, descripto por primera vez por Miller (1983)6 y elaborado por Miller y Rollnick (1991)7, ofrece un enfoque terapéutico práctico para ayudar a las personas aumentar su motivación de cambiar y la adherencia terapéutica. El método de la entrevista motivacional se integra
perfectamente dentro de las etapas del modelo de cambio presentado por Prochaska y DiClemente (1986, 1992), y ha sido identificado como un mecanismo prometedor para los profesionales de la salud a adoptar para ayudar a las personas a transcurrir a través de las etapas de cambio hacia la acción y mantenimiento (Grimley et al., 1995)8. En relación a lo antedicho, se publicó en el 2005 un meta-análisis sobre la eficacia de la entrevista motivacional. El mismo incluyo 72 ensayos clínicos controlados y aleatorizados, de los cuales el 74% demostró un efecto significativo y clínicamente relevante sobre el IMC (Índice de Masa Corporal) y otras variables de salud. La presente revisión sistemática muestra que la entrevista motivacional supera al modelo tradicional en un 80%, y puede ser efectiva aún en consultas de tan sólo 15 minutos.9
En el 2007 se publicó un estudio transversal con una muestra aleatoria de 94 pacientes conformada por hombres y mujeres de entre 20 y 50 años, con obesidad o sobrepeso, residentes de Medellín, Colombia. La adherencia al tratamiento nutricional se evaluó aplicando un cuestionario, donde puntajes mayores o iguales a 24 se consideraron como adherentes. Además, se obtuvo información socio-demográfica y antropométrica, previa estandarización de los evaluadores. El 68% de los pacientes fueron clasificados como no adherentes al tratamiento nutricional, encontrando diferencias según actividad física. El peso promedio, IMC, perímetro de cintura y relación cintura cadera, difirieron de acuerdo a la clasificación de adherencia, siendo significativamente más altos en los no adherentes. No hubo diferencias en el porcentaje de masa grasa según adherencia, pero se hallaron al controlar por sexo (p=0,009 mujeres y p=0,026 hombres). Como conclusión, se enuncia que la adherencia al tratamiento nutricional en pacientes que deben reducir de peso produce cambios significativos en la composición corporal.10 En el año 2009 se publicó un meta-análisis sobre las habilidades de comunicación médicas y la adherencia de los pacientes al tratamiento. La búsqueda incluyo 106 estudios de correlación y 21 estudios de intervención experimental durante el período 1449-2008. Concluyó que la forma de comunicación médica se correlaciona significativamente de forma positiva con la adherencia de los pacientes al tratamiento. Se observó que había un incremento del 19% en el riesgo de falta de adherencia en los médicos sin habilidades de comunicación en comparación con aquellos profesionales de la salud que se comunicaban correctamente.11 En el 2011 se publicó en la revista Diaeta un estudio en relación a la percepción de adherencia en el cual participaron mujeres de la Ciudad de Bs. As., mayores de 20 años, con un IMC ≥25 kg/m2. Inicialmente, fueron 218 las participantes que asistieron a la primera consulta nutricional para descenso de peso; durante la misma se les brindó un plan dietoterápico individualizado con un déficit de 20% en el gasto
energético teórico y se asesoró de forma práctica para su realización. De ellas, sólo el 60% asistió a la segunda consulta a modo de control. En las 131 mujeres que concurrieron a la segunda visita se logro evaluar la auto-percepción de adhesión al tratamiento a partir de una escala de tipo likert, preguntándoles cómo calificarían su cumplimiento a las recomendaciones de alimentación y ejercicio físico consideradas en conjunto, en un rango de 0 a 100%. Posteriormente, la paciente fue valorada antropométricamente, eliminándose del estudio las mujeres que mantuvieron o no descendieron su peso corporal. La percepción de la adherencia al tratamiento autoreportada por las 112 participantes que bajaron de peso fue del 74% (± 12%), refiriendo una adherencia superior al 70% el 47,3% de la muestra, mientras que un 46,4% reportaron entre 60 y 70%. Se encontró relación directa entre la pérdida de peso semanal y la percepción de la adherencia. En cambio, no hubo asociación entre la percepción de la adherencia y los rangos de edad, el sobrepeso o la obesidad y el tiempo transcurrido entre la visita inicial y el primer control.12
Este año (2013) se realizó una revisión de estudios para evaluar los efectos de las intervenciones para mejorar la adherencia a los consejos dietéticos y el manejo de las enfermedades crónicas en los adultos. Los revisores llegaron a la conclusión de que hay una necesidad de nuevos estudios, a largo plazo, de buena calidad utilizando medidas más estandarizados y validados de la adhesión para identificar las intervenciones que se deben utilizar en la práctica para mejorar la adherencia a asesoramiento dietético en el contexto de una variedad de enfermedades crónicas.13
12
1 OMS. Adherencia a los tratamientos a largo plazo, pruebas para la acción. Genova. 2004 Link: http://new.paho.org/hq/index.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=18722&Itemid=
2 Haynes RB. Determinants of compliance: The disease and the mechanics of treatment. Baltimore MD, Johns Hopkins University Press, 1979.
3 Rand CS. Measuring adherence with therapy for chronic diseases: implications for the treatment of heterozygous familial hypercholesterolemia. American Journal of Cardiology, 1993, 72:68D-74D. 4 Brosens C. Barreras en la adherencia al tratamiento de la obesidad. Evid. Actual. Práct. Ambul 2009; 12 (3): 116-117. 5 Duncan DT, Wolin KY, Scharoun-Lee M, Ding EL, Warner ET, Bennett GG. Does perception equal reality? Weight misperception in relation to weight-related attitudes and behaviors among overweight and obese US adults. Int J Behav Nutr Phys Act (2011); 22: 8-20.
6 Miller WR. Motivational interviewing with problem drinkers. Behavioural Psychotherapy 1983; 11: 147–172.
7 Miller WR, Rollnick S. Motivational interviewing, preparing people to change addictive behavior. New York: The Guildford Press, 1991.
8 Grimley, M. D., Prochaska, J. O., Velicer, W. F. and Prochaska, G. E. (1995) Contraceptive and condom use adoption and maintenance: a stage paradigm approach.Health Education Quarterly, 22, 20–35.
9 Rubak S., Sandbæk A., Lauritzen T., Christensen B. Motivational Interviewing: a systematic review and meta-analysis. British Journal of General Practice, 2005; 55: 305–312.
10 GONZALEZ Z, Laura Inés et al. LA ADHERENCIA AL TRATAMIENTO NUTRICIONAL Y COMPOSICIÓN CORPORAL: UN ESTUDIO TRANSVERSAL EN PACIENTES CON OBESIDAD O SOBREPESO. Rev. chil. nutr. (2007), vol.34, n.1, pp. 46-54 . Link: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext...
11 Haskard Zolnierek K. B., DiMatteo M R. Physician Communication and Patient Adherence to Treatment: A Meta-analysis Med Care. 2009; 47(8): 826–834.
12 Torresani M , Maffei L, Squillace C, Belén L, Alorda B. Percepción de la adherencia al tratamiento y descenso del peso corporal en mujeres adultas con sobrepeso y obesidad. Diaeta vol.29 no.137 Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (2011) Link: http://www.scielo.org.ar/scielo.php... 13 Desroches S, Lapointe A, Ratté S, Gravel K, Légaré F, Turcotte S.Interventions to enhance adherence to dietary advice for preventing and managing chronic diseases in adults. Cochrane Database Syst Rev. (2013) Link: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/2345058
La cirugía de bypass gástrico reduce el tamaño de tu estómago y cambia la manera en que los alimentos ingresan a tus intestinos. Después de la cirugía, es importante que te alimentes de forma adecuada mientras te mantienes a tono con tus objetivos de pérdida de peso. Es posible que el médico te recomiende lo siguiente:
Come y bebe despacio. Para evitar el síndrome de evacuación gástrica rápida, tómate al menos 30 minutos para comer y de 30 a 60 minutos para beber 1 taza de líquido. Espera 30 minutos antes o después de cada comida para tomar líquidos.
Come cantidades pequeñas. Come varias comidas pequeñas al día. Puedes comenzar con seis comidas pequeñas al día, luego pasar a cuatro comidas y, por último, cuando sigas una dieta regular, tres comidas al día. Cada comida debe incluir entre media taza y una taza de comida.
Bebe líquidos entre las comidas. Para evitar la deshidratación, necesitarás beber por lo menos 8 tazas (1.9 litros) de líquidos al día. Pero beber demasiado líquido a la hora de comer o cerca de las comidas puede hacer que te sientas demasiado lleno y evitar que comas suficientes alimentos ricos en nutrientes.
Mastica los alimentos por completo. La nueva abertura que va del estómago al intestino delgado es muy estrecha y bloquearse con trozos grandes de comida. Las obstrucciones impiden que los alimentos salgan del estómago y pueden causar vómitos, náuseas y dolor abdominal. Toma pequeños bocados de comida y mastícalos hasta obtener una consistencia de puré antes de tragarlos.
Prioriza los alimentos ricos en proteínas. Come estos alimentos antes de comer otros alimentos en tu comida.
Evita los alimentos con alto contenido de grasa y azúcar. Estos alimentos viajan rápidamente a través de tu sistema digestivo y causan el síndrome de evacuación gástrica rápida.
Toma los suplementos de vitaminas y minerales recomendados. Después de la cirugía, tu cuerpo no será capaz de absorber suficientes nutrientes de los alimentos. Es probable que necesites tomar un suplemento multivitamínico todos los días por el resto de tu vida.
Resultados
La dieta de bypass gástrico puede ayudarte a recuperarte de la cirugía y a adoptar gradualmente una manera saludable de comer que te permita lograr tus metas para bajar de peso. Recuerda que si retomas los hábitos alimenticios poco saludables después de la cirugía para bajar de peso, es posible que no bajes todo el exceso de peso o que recuperes el peso que hayas bajado.
Riesgos
Los mayores riesgos de la dieta de bypass gástrico provienen de no seguir la dieta de forma adecuada. Si comes demasiado o comes alimentos que no deberías, podrías tener complicaciones. Algunos de ellos son los siguientes:
Síndrome de evacuación gástrica rápida. Si entra demasiada comida rápidamente en tu intestino delgado, es probable que experimentes náuseas, vómitos, mareos, sudoración y diarrea. Comer demasiado o demasiado rápido, comer alimentos ricos en grasa o azúcar y no masticar de forma adecuada los alimentos puede causar náuseas o vómitos después de las comidas.
Deshidratación. Como se supone que no debes tomar líquidos con las comidas, algunas personas se deshidratan. Es por eso que debes beber 64 onzas (1.9 litros) de agua y otros líquidos en el día.
Estreñimiento. La falta de actividad física y de fibra o líquidos en la dieta puede causar estreñimiento.
Obstrucción de la abertura de la bolsa del estómago. La comida puede alojarse en la abertura de la bolsa del estómago, incluso si sigues cuidadosamente la dieta. Los signos y síntomas de una obstrucción de la abertura del estómago incluyen náuseas, vómitos y dolor abdominal continuos. Llama a tu médico si tienes estos síntomas durante más de dos días.
Aumento de peso o incapacidad para perder peso. Si continúas aumentando de peso o no pierdes peso con la dieta de bypass gástrico, habla con tu médico o dietista.
Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
El año nuevo siempre empieza lleno de buenos propósitos. En general los deseos para el año venidero acostumbran a ser los mismos de siempre: dejar de fumar, hacer más deporte, no beber tanto alcohol y ponerse a dieta. Enero tras enero ponemos la misma ilusión y motivación para superar todas las tentaciones pero casi nunca conseguimos llevarlo a cabo.
Por fin, una vez leído el artículo que publicó la revista Plos Medicine (8;5(1):e12) a principios de enero tendremos una razón de peso para conseguirlo. Según este artículo, realizado por la Universidad de Cambridge, estos mismos cuatro hábitos saludables nos pueden alargar la vida 14 años. Ni más ni menos.
HABITOS SALUDABLES
Hábitos saludables
Adquirir cuatro hábitos saludables sencillos puede significar 14 años más de vida
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Un estudio realizado por la Universidad de Cambridge analizan el impacto que tiene el fumar, el beber alcohol, el sedentarismo y una dieta sin fruta y verdura sobre la mortalidad.
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A pesar de que ya se habían publicado otros estudios que cuantificaban la incidencia en la mortalidad de alguno de estos factores, nunca se había analizado el impacto combinado de estos cuatro hábitos simples y saludables.
Durante el estudio se analizó el estilo de vida y la mortalidad de 20.244 hombres y mujeres de 45 a 79 años. El reclutamiento se hizo entre 1993 y 1997 (se aprovecharon encuestas ya disponibles, pero se excluyeron los vecinos con dolencia cardiovascular o cáncer) y se les hizo un seguimiento hasta el 2006.
Para medir si las personas seguían, o no, una vida sana se puntuó con un punto cada uno de los cuatro hábitos saludables. Se tubo en cuenta el tiempo de ejercicio diario; el consumo de unidades de alcohol por semana; y el nivel de vitamina C en sangre. Asimismo se contó con la edad, el sexo, el índice de masa corporal y la clase social.
El estudio mostró como, a medida que se incumplían más hábitos saludables, aumentaba el riesgo de mortalidad (y viceversa), sobre todo por enfermedad cardiovascular. De hecho, no llevar una vida sana supone hasta cuatro veces mayor riesgo de mortalidad en general y hasta cinco veces más de riesgo por muerte cardiovascular.
A pesar de que ya se habían publicado otros estudios que cuantificaban la incidencia en la mortalidad de alguno de estos factores, nunca se había analizado el impacto combinado de estos cuatro hábitos simples y saludables.
Durante el estudio se analizó el estilo de vida y la mortalidad de 20.244 hombres y mujeres de 45 a 79 años. El reclutamiento se hizo entre 1993 y 1997 (se aprovecharon encuestas ya disponibles, pero se excluyeron los vecinos con dolencia cardiovascular o cáncer) y se les hizo un seguimiento hasta el 2006.
Para medir si las personas seguían, o no, una vida sana se puntuó con un punto cada uno de los cuatro hábitos saludables. Se tubo en cuenta el tiempo de ejercicio diario; el consumo de unidades de alcohol por semana; y el nivel de vitamina C en sangre. Asimismo se contó con la edad, el sexo, el índice de masa corporal y la clase social.
El estudio mostró como, a medida que se incumplían más hábitos saludables, aumentaba el riesgo de mortalidad (y viceversa), sobre todo por enfermedad cardiovascular. De hecho, no llevar una vida sana supone hasta cuatro veces mayor riesgo de mortalidad en general y hasta cinco veces más de riesgo por muerte cardiovascular.
La alimentación es una función cerebral compleja que comprende aspectos químicos, fisiológicos, psicológicos, emocionales, culturales y educacionales. Cualquier dieta hipocalórica estándar, limita el acto de alimentarse en muchos de estos aspectos no sólo a nivel cuantitativo, sino también cualitativo. Una dieta disociada, hiperproteica o cualquier otra dieta milagro rompe con la cultura inmersa en los hábitos alimentarios de cada individuo.
Por este motivo, vale la pena aprender a adelgazar de forma individual, a tarvés de una dieta sana y equilibrada, en donde las herramientas saludables nos sirvan para utilizarlas a lo largo de los años. Comer bien adelgaza y comer mal engorda, puesto que la clave reside en adelgazar sin renunciar al placer de platos ligeros y sabrosos que puedan compartirse con el resto de comensales, sin tener que estar «de régimen» la mitad de la vida.
Conviene perder la grasa corporal y el exceso de líquidos atendiendo a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de forma paulatina y lentamente (de 500 gramos a 1 kilo por semana). El hecho de tomar menos kilocalorías diarias no es suficiente para conseguir la meta. La energía proveniente de los alimentos debe distribuirse en cuatro o cinco ingestas diarias para mantener a raya la glucemia e impedir que el exceso de glucosa se transforme en grasas inoportunas. Además, es fundamental comer lentamente, ya que así se mejora la digestibilidad de los alimentos, generando una sensación de saciedad en el cerebro; que asu vez también permite conseguir un gran beneficio psicológico al respetar el ritmo de un acto con el que se debe disfrutar.