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No sólo las calorías repercuten sobre la reducción de peso

No sólo las calorías repercuten sobre la reducción de peso

Disminuir las calorías es fundamental para perder peso, pero la relación entre calorías y reducción de peso es complicada. La Mayo Clinic esclarece un poco la confusión existente respecto a la cuenta de calorías y la reducción de peso.
En general, se sabe que una libra (450 gramos) de grasa equivale a 3500 calorías. Por lo tanto, disminuir 500 calorías a diario, o sea 3500 a la semana, significaría perder una libra (450 gramos) de grasa. Este es el equivalente de bajar dos kilos cada mes; sin embargo, el metabolismo, la composición corporal y hasta la forma en la cual el cerebro percibe la comida y bebida pueden alterar esta fórmula.

Cada kilo perdido es de grasa, músculo y agua: cuando una persona que está a dieta baja un kilo, no solamente pierde grasa, sino una mezcla de grasa, tejido graso (como el músculo) y agua. Además, el tipo de dieta adoptada también altera la composición y velocidad de la reducción de peso, independientemente de la cantidad de calorías disminuidas con la dieta. Por ejemplo: una dieta con baja ingesta de carbohidratos conduce a que el cuerpo pierda agua y a una disminución de peso más rápida de lo que se espera con la reducción de calorías. La advertencia es que la pérdida de agua suele ser temporal.

La tasa metabólica: se refiere a la energía que el cuerpo consume en reposo. El funcionamiento básico del organismo consume alrededor de 70 por ciento de la tasa metabólica. El resto, en su mayor parte, corresponde al mantenimiento del tejido muscular magro. La grasa quema muy pocas calorías en reposo. Las personas que tienen menos cantidad de tejido muscular posiblemente no queman tantas calorías en reposo como quienes tienen más, y por ello les es más difícil perder peso. Los ancianos tienen menos músculo y su metabolismo basal es igualmente menor; por otro lado, los hombres en general tienen más tejido magro que las mujeres.

Respuesta a la reducción de calorías: reducir las calorías de manera drástica o ingerir todas en una sola comida diaria desencadena una cascada de respuestas en el organismo. Es decir, el cuerpo reduce la tasa de metabolismo para conservar energía, haciendo más difícil perder la cantidad de peso correspondiente a la reducción calórica. Por ello, una mejor táctica para bajar de peso es disminuir las calorías gradualmente e ingerirlas distribuidas entre pocas comidas diarias.

Elección de comida y bebida:
los investigadores no pueden explicarlo a ciencia cierta, pero las calorías del alcohol, consumidas en cantidad moderada, o de porciones moderadas de frutos secos no parecen contribuir a aumentar de peso. Por otro lado, en el otro extremo de la escala de los azúcares están los sustitutos utilizados en productos como las sodas de dieta que tienen pocas calorías, pero que quienes las consumen tienden a pesar más que las personas que no lo hacen.
Otros factores: el nivel de estrés, la genética, así como la cantidad de sueño y de bacterias en el intestino están entre otros factores que pueden sesgar la fórmula entre calorías y pérdida de peso.

Si bien calcular exactamente las calorías para bajar de peso es complicado, los dos puntos básicos para el control y reducción de peso son más bien simples: primero, lo mejor es ingerir una alimentación baja en calorías, con alto contenido de frutas, verduras, granos integrales y frutos secos; segundo, es importante mantenerse activo y tener como objetivo hacer actividad física de intensidad moderada durante 150 minutos semanales.

Obesidad y deficiencia de microelementos

Obesidad y deficiencia de microelementos

La deficiencia de zinc es la deficiencia de microelementos más frecuente tras la cirugía metabólica

Las deficiencias de microelementos, principalmente hierro y zinc, y de vitaminas son frecuentes en pacientes con obesidad. Por eso, se deben investigar los valores de los microelementos y las vitaminas antes de la cirugía metabólica y corregir las deficiencias para contribuir a reducir la prevalencia de estas después de la cirugía.

El zinc se absorbe en el intestino delgado y por eso el bypass gástrico en Y de Roux o la derivación biliopancreática, que excluyen parcialmente los alimentos de parte del intestino delgado, pueden causar malabsorción de zinc. La deficiencia de zinc es la deficiencia de microelementos más frecuente tras la cirugía metabólica y afecta al 42,5% de los pacientes tras un año del bypass gástrico y al 25,6% tras un año de la gastrectomía en manga.

La prevalencia de deficiencia de zinc posterior a la derivación biliopancreática puede ser de hasta el 91,7% un año después de la cirugía. Las manifestaciones de la deficiencia de zinc moderada son

  • hipogeusia
  • hiposmia
  • anorexia
  • eczema
  • somnolencia
  • disminución de la adaptación a la oscuridad

Mientras que las formas graves se asocian con:

  • acrodermatitis enteropática
  • dermatitis ampollar o pustulosa
  • diarrea
  • caída del cabello
  • alteraciones mentales, entre ellas depresión
  • infecciones recurrentes debidas a alteración de la función inmunitaria.

La anemia macrocítica o microcítica oscila entre el 5% y el 64% tras el bypass gástrico, el 20 y el 52% tras la gastrectomía en manga y el 5% y el 39% tras la derivación biliopancreática.

El hierro se absorbe predominantemente en el duodeno y la parte superior del yeyuno. Cuando el volumen gástrico se reduce y el tránsito duodenal se evita, como sucede en el bypass o en la derivación biliopancreática, la absorción de hierro disminuye.

Además, el hierro se absorbe tras la formación de un complejo de la forma férrica con la reductasa férrica en el borde en cepillo del enterocito y el ácido gástrico es esencial para disminuir el pH intestinal a fin de oxidar la forma ferrosa a la forma férrica. Después del bypass gástrico, al ser el pH gástrico mayor que lo normal, la forma ferrosa no se oxida.

En un estudio, 58 mujeres con menstruación recibieron hierro tras la cirugía metabólica. En promedio la absorción de hierro hem antes de la cirugía era del 23,9%, y 12 meses después de esta había descendido al 6,22%. La absorción de hierro no hem descendió del 11,1% al 4,7%.

El hierro total estaba afectado levemente tras la gastrectomía en manga y en forma grave tras el bypass gástrico. El 15% de los pacientes sometidos al bypass gástrico o a la derivación biliopancreática sufren anemia ferropénica.



Deficiencias vitamínicas

El síndrome de Wernicke–Korsakoff, caracterizado por la deficiencia de vitamina B1 (tiamina) y la presencia de confusión, ataxia y nistagmo, se mencionó tras el bypass gástrico en Y de Roux y la derivación biliopancreática.

La vitamina B1 se absorbe en el yeyuno, que está totalmente excluido del tránsito de nutrientes en ambas intervenciones. Pero el síndrome de Wernicke–Korsakoff también se mencionó tras la gastrectomía en manga, ya que esta reduce la acidez gástrica y posteriormente la absorción de tiamina. Los vómitos tras la cirugía metabólica pueden empeorar el riesgo del síndrome de Wernicke– Korsakoff debido a la pérdida de la acidez gástrica.

Los folatos de la alimentación se absorben en el borde en cepillo intestinal y por lo tanto el bypass gástrico y la derivación biliopancreática causan deficiencia de folatos que puede producir anemia megaloblástica. Es necesaria la administración de folatos.

La exclusión gástrica parcial del tránsito de alimentos tras el bypass gástrico, la derivación biliopancreática o la gastrectomía parcial tras la derivación biliopancreática con cruce duodenal, disminuyen la concentración del factor intrínseco gástrico en el estómago y por lo tanto reducen la absorción de vitamina B12.(cobalamina).

La 5-desoxiadenosilcobalamina es necesaria como cofactor en la conversión de L-metilmalonil- CoA a succinil-CoA, que es central no solo para la producción de energía celular, sino también para la síntesis de hemoglobina. La deficiencia materna de vitamina B12 y folatos en el embarazo puede causar anomalías neurológicas fetales.

La vitamina D es liposoluble y para que el yeyuno y el íleon la absorban debe ser solubilizada por la incorporación en soluciones micelares de sales biliares.

La malabsorción de vitamina D es común tras la derivación biliopancreática y el bypass gástrico, a pesar de que se la administre, porque los jugos biliopancreáticos son derivados distalmente a la rama común y excluyen a una parte del intestino delgado del tránsito de jugo biliar y pancreático. La gastrectomía en manga también puede causar deficiencia de vitamina D, que se observa en el 30% de los pacientes después de la cirugía.

El calcio y el fósforo se absorben en el duodeno y el yeyuno y por eso el bypass gástrico y la derivación biliopancreática a menudo se asocian con disminución de la absorción de calcio, aunque haya buen aporte de vitamina D y calcio. Además. la absorción fraccionada de calcio disminuye considerablemente tras el bypass gástrico y la derivación biliopancreática, que podrían contribuir al riesgo de fracturas.

Algunos casos de hemorragia intracraneal del feto y el recién nacido, asociados con la deficiencia materna de vitamina K se mencionaron tras la derivación biliopancreática, pero también tras la cirugía laparoscópica de banda gástrica ajustable.

Obesidad y ejercicio físico

Obesidad y ejercicio físico

Vivimos en una sociedad marcada por las nuevas tecnologías. Hoy en día, los niños utilizan continuamente los ordenadores, pasan tardes enteras jugando con videoconsolas o viendo televisión. Todas estas acciones repercuten de manera directa sobre la salud, ya que el tiempo empleado en la utilización de estos medios tecnológicos resta dedicación a la actividad física, derivando en el exceso de peso, principalmente en los niños, dando lugar a la obesidad.
La obesidad es un problema que preocupa a la sociedad actual, en parte por los ideales de “cuerpo perfecto” que podemos observar en modelos de pasarela y en anuncios de televisión. Pero, la obesidad, también deriva en problemas relacionados con la salud. Por ello, a pesar de las dificultades en su tratamiento, es necesario insistir en él, debido a las consecuencias tan negativas que tiene la obesidad, tanto en la salud médica como psicológica del niño y del adolescente. De esta manera, es necesario actuar cuanto antes y estar convencidos de que el niño obeso pierda el exceso de grasa y aprenda qué es una alimentación y estilo de vida saludables. En este sentido, es esencial trabajar en la prevención de la obesidad, concienciando a los pediatras, enfermeras, educadores (donde maestros de Educación Física principalmente, toman importancia tratando de inculcar a sus alumnos unos hábitos hacia el ejercicio físico-salud) y padres, de la importancia de la educación nutricional de los niños desde las edades más tempranas.

EFECTOS DEL EJERCICIO FÍSICO

  • El ejercicio físico produce ciertas mejoras en relación con la obesidad, algunas de las cuales son las siguientes:
  • El ejercicio físico ejerce un efecto beneficioso sobre la composición corporal. Ayuda a reducir el índice de grasa corporal.
  • El ejercicio físico aeróbico se asocia con una mejora en el consumo máximo de oxígeno, produciendo a su vez una mejora de la capacidad pulmonar y esto se traduce en una mayor capacidad para realizar esfuerzos.
  • Mejora de la función cardiovascular, reduciendo así el riesgo de padecer enfermedades tales como la hipertensión arterial o el infarto de miocardio, disminuyendo así las tasas de mortalidad por enfermedades de este tipo.
  • Reduce los niveles de colesterol en sangre, disminuyendo así los niveles de “LDL” o colesterol malo, y aumentando los niveles de “HDL” o colesterol bueno.
  • Reducción de los pliegues cutáneos, produciendo así una reducción de la grasa corporal.
  • El ejercicio puede mejorar o reducir la existencia de anormalidades asociadas a la obesidad, como la sensibilidad a la insulina, la intolerancia a la glucosa o el perfil de lípidos en sangre.
  • La obesidad constituye un grave problema para la salud. Por ello, es importante su tratamiento desde la infancia y la adolescencia, ya que si no se actúa en estas etapas, los problemas en la edad adulta pueden ser de mayor gravedad.
  • Es misión de los educadores inculcar en los niños unos hábitos de realización de ejercicio físico que les permita mantener unas buenas condiciones saludables, evitando así enfermedades como la obesidad.

Los buenos hábitos que alargan la vida

Los buenos hábitos que alargan la vida

Las cosas que hacemos regularmente se convierten en hábitos. Estos comportamientos repetitivos afectan a nuestro cerebro y hacen que nos sintamos bien. Por eso, aunque no sean saludables, pueden ser difíciles de cambiar. Frecuentemente se vuelven automáticos, los hacemos sin pensar. El primer paso para cambiarlos es crear consciencia de lo que hacemos, determinar qué los desencadena, hacer un plan y establecer qué queremos hacer. Aquí encontrarás 10 hábitos saludables para cuando establezcas tu plan.

Nunca es tarde para incorporar hábitos saludables a tu vida. Para que tengas éxito, no trates de cambiar muchas cosas simultáneamente. Es mejor que establezcas metas pequeñas y las lograrás. Una vez que alcances una meta, puedes modificarla. Por ejemplo, es más sencillo empezar por hacer una pequeña cantidad de ejercicio diariamente que decidir correr un maratón. Pero después de varios meses, podrías decidir que te interesaría prepararte para correr un maratón (ya que tu cuerpo esté en forma y hayas establecido el hábito de correr todos los días). Aunque no tienes que correr un maratón para mejorar tus hábitos, tu salud y tu longevidad.

Veamos cuáles son 10 hábitos saludables que prolongan la vida:

No te saltes el desayuno. Cuando desayunas, tienes más energía y te puedes concentrar más fácilmente. Asegúrate de incluir proteína en tu desayuno. Además, de esta forma no estarás muerto de hambre a la hora del almuerzo y podrás seleccionar alimentos más saludables y comer porciones adecuadas a esa hora.
Mantente activo. Procura hacer ejercicio regularmente. Además de incorporarlo en tu rutina diaria en el trabajo (como subir y bajar las escaleras en vez de tomar el ascensor; o ir a conversar con un colega de trabajo en la oficina en vez de enviarle un mensaje de texto o e-mail), cuando sea posible encuentra otras formas de mantenerte en forma que sean convenientes. Ya sea saliendo a caminar; comprando una caminadora y/o pesas o una cuerda para brincar, para la casa; montando bicicleta; haciendo ejercicios frente al televisor; visitando un gimnasio; lo que te funcione mejor que te sea conveniente.
Programa tu ejercicio. Incluye el ejercicio en tu calendario. Los estudios han demostrado que las personas que programan el ejercicio como parte de lo tienen planeado hacer en el transcurso del día tienen más probabilidades de hacerlo que los que simplemente piensan en que hacer ejercicio es “algo bueno”. Quizá algunos días no te sea posible seguir tu programa al pie de la letra, pero, entre más lo sigas, mejor será para tu salud. La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos hagan un mínimo de 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada a la semana o 75 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa, pero sólo 15 minutos al día de ejercicio aeróbico moderado, mejora la salud y la esperanza de vida.
Haz ejercicio con tu pareja o con amigos. Eso te puede ayudar con tu relación de pareja y/o con tus amigos. Y puede ayudar a motivarte. Si no lo puedes hacer todos los días, puede ser algunos días entre semana o los fines de semana. Si te gusta algún deporte como el tenis, el vóleibol, etc., esta es otra posibilidad. Como ves, todo es cuestión de que decidas qué es lo que te gusta o lo que te conviene. Puedes simplemente salir a caminar mientras conversas.
Elige alimentos saludables. Tanto cuando comes en casa como cuando comes fuera. Procura incluir diariamente frutas y vegetales de diferentes colores (como los colores de un arco iris). De esta forma estarás obteniendo las vitaminas, los minerales y los antioxidantes que necesita tu cuerpo. Selecciona granos integrales, limita la cantidad de carne roja, de grasas saturadas y grasas trans, así como de azúcares refinados.
Ponle el ejemplo a tus hijos. Cocina con ellos. Los hábitos que aprenden de pequeños ayudarán a que los continúen cuando ellos sean adultos y tengan familia.