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Diabetes: Una enfermedad que se puede prevenir

 Diabetes: Una enfermedad que se puede prevenir

La diabetes de tipo 2 es considerada hoy en día como la gran pandemia de nuestro siglo, y los médicos y especialistas no dejan de repetir su importancia y que no estamos suficientemente concientizados sobre todas sus implicaciones. Aunque la diabetes de tipo 1 es una enfermedad que no se puede prevenir, la de tipo 2 puede retrasarse su aparición e incluso conseguir que no se llegue a producir modificando nuestro estilo de vida y corrigiendo ciertos hábitos.

“Es importante entender que cuanto más tiempo sufra una persona de diabetes, mayor será el plazo para contraer alguno de los graves problemas de salud que están asociados con ella, como problemas de corazón o incluso accidentes cerebrovasculares” (como embolias o ictus), recalca la endocrinóloga.

La especialista destaca cómo la pérdida de peso es la mejor estrategia para evitar el desarrollo de la diabetes de tipo 2, poniendo énfasis en la reducción de la grasa visceral y en el aumento de la actividad física. “Antes de que las personas desarrollen esta patología, por lo general tienen prediabetes, que es una condición reversible, cuyo tratamiento permite prevenir la enfermedad a través de una pérdida de peso menor a la que es necesaria una vez que se ha establecido la diabetes de tipo 2”.

Para conseguir esto la experta señala algunas medidas que se pueden aplicar:

Seguir un plan de alimentación basado en una reducción de calorías, intentando evitar el azúcar y los carbohidratos refinados de la dieta.
Consumir una buena fuente de fibra en cada comida puede ayudar a prevenir picos en los niveles de azúcar en la sangre y de insulina, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes.
Procurar evitar en la medida de lo posible las bebidas azucaradas.
Realizar una actividad física prácticamente a diario. Lo aconsejable es por lo menos media hora de actividad física cinco días a la semana.
Dejar de fumar. Hay investigaciones que vinculan el tabaco y la exposición al humo de segunda mano o humo ambiental con la diabetes de tipo 2.
El uso de ciertos fármacos o incluso algunas medidas intervencionistas como la cirugía metabólica.
Aunque estos consejos son generales, los expertos recalcan la necesidad de una atención personalizada y una supervisión de un especialista médico que pueda ayudar y orientar a la persona en función de su situación, sobre cuáles son los mejores deportes o actividades que puede practicar. “Se debe empezar siempre lentamente e ir avanzando progresivamente”, sugiere la Dra. Amalia Paniagua.

Fármacos en evolución

Gracias a la investigación que se ha venido realizando en los últimos años, actualmente se dispone de varias herramientas terapéuticas esenciales para tratar la enfermedad, como son los análogos de GLP1, los fármacos glucosúricos y la metformina. “Estos nuevos fármacos mejoran con creces el pronóstico de la patología. Además, se han probado sus beneficios sobre las complicaciones de la diabetes y se ha revisado su seguridad, sus amplias indicaciones y el manejo de sus efectos adversos para favorecer la tolerancia y ayudar al cumplimiento terapéutico”, añade la endocrinóloga.

Cuando pesarse se convierte en obsesión

 

Un fenómeno habitual en las personas que están realizando una dieta, es pesarse de forma compulsiva. De tal manera, que una elevada proporción suelen pesarse a diario, o incluso varias veces al día. Esto ocurre especialmente cuando los pacientes van a someterse a una operación de Bypass Gástrico.
 
¿Por qué nos pesamos de manera obsesiva?
Cuando preguntamos al paciente por qué esta necesidad, suele responder que percibe mayor control sobre la pérdida de peso; y que si no lo hicieran tendrían la sensación de estar despreocupándose, y entonces “todo irá mal”.
 
Casi siempre, las dietas son una constante en las vidas de estos pacientes. Han pasado ya por dietas de todo tipo y realizado permanentes sacrificios. Dietas en las que perdían peso a base de un férreo control del alimento ingerido. Y al cabo del tiempo (días, semanas o meses) acababan “cansándose” y muchas veces, recuperando unos hábitos alimentarios descontrolados.
 
Durante la pérdida de peso solían pesarse frecuentemente y al abandonar la dieta, dejan de hacerlo. Así pues, el control del peso se acaba asociando a la pérdida y el no pesarse con aumentar de peso.
 
Estas personas adquieren una creencia “mágica” de que si se pesan controlan mejor su pérdida< que si no lo hacen. Sin embargo, la experiencia de los profesionales de la salud es totalmente opuesta. Y esto es hasta tal punto, que se ha observado que las personas que se pesan con mayor frecuencia tienden a evolucionar peor, a perder más lentamente y en menor medida.
 
¿Por qué no es recomendable pesarse frecuentemente?
Cuando una persona que está realizando una <dieta, se pesa y mira en la pantalla de la báscula, espera obtener un resultado, una pérdida. De ahí pretende escuchar un mensaje de refuerzo: “lo estás haciendo bien, esto va progresando”.
 
Sin embargo, al pesarse más de una vez a la semana, la variación de peso obtenida suele ser aleatoria. De un día para otro, nuestro peso puede sufrir modificaciones que no tienen que ver con cómo estemos realizando la dieta, ya que entran otros factores en juego: retención de líquidos, aumento de masa muscular (que pesa más que la grasa), estreñimiento, factores relacionados con la digestión, etc.
 
De esta manera, si una persona se pesa a diario, puede que alguna vez tenga un refuerzo positivo, ya que habrá perdido lo esperable. Pero en la mayoría de ocasiones, esta pérdida será mínima, o incluso puede ser que pese más que la vez anterior. Aquí la persona recibiría un mensaje parecido a éste: “Algo no va bien, no pierdo lo que esperaba, incluso estoy engordando, no lo estoy haciendo bien,…”.
 
El mensaje anterior contribuye a generar un estado de ánimo negativo y mayores niveles de preocupación, ya que disminuye la confianza de la persona en el proceso. Así tenemos una persona más insegura, con menor confianza, atemorizada y más crítica consigo mismo.
 
Hay que tener en cuenta que todo esto sucede a un nivel casi imperceptible, mucha gente nota una sensación de ligero malestar, que se repite una y otra vez; y se va quedando en la memoria cada vez que el resultado no es el esperado. Si profundizamos en el malestar nos podemos dar cuenta de los mensajes tan nocivos, que estamos escuchando y repitiendo.
 
Desde el pesimismo, desde la angustia es mucho más complicado realizar cualquier proceso, y más el de adelgazamiento, que requiere confianza y fe en un mismoy en lo que hace.
 
¿Cómo puedo seguir teniendo la sensación de control sin pesarme?
Realmente no se necesita de la báscula para saber si está adelgazando. Estando en contacto con el propio cuerpo, percibiendo si la ropa va quedando más holgada o más estrecha; incluso con las verbalizaciones de los allegados, uno ya sabe como le está yendo el proceso.
 
También llevando a cabo un seguimiento por parte de un equipo multidisciplinar es sumamente conveniente, ya que da esa confianza y tranquilidad de que ante cualquier problema se va a tener el apoyo necesario. El control ya no lo realiza la persona sobre sí misma de manera estricta, sino que la persona deja de controlar y confía en otras personas, expertas en la materia. Así el individuo gana seguridad, tranquilidad, capacidad de confiar en otros, de apoyarse en otros y de buscar ayuda cuando sea necesario.
 
Lo ideal, es que a medida que la persona va confiando en el proceso y adaptándose a todas las pautas, este seguimiento sea menos intenso y más espaciado en el tiempo, hasta desaparecer cuando la persona está confiada y ser autónoma en el proceso. Sería como llevar unas muletas o un bastón mientras nos cuesta andar para poco a poco volver a andar por uno mismo.
 
En caso de querer seguir pesándose…
Es recomendable hacerlo como máximo una vez por semana, puesto que este es el tiempo considerado mínimo para poder observar cambios significativos en el peso. Para evitar la tentación de pesarse más a menudo, puede ser de utilidad:
 
Alejar el peso de la vista.
Situarlo en un lugar de difícil acceso.
Postergar el impulso de pesarse, desviando la atención a otra actividad diferente (llamar por teléfono, echarse crema, ducharse, etc.)

Cómo evitar las recaídas en la obesidad?

 

 
 
Veamos en qué consisten las recaídas en la obesidad, y cómo podemos evitarlas tras una operación de Bypass Gástrico.
 
Las recaídas en la obesidad consisten en tomar más calorías de lo previsto en alguna ocasión o en algún día.
En primer lugar, intentaremos que se reduzcan y en segundo lugar, que no adoptes actitudes negativas frente a ellas.
Estas actitudes solo os llevarían a recaer, o sea, a abusar del comer o del beber y dejar el ejercicio durante varios días hasta llegar a aumentar tu peso de nuevo
recaídas en la obesidad
 
Las cuatro etapas de este proceso
 
Observación y definición del problema. Se trata de observar y anotar todas aquellas situaciones que sean de “alto riesgo”, es decir, situaciones en las que te cueste más trabajo resistir el impulso de comer.
 
Generación de soluciones.
 
Piensa y escribe todas las formas alternativas que se te ocurran para vencer el impulso de comer en esas situaciones. A veces el simple hecho de dejar pasar el tiempo hace que el impulso pase. Si uno aguanta, el impulso empieza a decrecer hasta que desaparece. Una estrategia interesante es pasar a hacer otras actividades.
 
Toma de decisiones y creación de un plan.
Ahora hay que seleccionar todas las soluciones que anotaste en la etapa anterior, las que veas más fáciles de hacer y te gusten más, las que mejor se adapten a ti. A partir de ahora, deberás utilizar el deseo de comer como una señal para hacer la estrategia que ya tienes prepara sin pensar en nada más y repitiéndola cuantas más veces mejor hasta que se haga tan rápidamente que uno no sea ya consciente del esfuerzo.
Evaluación. Analizar las estrategias que han tenido éxito y las que no.
 
Haciendo frente a las recaídas en la obesidad
Imaginemos que tu estrategia fracasa y que acabas cayendo en la tentación. Lo más importante ahora es la actitud que tomes frente a este hecho. Vamos a ver 6 pasos a seguir:
 
Distánciate de la escena. Tan pronto como te pilles en una recaída, para, deja lo que estás haciendo y examina la situación. ¿Qué está ocurriendo para que no estés siguiendo los planes que te habías trazado?
 
Busca tus pensamientos negativos.
¿Qué te estás diciendo que te ha hecho abandonar esos planes? ¿Quieres realmente abandonarlos o son solo excusas? La peor actitud es ponerse ansiosos o culparse por la caída. Recuerda que recaídas en la obesidad se tienen que dar y que lo importante es superarlas.
 
Recuerda tus progresos.
Mira hacia atrás para ver todo lo que has luchado y todo lo que has conseguido. ¿Merece la pena echarlo todo por la borda?
 
Utiliza la resolución de problemas.
En lugar de culparte, analiza objetivamente cuál es la situación en la que has caído, por qué no te han servido tus alternativas, qué otras puedes proponerte y cuál o cuáles son las mejores dada la situación.
Salta a la acción. Una vez decidido qué vas a hacer, hazlo sin más. No esperes. Cuanto antes pases a la acción, antes solucionarás el problema.
 
Pide ayuda. Si tienes pareja o amigos, pídesela a ellos.
 
Ejercicios prácticos
¿Cuáles son mis situaciones de “alto riesgo”? ——
Piensa y escribe todas las formas o alternativas que se te ocurran para enfrentar a esas situaciones. Haz una lluvia de ideas, escribiendo todo lo que se te ocurra, aunque te parezca absurdo. ——
Selecciona las que te parezcan más fáciles de hacer. ——
Nombra las que han tenido éxito (a posteriori).

Una buena caminata

Una buena caminata

Tips:

Empezá el día con una buena caminata en algún lugar abierto, que te guste y que te anime a hacerlo a diario…

¡Perdé peso disfrutando!