Las personas que sufren obesidad tienen a menudo la percepción de no tener la ayuda adecuada cuando tratan de recuperar un peso saludable, ni siquiera los familiares más cercanos saben cómo prestarles apoyo. Se considera que una persona es obesa cuando su índice de masa corporal (IMC) es superior a 30.
En definitiva, una persona es obesa cuando presenta demasiada grasa corporal, y ponerle solución a esta enfermedad, no suele ser tarea fácil, aunque hoy por hoy podemos afirmar que la obesidad sí tiene solución.
A menudo, ni la propia pareja o los familiares y amigos saben cómo hacer frente al problema. Con la excusa de no querer herir sensibilidades, a veces llega a convertirse en un tema tabú, y el paso del tiempo sin la actuación adecuada juega en contra.
Afrontar la situación es clave y mejor aún si se hace desde jóvenes. Se trata de evitar que condicione la vida de la persona obesa y se convierta en un lastre psicológico, con todo lo que ello puede llegar a implicar: avergonzarse de su cuerpo, pérdida de autoestima y confianza en sí mismo/a, sufrir discriminación en el ámbito personal y en el laboral, aumento del riesgo de introversión y aislamiento social, depresión o desarrollo de trastornos de la alimentación como la búsqueda de consuelo emocional en la comida, los atracones o las conductas bulímicas.
El apoyo de las personas del entorno es un pilar fundamental para dar pasos en firme hacia la superación de este problema. Si tu pareja, un familiar o un/a amigo/a padece obesidad, te proponemos 10 pasos que podrás poner en práctica y que te ayudarán a saber cómo actuar y a motivarle en su objetivo de perder peso.
SUGERENCIAS PARA PERSONAS QUE SUFREN DE OBESIDAD
1. Asimila que la obesidad es una enfermedad
El primer paso para empatizar con una persona que sufre obesidad es tener claro que se trata de una enfermedad y no de una elección personal.
2. Facilítale un canal de comunicación abierto
Trata con naturalidad y comprensión todo lo que rodea a la obesidad. Poder hablar abiertamente en familia o en el círculo cercano de amistades le ayudará a sentirse aceptado/a y a expresar sus preocupaciones al respecto.
3. Evita los sermones
Lejos de ayudar los sermones y las lecciones de siempre pueden afectar al estado emocional de la persona con obesidad y ocasionarle humillación y ansiedad.
4. Nunca te victimices por la situación
O provocarás que la persona obesa se sienta culpable por hacerle pasar a la familia por esta circunstancia, provocándole una situación de bloqueo. Buscar una solución a la obesidad es siempre más fácil en equipo.
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5. Nada de sobornos
Si queremos ayudarle a que aprenda a comer sano y mantenga hábitos de vida saludable, lo mejor será que lo haga desde el autoconvencimiento. Asociar los buenos hábitos siempre a recompensas no suele funcionar a medio y largo plazo.
6. Reacciona con paciencia ante las recaídas
Está claro que los familiares también sufren los efectos de la obesidad y es habitual que no consigan comprender el hecho de que la persona afectada no tenga la fuerza de voluntad necesaria para continuar con una dieta, un programa de ejercicio físico o seguir ciertas pautas tras un tratamiento. En estas ocasiones, la muestra de ánimo por parte de la familia será indispensable para seguir transmitiendo entusiasmo y que nuestro familiar se mantenga firme en su compromiso.
7. La obesidad conlleva riesgos: toma decisiones y actúa pronto
Como cualquier enfermedad, la obesidad conlleva riesgos, por lo que conviene tomar decisiones y actuar pronto, siempre con el convencimiento y la buena disposición de nuestro ser querido para dar el paso.
8. Solicita información a profesionales expertos
Cuando el problema es persistente, infórmate sobre posibles soluciones. Cuanto más te informes, mejor. Mucho se habla de dietas y deporte para combatir la obesidad, pero en función del grado de esta, lo ideal será buscar una solución a medida.
Investiga en fuentes serias y solicita información a profesionales expertos. Conviene ser prudentes y no actuar por impulso, ya que lamentablemente hay mucho intrusismo en torno a la obesidad.
9. Tú no tienes que encontrar la mejor solución, esta nos la indicará el equipo experto.
De hecho, existen en el mercado diferentes soluciones que se deberán valorar en función de las características del paciente. Los diferentes técnicas para tratar la obesidad: dietas personalizadas, fármacos, los tratamientos para la reducción de estómago sin cirugía o en especial la cirugía bariátrica, conviene que sean realizados en centros reconocidos que cuenten con un equipo multidisciplinar formado por endocrinólogos, nutricionistas, psiquiatras, endoscopistas y cirujanos bariátricos, con experiencia acreditada, lo que ayudará a contar con las mayores garantías.
10. El seguimiento posterior a cada tratamiento: fundamental
El seguimiento posterior a cada tratamiento, con revisiones periódicas, será fundamental para alcanzar los mejores resultaobedos posibles y que estos se mantengan en el tiempo. Para la persona obesa perder peso y recuperar una figura saludable puede ser un camino largo. Contar con el apoyo y la comprensión de familiares y amistades siempre será una gran ayuda.
El sobrepeso y la obesidad se han convertido en uno de los problemas de salud más transcendentes de la humanidad. Lo que se consideraba únicamente un problema estético, es sin duda alguna un problema de salud que conlleva la aparición de enfermedades secundarias asociadas a la obesidad denominadas “comorbilidades asociadas a la obesidad». Estas enfermedades secundarias deben ser estudiadas en cada caso para decidir el tratamiento más indicado.
COMORBILIDADES ASOCIADAS A LA OBESIDAD
Las personas con mayor tejido adiposo tienen mayores probabilidades de presentar comorbilidades asociadas en relación a su gravedad (a mayor índice de masa corporal mayores complicaciones) y a su distribución.
Comorbilidades asociadas a la obesidad más comunes
Las comorbilidades asociadas a la obesidad o el sobrepeso tienen diferentes grados de complicación para la salud, pero en términos generales podemos identificarlas como:
Metabólicas: Diabetes Mellitus 2, dislipidemias, hipertensión arterial, cardiovasculares, neoplasias, colelitiasis, hígado graso u ovario poliquístico.
Mecánicas: Hipoventilación, apnea del sueño, miocardiopatía, insuficiencia cardíaca, osteoartrosis.
Psico-sociales: Depresión, ansiedad, alteraciones conductuales, discriminación social.
Desde que la obesidad se ha convertido en un riesgo para la salud, numerosos estudios han analizado la asociación entre indicadores de masa corporal, tejido adiposo y tasas de mortalidad, y como conclusión se destaca un significativo incremento de la mortalidad a medida que la masa corporal incrementa.
Para ofrecer una solución definitiva a la obesidad que pone en riesgo nuestra vida, en Clínica IMOS ofrecemos tratamientos que se eligen de acuerdo a las necesidades individuales de cada paciente.
Durante todo el proceso realizamos un seguimiento personalizado con los distintos especialistas que nuestros pacientes necesiten: desde médicos especializados, nutricionistas a psicólogos para asegurar los mejores resultados a lo largo de toda su vida.
Aunque a menudo se acusa a la comercialización de alimentos de aumentar la obesidad de la población, la relación entre la capacidad de respuesta individual a la comercialización y la obesidad aún no se ha establecido: ¿las personas con obesidad responden mejor a la comercialización de alimentos y, de ser así, es un rasgo estable o se puede revertir por cirugía bariátrica?
Estudiamos las respuestas a tres tácticas de marketing comunes que enmarcan los alimentos y las porciones como más saludables de lo que realmente son en tres grupos de mujeres:
(a) un grupo de pacientes con obesidad antes, 3 meses y 12 meses después de la cirugía bariátrica,
(b) un grupo de control de mujeres delgadas, y
(c) otro grupo de control de mujeres con obesidad pero que no buscan ningún tratamiento para su obesidad.
Las personas con obesidad inicialmente respondieron mejor al marketing de alimentos, pero la cirugía bariátrica redujo su capacidad de respuesta hasta el nivel de las personas delgadas. Además de documentar otra posible consecuencia psicológica de la cirugía bariátrica, nuestro estudio sugiere que la mayor capacidad de respuesta de las personas con obesidad no es una predisposición individual estable y apoya la noción de una relación recíproca entre la obesidad y la sensibilidad a las influencias ambientales.
Las tasas de obesidad han aumentado drásticamente en los países desarrollados durante los últimos 40 años, y muchas personas han asumido que el marketing de alimentos es, al menos en parte, el culpable. Pero, ¿las personas con obesidad son realmente más susceptibles a la comercialización de alimentos? Y si lo son, ¿es una predisposición permanente o puede cambiar con el tiempo?
Según un nuevo estudio las personas con obesidad tienden a ser más receptivas al marketing de alimentos, pero cuando su peso disminuye significativamente, también lo hace su capacidad de respuesta al marketing.
Para el estudio los investigadores siguieron a tres grupos:
-pacientes con obesidad severa antes de someterse a un bypass gástrico u otras cirugías para bajar de peso (conocidas colectivamente como cirugía bariátrica),
-así como a los tres y 12 meses. después; personas con obesidad que no se sometieron a cirugía bariátrica;
-y personas que no eran obesas.
En un estudio, se pidió a los participantes que estimaran el contenido de calorías en refrigerios y bebidas conocidos, incluidos algunos, que los especialistas en marketing generalmente enmarcan como saludables (es decir, jugo de manzana, barras de granola), y otros, que no están enmarcados como saludables (es decir, refrescos , barras de chocolate).
Los investigadores encontraron que todos subestimaron el contenido calórico de los refrigerios que se enmarcaron como saludables, pero el efecto fue más pronunciado en las personas con obesidad.
Para probar aún más el efecto de encuadre, los investigadores hicieron que los participantes eligieran hipotéticamente una porción de papas fritas de un restaurante de comida rápida y les dieron la información nutricional que necesitarían para tomar una decisión informada. Las tres opciones eran siempre las mismas en cantidad (71g, 117g y 154g), pero en un caso se etiquetaron como pequeñas, medianas y grandes, y en otro caso las mismas porciones se etiquetaron como mini, pequeñas y medianas: una táctica de marketing dirigida a hacer que las porciones más grandes parezcan más razonables.
Medimos la probabilidad de que las personas fueran sensibles a ese encuadre y si cambiaría su elección de cantidad de papas fritas dependiendo de cómo se etiqueten las porciones. Las personas con obesidad eran más propensas a seguir el etiquetado y no la información real sobre la cantidad, por lo que elegirían la porción etiquetada como mediana aunque sea bastante grande. Los investigadores encontraron que las personas con obesidad tendían a ser más receptivas al marketing de alimentos, pero cuando perdían una cantidad significativa de peso debido a la cirugía bariátrica, su nivel de respuesta a la la comercialización de alimentos se redujo sustancialmente.
Las personas con obesidad que se someten a cirugía bariátrica se volverán menos receptivas al marketing con el tiempo y después de 12 meses, su capacidad de respuesta al marketing alcanza el nivel de personas con más peso recomendado por el médico.
Y manifiestan que no está claro si las personas con obesidad se vuelven menos receptivas al marketing debido a los cambios fisiológicos posteriores a la cirugía (cambios hormonales, neurológicos o cambios en la microbiota intestinal) o debido al deseo de las personas de cambiar sus estilos de vida y hábitos. Otra posible razón, agrega, es que los gustos de las personas tienden a cambiar después de la cirugía bariátrica.
Los resultados sugieren claramente una influencia bidireccional entre el estado de peso de las personas, la psicología y la capacidad de respuesta al medio ambiente, incluido el marketing. Entonces, es una relación compleja.
No sólo lo que comes es lo que ayuda a que te mantengas sano(a). También es importante cómo lo cocinas. Hay muchas maneras de preparar tus alimentos, algunas más beneficiosas que otras. Aquí hago un repaso de las técnicas de cocción y sus beneficios.
Si quieres empezar a comer más sanamente, no solamente debes comprar ingredientes frescos y de calidad (idealmente sin procesar, en algunos casos, si es posible, orgánicos), además debes tener en cuenta el método de cocción ideal para conservar sus propiedades nutricionales. No es lo mismo freír, que hervir; ni hornear, que saltear.
¿Por qué es tan importante el método de cocinar? Te doy algunos ejemplos:
Si los granos (como las lentejas, los arvejas, porotos o garbanzos) no se cocinan correctamente, aumenta su valor glicémico. Eso disminuye su valor para regular la glucosa y para promover la pérdida de peso.
Si usas algunos de los aceites para cocinar nuevamente o si se calientan demasiado, pueden crear sustancias perjudiciales para la salud.
Si se cocinan las frutas o los vegetales en exceso, se reduce significativamente su valor nutricional.
Si quemas los alimentos al cocinarlos, se pueden crear residuos cancerígenos.
A continuación encontrarás una guía de referencia para que elijas el mejor método para cocinar de acuerdo al platillo que estés preparando y sus ingredientes:
• Hervir: es quizás una de las formas más sencillas y más fáciles de cocinar. Se pone un poco de agua a hervir con los alimentos y listo. Es ideal para conservar las propiedades nutricionales de los vegetales y de los otros alimentos, pero teniendo mucho cuidado de que no se pase el punto de cocción. Las verduras deben verse coloridas, brillantes y estar un poco crujientes cuando están listas para su consumo. De lo contrario, los nutrientes se quedan en el agua. Otra ventaja que ofrece hervir, es que no se necesita grasa y esto le cae bien a todas las personas, y es ideal para quienes tienen problemas digestivos.
• Hornear: como su nombre lo indica, se refiere a cocinar los alimentos en el horno. Es ideal para panes, postres, pescados, mariscos, pollo, carne y vegetales. Se puede usar papel engrasado en lugar de margarina o aceite para que sea aún más saludable.
• Saltear: es un método de cocción rápido en el cual se utiliza una sartén amplia para que todos los ingredientes queden en una sola capa, sin superponerse. Se utiliza mucho en la cocina oriental con el utensilio wok. Se usa poca cantidad de grasa -sólo la ideal para que los ingredientes queden lubricados- y se cocinan a temperatura muy alta. Es muy importante cortar en trocitos pequeños todos los ingredientes para que se cocinen de manera homogénea, de forma que no se exceda el tiempo de cocción y no se pierdan las propiedades nutricionales de los alimentos. Si algunos necesitan más tiempo de cocción que otros (por ejemplo, las carnes o el pollo), se deben incorporar antes que los demás. Debido a que se usan temperaturas muy altas para lograr este método, existe el riesgo de que los aceites se vuelvan perjudiciales para la salud. Para minimizar este riesgo, se puede usar caldo o aceite de coco que soporta temperaturas elevadas.
• Freír: Para muchos, es el sistema de cocción preferido porque es rápido. Sin embargo, no es saludable, pues consiste en sumergir los alimentos en aceite caliente, lo cual hace que absorban esa grasa y se vuelvan altamente calóricos. Además, al oxidarse, los aceites producen inflamación en el cuerpo, obstruyen (tapan) las arterias y además, liberan químicos cancerígenos. Así que evita este método siempre que sea posible.
• A la parilla: si bien es menos dañino que freír, los alimentos a la parrilla tienden a quemarse o cocinarse en exceso, lo cual produce radicales libres que contribuyen al desarrollo del cáncer y a la inflamación en general. Si decides usar este tipo de cocción, por lo menos asegúrate de que los alimentos no estén quemados ni tostados.
Recuerda que los métodos que agregan grasa son los más dañinos y también aquellos que someten a los alimentos a temperaturas elevadas que terminan por quemarlos y por hacerles perder sus propiedades nutricionales. Esta guía no incluye todos los métodos de cocción, pero sí los más comunes. Puedes consultar con tu médico o con un dietista calificado acerca de tus gustos y necesidades para poder implementar el método más cómodo y saludable para cocinar.