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Consejos para elaborar salsas bajas calorías para tus pastas

Consejos para elaborar salsas bajas calorías para tus pastas

Sea cual sea la salsa baja en calorías que quieras preparar, ten en cuenta los 5 consejos que te presentamos a continuación:

Utiliza leche descremada, caldos desgrasados y productos con un aporte graso reducido.
Reduce la cantidad de aceite respecto a la receta original.
Utiliza pequeñas cantidades de harina o de maicena para espesar las salsas.
Añade vino de mesa para darles un toque de sabor, con la cocción el alcohol se evapora y desaparecen sus calorías.
Usa hierbas frescas y especias.

¿NECESITAS ALGUNAS IDEAS?
Todas las salsas tradicionales pueden tener una versión menos calórica. Nosotros te proponemos las siguientes y estamos convencidos de que te encantarán.

Salsa de brócoli
Hierve brócoli y sofríelo con aceite de oliva y unos dientes de ajo. A continuación, bátelo con caldo vegetal desgrasado y calienta la mezcla en la sartén. Añade un poco de fécula de maíz para espesar, salpimienta y ¡ya tendrás la salsa lista! Es ideal para acompañar tanto pasta, como arroces, pollo o pescado.

Salsa de pimiento
Quita las semillas de un par de pimientos y un tomate y córtalos a trocitos. Después, cocina los pimientos a la sartén con un poco de aceite de oliva y sal. Seguidamente, añade salsa de soja, el tomate cortado, alcaparras, pimienta y orégano y déjalo cocer a fuego lento. Esta salsa es ideal para carne o pescado, así como para acompañar a otros vegetales o condimentar un plato de pasta o arroz.

Salsa light de curry
Pon a hervir caldo de verduras desgrasado y añade cebolla picada y un poco de fécula de maíz. Cocínalo todo hasta que se espese la mezcla y, entonces, agrega curry, queso blanco líquido 0% y cebollino picado. ¡La salsa ya estará a punto! Es perfecta para dar un toque especial a cualquier plato.

Salsa de tomate light
Hierve unos tomates, pélalos, quitales las semillas y tritúralos. Pica zanahoria, cebolla, y pimiento verde y rojo. Seguidamente, ponlo todo en un cazo y agrega caldo de verduras desgrasado, un poco de vino y especias al gusto. Deja hervir la mezcla hasta que esté al punto y obtendrás una salsa ideal para acompañar platos de pasta o de arroz.

Consejos para prevenir y controlar la osteoporosis

Consejos para prevenir y controlar la osteoporosis

Como mujer, tienes mayores probabilidades de padecer la osteoporosis, sobre todo si ya has pasado la menopausia. Aprovecha esta oportunidad de aprender a prevenirla o de mantenerla bajo control si ya la padeces.

La salud de los huesos es fundamental para el bienestar general de nuestro cuerpo. Mantenerlos sanos y fuertes debe ser una prioridad porque con el paso del tiempo y el efecto de otros factores, como los cambios hormonales, van perdiendo su fuerza y densidad. Este deterioro gradual tiene nombre: osteoporosis, una condición que consiste en la pérdida de la masa ósea y el deterioro de los tejidos de los huesos que se traducen en la fragilidad de los mismos y una mayor probabilidad de fracturas (o roturas), especialmente de la cadera, la columna vertebral y las muñecas. Según la Organización Mundial de la Salud, la osteoporosis es el quinto problema de salud a nivel global.

Para que puedas darte una idea de la magnitud de las consecuencias de la osteoporosis, la más grave de ellas, la fractura de cadera, tiene un nivel elevado de mortalidad durante el primer año en que ocurre (de un 12 a un 20%). Y los que la sobreviven, a menudo sufren un deterioro considerable en su calidad de vida. La OMS calcula que para el año 2050 unos 6 millones de personas sufrirán una fractura de cadera a consecuencia de la osteoporosis. Razón de más para combatirla y prevenirla.

¿Cómo ocurre ese desgaste óseo?
En general, los huesos están continuamente en un proceso de formarse y desintegrarse. Cuando la desintegración del hueso es mayor que su formación, se presenta la osteoporosis. Esta puede afectar a ambos sexos, pero es más frecuente en las mujeres, sobre todo después de la menopausia, debido a los grandes cambios hormonales que ocurren en esa etapa. De acuerdo a las pruebas de la densidad ósea, la osteoporosis se presenta en un 15% de las mujeres que tienen entre los 50 y los 59 años, proporción que aumenta con rapidez a un 70% al llegar a los 80 años.

Además de la edad (la mayor densidad de la masa ósea ocurre alrededor de los 30 años, y a partir de entonces empieza a declinar), y el sexo (las mujeres tiene cuatro veces más probabilidades que los hombres de padecerla después de los 50 años), hay otros factores de riesgo que debes observar. La estructura ósea y el peso, por ejemplo, ya que las personas menudas y delgadas tienen más riesgo. También la genética, así como antecedentes de fracturas, y algunas enfermedades, como artritis reumatoide.


¿Estás en riesgo de padecer de osteoporosis? Si es así, consulta con tu médico sin demora. Es posible que te recete algún medicamento del tipo de los bifosfonatos. Estos medicamentos, como Risendronato (Actonel o Atelvia), Ibandronato (Boniva) o Alendronato (Fosamax) que son por vía oral (tomados) o Ácido Zoledrónico (Reclast o Zometa), que se da en la vena, se han usado con éxito desde 1995 para evitar o retrasar la pérdida de la masa ósea. Durante el tratamiento, los bifosfonatos llegan a ser parte del hueso nuevamente formado y se mantienen allí por varios años. Los pacientes continúan recibiendo sus efectos por mucho tiempo después de dejar de usarlos. Hay, sin embargo, algunas limitaciones.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por sus siglas en inglés) informa que estos medicamentos pueden dar lugar al deterioro de los huesos de la mandíbula, aunque es un problema poco común (se conoce como osteonecrosis de la mandíbula). Esto se ha visto más comúnmente asociado a extracciones o tratamientos dentales, pero puede suceder. También en raras ocasiones pueden ocurrir otros efectos secundarios, como una fractura atípica del hueso del fémur, y se debe evaluar la relación de los bifosfonatos con el cáncer de esófago que hasta ahora no se ha correlacionado en un 100% y se continúan haciendo estudios . Lo que si se presenta en algunos pacientes como efecto secundario, es reflujo gastroesofágico y acidez.

En las personas que no toleren los bifosfonatos o para quienes no estén indicadas, o que ya los hayan tomado, existen otras alternativas como: Denosumab- Prolia, Teriparatide (Forteo), hormonas (estrógenos) o Raloxifeno- Evista. Todos con sus beneficios y sus riesgos.

Según una revisión de la FDA publicada en The New England of Medicine, los pacientes jóvenes sin antecedentes de fracturas y con una densidad ósea casi normal, pueden suspender estos medicamentos en tres o cinco años sin perder sus beneficios. Los pacientes mayores, con antecedentes de fractura y una densidad ósea a nivel de osteoporosis, suelen beneficiarse si continúan el tratamiento. En cualquier caso, tu médico debe decidir si puedes seguir tomando el medicamento o no.

CONSEJOS
Hay tres factores esenciales para mantener tus huesos saludables durante toda tu vida: recibir una cantidad adecuada de calcio (a través de la dieta o de suplementos), recibir una cantidad adecuada de vitamina D para que tu organismo absorba el calcio (a través de la luz solar o de suplementos) y hacer ejercicios regularmente (para que tu organismo fabrique hueso y se haga más lenta la pérdida de la masa ósea).

En base a lo anterior, hay varias cosas que puedes hacer en tu vida diaria para prevenir la osteoporosis y combatirla.

1. Consume leche descremada, excelente fuente de calcio, y procura que esté enriquecida con vitamina D para que lo absorbas adecuadamente. También son ricos en calcio otros productos lácteos, como el yogur y los quesos bajos en grasa.

2. Come pescado. El salmón y las sardinas en conserva son muy ricos en calcio, La macarela y otros pescados grasosos (o azules) contienen vitamina D.

3. Incluye en tu dieta vegetales de hojas verdes, como el brócoli o la espinaca, que contienen gran cantidad de calcio.

4. Consume productos a base de soya. También contienen calcio.

5. Si tu dieta no incluye suficiente calcio, compleméntala con suplementos y acompáñalos con vitamina D. Pero no te auto recetes. Pregúntale a tu médico, ya que el exceso de calcio puede tener complicaciones, se puede depositar en las arterias y puede causar cálculos renales (piedras en los riñones).

6. Limita la cafeína al equivalente de tres tazas de café al día. La cafeína hace que el cuerpo elimine el calcio con más facilidad.

7. Realiza ejercicio regularmente. Camina, corre, sube escaleras o juega al tenis por 30 minutos al menos tres veces a la semana. El levantamiento de pesas, en particular, ayuda a que tu organismo forme hueso y a que no avance la pérdida de la masa ósea. La natación y el ciclismo, en cambio, excelentes en otros aspectos, no te sirven aquí de nada. Los huesos y los músculos deben trabajar contra la ley de gravedad para que el ejercicio tenga efecto en la osteoporosis.

Hay otras dos medidas importantes que te ayudan a prevenir o retrasar la osteoporosis. Una de ellas es no fumar o dejar de hacerlo. El cigarrillo aumenta el riesgo de desarrollar osteoporosis y de fracturas óseas (de los huesos). La otra es beber alcohol con moderación (si consumes bebidas alcohólicas). El exceso de alcohol impide que tu cuerpo absorba el calcio adecuadamente, lo que puede adelgazar los huesos y aumentar el peligro de fracturas.

Si tienes algunos de los factores de riesgo y ya pasaste la menopausia, comienza a poner en práctica algunos de los consejos anteriores hoy mismo. Mejorarán tu salud general y, específicamente, la de tus huesos.

Buena hidratación, buena salud

Buena hidratación, buena salud

Limpiando nuestro interior

El agua es el líquido vital para la vida. En asuntos de belleza no es menos importante: humecta la piel desde adentro, elimina toxinas, mantiene nuestro cuerpo saludable y hace que la piel luzca radiante.

Ocho vasos al día es una forma de simplificar la cantidad de agua que necesitamos. La cantidad varía de acuerdo al clima donde vivimos, a nuestro peso corporal, a nuestro nivel de actividad física y si permanecemos o no todo el día en lugares con control de temperatura, como los ambientes con aire acondicionado y calefacción. En condiciones normales, ocho vasos podrían ser la cantidad adecuada de agua, pero si nuestro clima es cálido o hacemos mucho ejercicio hay que beber más. En este último caso, es recomendable el uso de bebidas isotónicas ya que aportan minerales esenciales como sodio, potasio y magnesio. Estas bebidas vienen saborizadas y podemos elegirlas 0% de azúcar si estamos con un plan de adelgazamiento.

Beneficios de estar bien hidratados
• La sensación de hambre disminuye, por lo que en todo plan alimentario saludable se la recomienda.
• La piel luce más bella, debido al efecto humectante del agua.
• Es bueno para la salud. El agua humecta todos los órganos internos y actúa como lubricante, evitando principalmente la constipación.
• Elimina toxinas contribuyendo a la salud y belleza del cuerpo, es especial para combatir acné, celulitis y la piel extremadamente seca.

¿Puedo tomar otros líquidos ó solo se recomienda el agua?
Puedes tomar otros líquidos que no contengan cafeína. La cafeína es muy común en casi todas las bebidas carbonatadas, el café o el té. Es un diurético y, por lo tanto, provoca deshidratación por pérdida de agua. La cafeína tiene una función totalmente opuesta al agua.

Conclusiones
El agua es deliciosa, refrescante y vital para nuestro cuerpo. Toma agua, tu cuerpo te lo agradecerá, con 8 vasos diarios es suficiente.

Reglas para combinar los alimentos correctamente

Reglas para combinar los alimentos correctamente

Frutas
En combinación con otras comidas, las frutas ácidas como la naranja, la mandarina, el pomelo se pueden acompañar de vegetales de hojas verdes y proteínas; las frutas sub ácidas como peras, ciruelas, manzanas se combinan con verduras, legumbres y almidones; las frutas dulces como bananas, melones y grasas como aguacates, van con hojas verdes.

Vegetales y verduras
La espinaca, la lechuga, el perejil y demás vegetales livianos de hojas verdes se pueden combinar con todos los alimentos, al igual que las berenjenas, calabazas, remolachas y demás verduras de mayor densidad.

Almidones y cereales
Todo lo que es arroz, pastas, papas, batatas, trigo, maíz, y demás alimentos con almidón y del tipo cereal se tienen que combinar con verduras de hojas verdes, pero nunca con carnes, proteínas, o frutas.

Carnes, proteínas y lácteos
Todos los tipos de carnes, lácteos en general y proteínas como los huevos y diferentes tipos de granos y semillas, se pueden combinar con verduras, vegetales y frutas ácidas pero no se tienen que combinar con legumbres o almidones.

Legumbres
Lo ideal con las legumbres como lo son las lentejas, los porotos, las habas, entre otras, es no combinarlas nunca con alimentos del tipo carnes, proteínas o lácteos, pero si se desea incorporarlos como parte de una comida, es preferible combinarlos con vegetales de hojas verdes y verduras.

Combinación de carbohidratos y proteínas

La combinación de proteínas y carbohidratos es químicamente incompatible. Cuando comemos carbohidratos, el estómago segrega jugos gástricos alcalinos para digerirlos. Cuando comemos proteínas, el cuerpo segrega jugos gástricos ácidos.

Un jugo gástrico alcalino impide la acción del ácido. Osea que si combinamos alimentos de estos dos grupos en una sola comida, el estómago necesita jugos gástricos alcalinos y ácidos.
En el momento en que los jugos se segregan, al momento se neutralizan. Entonces en el estómago ocurre una señal de emergencia porque los alimentos no pueden ser digeridos, el estómago entiende esto como una señal de que se necesitan más jugos gástricos de cada uno, así que segrega más jugos alcalinos y ácidos.

Al cabo de un rato de no poder digerir estos alimentos, se produce lo que conocemos como indigestión o acidez estomacal.

Combinar adecuadamente las frutas

La fruta está llena de vitaminas, minerales y fructuosa, que es un azúcar natural e indispensable para el cuerpo, en especial el pancreas y el cerebro.
El liquido de la fruta atraviesan el intestino donde libera sustancias energéticas y nutritivas, de manera que son el único alimento que no nos resta energía sino que la aportan, purificando el organismo.

Pero para eso hay que comerla adecuadamente. La única condición para comer una fruta es que esta se debe comer sola, sin combinarla con ningún otro alimento, y con el estómago vacío.

No se debe comer inmediatamente después de haber comido (esperar al menos una hora y media) ni inmediatamente antes (consumirla 40 minutos antes de comer).

La razón es obvia: la fructuosa de las frutas fermenta cualquier otro alimento que se mezcle con esta. Por lo que si las combinamos, por ejemplo, con una proteína, ésta última se pudre, y si la combinamos con el carbohidrato, esta se fermenta, lo que provoca mala digestion, hinchazón, etc….

No tomar mucha agua con las comidas

Si tomamos mucha agua a la hora de comer, esta diluye los jugos gástricos, de manera que al estómago se le dificulta su labor. Es necesario tomar lo menos posible de agua durante la comida, y evitar los refrescos o bebidas azucaradas, por los mismos motivos que el de las frutas (el azúcar fermenta los alimentos).

Todos estos consejos son solo orientativos y los pacientes con problemas de nutricion deben consultar a un nutricionista o dietista titulado para recibir las indicaciones dietéticas más adecuadas en cada caso. No inicie ninguna dieta no convencional sin consultar previamente con un profesional de la salud.
Fuente : Cómo combinar los alimentos para que mejore la digestión