Vivimos en una sociedad marcada por las nuevas tecnologías. Hoy en día, los niños utilizan continuamente los ordenadores, pasan tardes enteras jugando con videoconsolas o viendo televisión. Todas estas acciones repercuten de manera directa sobre la salud, ya que el tiempo empleado en la utilización de estos medios tecnológicos resta dedicación a la actividad física, derivando en el exceso de peso, principalmente en los niños, dando lugar a la obesidad.
La obesidad es un problema que preocupa a la sociedad actual, en parte por los ideales de “cuerpo perfecto” que podemos observar en modelos de pasarela y en anuncios de televisión. Pero, la obesidad, también deriva en problemas relacionados con la salud. Por ello, a pesar de las dificultades en su tratamiento, es necesario insistir en él, debido a las consecuencias tan negativas que tiene la obesidad, tanto en la salud médica como psicológica del niño y del adolescente. De esta manera, es necesario actuar cuanto antes y estar convencidos de que el niño obeso pierda el exceso de grasa y aprenda qué es una alimentación y estilo de vida saludables. En este sentido, es esencial trabajar en la prevención de la obesidad, concienciando a los pediatras, enfermeras, educadores (donde maestros de Educación Física principalmente, toman importancia tratando de inculcar a sus alumnos unos hábitos hacia el ejercicio físico-salud) y padres, de la importancia de la educación nutricional de los niños desde las edades más tempranas.
EFECTOS DEL EJERCICIO FÍSICO
- El ejercicio físico produce ciertas mejoras en relación con la obesidad, algunas de las cuales son las siguientes:
- El ejercicio físico ejerce un efecto beneficioso sobre la composición corporal. Ayuda a reducir el índice de grasa corporal.
- El ejercicio físico aeróbico se asocia con una mejora en el consumo máximo de oxígeno, produciendo a su vez una mejora de la capacidad pulmonar y esto se traduce en una mayor capacidad para realizar esfuerzos.
- Mejora de la función cardiovascular, reduciendo así el riesgo de padecer enfermedades tales como la hipertensión arterial o el infarto de miocardio, disminuyendo así las tasas de mortalidad por enfermedades de este tipo.
- Reduce los niveles de colesterol en sangre, disminuyendo así los niveles de “LDL” o colesterol malo, y aumentando los niveles de “HDL” o colesterol bueno.
- Reducción de los pliegues cutáneos, produciendo así una reducción de la grasa corporal.
- El ejercicio puede mejorar o reducir la existencia de anormalidades asociadas a la obesidad, como la sensibilidad a la insulina, la intolerancia a la glucosa o el perfil de lípidos en sangre.
- La obesidad constituye un grave problema para la salud. Por ello, es importante su tratamiento desde la infancia y la adolescencia, ya que si no se actúa en estas etapas, los problemas en la edad adulta pueden ser de mayor gravedad.
- Es misión de los educadores inculcar en los niños unos hábitos de realización de ejercicio físico que les permita mantener unas buenas condiciones saludables, evitando así enfermedades como la obesidad.