Los buenos hábitos que alargan la vida

Los buenos hábitos que alargan la vida

Las cosas que hacemos regularmente se convierten en hábitos. Estos comportamientos repetitivos afectan a nuestro cerebro y hacen que nos sintamos bien. Por eso, aunque no sean saludables, pueden ser difíciles de cambiar. Frecuentemente se vuelven automáticos, los hacemos sin pensar. El primer paso para cambiarlos es crear consciencia de lo que hacemos, determinar qué los desencadena, hacer un plan y establecer qué queremos hacer. Aquí encontrarás 10 hábitos saludables para cuando establezcas tu plan.

Nunca es tarde para incorporar hábitos saludables a tu vida. Para que tengas éxito, no trates de cambiar muchas cosas simultáneamente. Es mejor que establezcas metas pequeñas y las lograrás. Una vez que alcances una meta, puedes modificarla. Por ejemplo, es más sencillo empezar por hacer una pequeña cantidad de ejercicio diariamente que decidir correr un maratón. Pero después de varios meses, podrías decidir que te interesaría prepararte para correr un maratón (ya que tu cuerpo esté en forma y hayas establecido el hábito de correr todos los días). Aunque no tienes que correr un maratón para mejorar tus hábitos, tu salud y tu longevidad.

Veamos cuáles son 10 hábitos saludables que prolongan la vida:

No te saltes el desayuno. Cuando desayunas, tienes más energía y te puedes concentrar más fácilmente. Asegúrate de incluir proteína en tu desayuno. Además, de esta forma no estarás muerto de hambre a la hora del almuerzo y podrás seleccionar alimentos más saludables y comer porciones adecuadas a esa hora.
Mantente activo. Procura hacer ejercicio regularmente. Además de incorporarlo en tu rutina diaria en el trabajo (como subir y bajar las escaleras en vez de tomar el ascensor; o ir a conversar con un colega de trabajo en la oficina en vez de enviarle un mensaje de texto o e-mail), cuando sea posible encuentra otras formas de mantenerte en forma que sean convenientes. Ya sea saliendo a caminar; comprando una caminadora y/o pesas o una cuerda para brincar, para la casa; montando bicicleta; haciendo ejercicios frente al televisor; visitando un gimnasio; lo que te funcione mejor que te sea conveniente.
Programa tu ejercicio. Incluye el ejercicio en tu calendario. Los estudios han demostrado que las personas que programan el ejercicio como parte de lo tienen planeado hacer en el transcurso del día tienen más probabilidades de hacerlo que los que simplemente piensan en que hacer ejercicio es “algo bueno”. Quizá algunos días no te sea posible seguir tu programa al pie de la letra, pero, entre más lo sigas, mejor será para tu salud. La Asociación Americana del Corazón recomienda que los adultos hagan un mínimo de 150 minutos de ejercicio aeróbico de intensidad moderada a la semana o 75 minutos de actividad aeróbica de intensidad vigorosa, pero sólo 15 minutos al día de ejercicio aeróbico moderado, mejora la salud y la esperanza de vida.
Haz ejercicio con tu pareja o con amigos. Eso te puede ayudar con tu relación de pareja y/o con tus amigos. Y puede ayudar a motivarte. Si no lo puedes hacer todos los días, puede ser algunos días entre semana o los fines de semana. Si te gusta algún deporte como el tenis, el vóleibol, etc., esta es otra posibilidad. Como ves, todo es cuestión de que decidas qué es lo que te gusta o lo que te conviene. Puedes simplemente salir a caminar mientras conversas.
Elige alimentos saludables. Tanto cuando comes en casa como cuando comes fuera. Procura incluir diariamente frutas y vegetales de diferentes colores (como los colores de un arco iris). De esta forma estarás obteniendo las vitaminas, los minerales y los antioxidantes que necesita tu cuerpo. Selecciona granos integrales, limita la cantidad de carne roja, de grasas saturadas y grasas trans, así como de azúcares refinados.
Ponle el ejemplo a tus hijos. Cocina con ellos. Los hábitos que aprenden de pequeños ayudarán a que los continúen cuando ellos sean adultos y tengan familia.


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