Hipertensión: dieta sana, ejercicio… y control de la ira

Hipertensión: dieta sana, ejercicio… y control de la ira

Todos conocemos los remedios que podemos poner en marcha para prevenir y controlar el aumento de la presión arterial: dieta sana, ejercicio, controlar el peso, disminuir el consumo de sal y reducir o evitar el consumo de alcohol y tabaco.

Sin embargo, desde el punto de vista psicológico y emocional, varios estudios alertan sobre la importancia que el manejo de nuestras emociones tiene para el curso de esta enfermedad. También hemos oído hablar de cómo el estrés tiene un enorme impacto en los picos de hipertensión, ya sea por un estrés elevado que aparece de forma abrupta, como por un estrés moderado, pero mantenido en el tiempo.

En 90-95% de los casos, se desconoce el origen de las elevaciones crónicas de la presión arterial (PA). Es la denominada hipertensión arterial esencial (HTA-E) y existen datos que señalan que los factores psicosociales (p. ej., hábitos de salud, estrés, emociones negativas), además de ciertos factores biomédicos clásicos (p. ej., obesidad, diabetes, niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa) tienen un papel importante a la hora de explicar su desarrollo y mantenimiento.

Algunos estudios señalan factores de riesgo psicológicos para la HTA-E como la ira (entendida esta como un rasgo, el modo en que esta es expresada y controlada), la ansiedad, la depresión y el estrés percibido. Recientemente, se ha publicado un estudio realizado en España por el equipo de Magán de la universidad Complutense de Madrid, en el que se comparó un grupo de 57 adultos con HTA-E mantenida con un grupo de 37 adultos con normotensión en los factores psicológicos de riesgo mencionados. Los resultados sugieren que las personas con HTA-E, en comparación a las normotensas, muestran niveles significativamente más elevados de ansiedad, pensamientos de afrontamiento de ira-hostilidad así como una tendencia a una presentar con mayor frecuencia pensamientos hostiles y agresivos durante sus episodios de enfado. Sin embargo, los resultados de este estudio no confirmaron las hipótesis de que las personas con HTA-E, frente a los individuos normotensos, presentan un nivel más alto de ira rasgo o un estilo de expresión y control de la ira más inadecuados, tanto si se manifiesta de forma externa como si se inhibe su expresión. Tampoco se confirmaron las hipótesis de que las personas con HTA-E, frente a los individuos normotensos, presentan un nivel más alto de depresión o de estrés percibido.

Por lo tanto, parece que al afinar un poco más, entendemos que, no es que las personas con hipertensión sufran más estrés que las normotensas, sino que probablemente todos estamos expuestos al estrés en la misma medida. Esto a su vez no niega el impacto que el estrés tiene en el aumento de la PA. Sin embrago, si parece que en las personas con hipertensión, existen mayores niveles de ansiedad y pensamientos hostiles/agresivos durante los episodios de enfado. Este hallazgo alerta sobre importancia de prestar atención a estos aspectos como parte de un estilo de vida más saludable, que sin duda contribuirá a combatir y controlar la hipertensión.


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