Alimentos y salud cardiometabólica

Alimentos y salud cardiometabólica

Las dietas basadas en un elevado consumo de frutas, vegetales sin almidón, legumbres, nueces y semillas demostraron beneficios cardiovasculares significativos.

Por su parte, los vegetales con almidón se degradan rápidamente, generan un pico precoz de glucemia y predisponen a la diabetes y la dislipidemia. Se desaconseja el consumo de papas blancas, arroz blanco y maíz.

Los alimentos con alto contenido de carbohidratos (panes, galletitas, bebidas azucaradas) suelen ser deletéreos, ya que incrementan per se el riesgo metabólico; además, desplazan de la alimentación habitual a los alimentos cardioprotectores.

Asimismo, en estimado de una o dos porciones semanales de carnes rojas son útiles para aportar hierro y zinc, con un efecto cardiovascular neutral. Se desaconsejan las carnes procesadas que contienen agregado de sal (> 400%) y conservantes (tocino, pollo, pavo, cerdo) ya que se asociarían con un incremento en la aparición de diabetes.

Con respecto a los huevos y las aves de corral, los estudios son controvertidos; los individuos que consumen mucha cantidad de huevos parecen tener mayor incidencia de diabetes pero menos hemorragias cerebrales.

El consumo moderado de pescado (2 o más porciones semanales) ha demostrado beneficios cardiovasculares. Por su parte, el aceite de pescado es una alternativa en los sujetos que no consumen pescado habitualmente. El beneficio estaría aportado por los ácidos grasos de cadena larga omega-3. No se observan diferencias entre los pescados salvajes y los de criadero.

Si bien se agrupan la leche, el queso y el yogurt como lácteos, no deberían categorizarse por su contenido graso, sino por el tipo de lácteo; por ejemplo, el consumo de yogurt reduce la diabetes (la leche entera no) y los quesos probablemente también. Estas diferencias pueden deberse a la presencia de probióticos en los yogures o a la fermentación de los quesos. La manteca presenta efectos neutrales en el riesgo cardiovascular, pero genera una tendencia al incremento de peso.

En cuanto a los aceites vegetales, el aceite de oliva extra virgen es uno de los elementos esenciales de la dieta mediterránea; estimula la producción de ciclooxigenasa y presenta efectos cardiovasculares beneficiosos. También se recomienda el aceite de canola, pero no existe información acerca de los aceites de coco o de palma. Se sugiere avanzar en estudios que estudien los beneficios de cada aceite de acuerdo con su grado de refinación.

Las gaseosas azucaradas se asociaron con un incremento en la adiposidad y en la incidencia de diabetes y enfermedad cardiovascular. Los edulcorantes como el aspartame, la sacarina y la sucralosa, así como los endulzantes como la estevia, producen alteraciones cognitivas en cuanto a la percepción de sabores y otros posibles daños en modelos con animales de experimentación. Sin embargo, al no contar con datos contundentes de daño en los seres humanos, se sugiere su uso sólo como paso intermedio para reducir el consumo de gaseosas azucaradas.

Los jugos de frutas 100% naturales se asocian con efectos cardiovasculares neutrales, aunque si se bebe más de una ración diaria pueden causar incremento de peso. El agregado de azúcar se vinculó con la aparición de diabetes.

El té y el café son beneficiosos en forma global y han demostrado reducir la incidencia de diabetes y de enfermedad coronaria. Los que mayor beneficio aportan son el té verde y el té negro.

Con respecto al consumo de alcohol, éste ha demostrado una curva en J, con beneficios cardiovasculares al ser ingerido en cantidades moderadas. Sin embargo, todos los efectos negativos en otros órganos e incluso psicosociales hacen que no se recomiende el consumo de alcohol y, en los individuos que lo beben, que lo hagan en forma limitada.


Imprimir   Correo electrónico