Postoperatorio de la cirugía de la obesidad

Postoperatorio de la cirugía de la obesidad 

La intervención no es el final sino el principio del proceso. El postoperatorio de la cirugía de la obesidad implica cambios en el estilo de vida del paciente, tanto de hábitos nutricionales como de actividad física.

Solo así se consigue una pérdida significativa de peso mantenida en el tiempo. La cirugía de la obesidad cambia la vida del paciente.
La reincorporación del paciente a sus actividades diarias implica diversos retos; el más importante es que debe comer menos, mejor y más a menudo.
La cirugía bariátrica reduce significativamente la capacidad de almacenamiento de alimentos del estómago, por lo que el organismo deberá habituarse a trabajar y funcionar con el nuevo diseño, establecido por las distintas modificaciones de su tracto gastrointestinal, independientemente de la técnica de cirugía bariátrica a la que haya sido sometido.
El periodo de recuperación varía, pero muchas personas pueden regresar a sus actividades normales dentro de las tres semanas siguientes a la cirugía.
Hay 4 pilares básicos de vital importancia para conseguir los resultados esperados:

Acudir a revisión de cirugía para comprobar que todo va como es debido
Una alimentación saludable y moderada antes y después de una cirugía bariátrica (es decir, hacer caso a nuestras nutricionistas)
Hacer ejercicio con regularidad.
Seguir un proceso de apoyo psicológico que procure la adaptación exitosa a los desafíos que presenta la nueva condición.

Alimentación después de la cirugía bariátrica

Una vez que el paciente ha sido intervenido, debe darse cuenta que su estómago se ha reducido en un 80-90% y que la capacidad de absorción de nutrientes ha sido modificada (en los casos de bypass).
Descubrirá y experimentará con asombro que pequeñas porciones equivalentes a dos o tres cucharadas grandes le llenan. Poco a poco este reservorio gástrico se expande para recibir mayores porciones de alimentos, hasta un volumen no mayor de 150 cc a los 9-12 meses, lo que supone la décima parte del volumen gástrico preoperatorio, que es de 1500cc (1 litro y medio).
Esta es precisamente la base de la intervención, la reducción de la cantidad de alimentos que el paciente pueda comer. Comer lentamente, masticar mucho y bien y mantenerse hidratado serán parte de su nueva forma de alimentarse.
La reducción en la cantidad de alimentos que puede comer producirá una pérdida importante y visible de peso en pocos meses.
Es probable que por la operación el paciente experimente -los primeros 5-7 días-falta de energía para realizar sus actividades cotidianas debido a que apenas puede beber volúmenes significativos. Esto requiere la ingesta de suplementos nutricionales proteicos, para tener un grado de actividad casi normal en un trabajador sedentario a los 7-10 días de la cirugía.
La dieta durante el postoperatorio de la cirugía bariátrica puede resultar dura debido a que la persona tiene que recibir los requerimientos mínimos de proteínas, calorías e hidratación en un volumen de comida muy escaso (50 ml-100 ml) en 7 tomas día. Para no estar muy débil, el o la paciente requieren al menos medio gramo de proteína por kilo y día, lo que en un paciente, por ejemplo de 120 kg, requiere 60 gramos de proteínas, que son 2-3 sobres de suplementos proteicos, leche desnatada y yogurt líquido.

Rápidamente, en 10-14 días, la dieta progresa de líquidos a purés, de purés a una alimentación menos blanda pero ligera, hasta finalmente llegar a una dieta regular modificada el día 30 de la cirugía. El día 40 puedes ir a cenar con tus amigos y comer de todo, solo notarán dos cosas: que eres quien menos come y también quien más despacio lo hace.

La progresión de la dieta se diseña para permitir que el cuerpo se restablezca. Al principio el objetivo es suplir los requerimientos básicos de proteína y líquidos, y más adelante, se persigue satisfacer sus necesidades nutricionales. Es de suma importancia que el paciente siga esta dieta postoperatoria para tener una buena evolución y reducir al mínimo el riesgo de complicaciones innecesarias.

La primera fase de la dieta después de la cirugía bariátrica consiste en la administración durante 10-14 días de una dieta líquida completa, baja en grasa y con alto contenido en proteínas, necesarias para el restablecimiento del organismo después de haber sido sometido al estrés de la intervención quirúrgica. Los lácteos 0%MG, caldos desgrasados y zumos naturales se complementan suplementos nutricionales que puedan disolverse en agua y aporten proteínas y vitaminas sin exceder las 1000 kilocalorías. Solemos utilizar productos tipo Meritene (Nestlé).

Después -y siguiendo las recomendaciones de la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad- iniciamos una dieta triturada (puré fino y grueso) de 2 semanas y gradualmente vamos incluyendo alimentos de consistencia muy blanda y con alto contenido proteico como el huevo, quesos bajos en grasas, pollo o pescado blanco. Solo a partir de las 4 semanas incluimos en la dieta legumbres y frutas filamentosas o con piel. El problema de intolerancia a determinados alimentos -no me sienta bien- o de aversión –“¡uff!, eso no me apetece, me huele raro”- debe ser superado poco a poco, en todo caso los suplementos nutricionales siempre serán aliados válidos para compensar problemas de alimentación.

Deben evitarse el consumo de alcohol y de alimentos con alta proporción de grasas o azúcares de absorción rápida (dulces, bollería, refrescos, etc), ya que provocan malas digestiones y su carga nutritiva puede impedir el proceso de bajar de peso. Un cambio de actitud hacia la comida y el aprendizaje de nuevas costumbres alimentarias aseguran que la intervención sea exitosa.
 

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