La elección de los alimentos

La elección de los alimentos

Actualmente, una de las preocupaciones principales en materia de salud pública se refiere a la elección de alimentos que puede conllevar efectos adversos para la salud.
Comprender mejor los factores que determinan la elección de alimentos es primordial para llegar a cambiar la dieta de la población.

Dado que el comportamiento relativo a la alimentación es complejo, el presente informe introduce el amplio conjunto de factores que tienen una influencia probada en la elección de alimentos.

ELECCION DE ALIMENTOS

La elección de alimentos, como cualquier comportamiento humano complejo, está influida por muchos factores interrelacionados. Lo que nos lleva a comer o dejar de comer es, sin duda, el hambre y la saciedad, pero lo que elegimos comer no está determinado sólo por las necesidades nutricionales o fisiológicas.

Otros factores que condicionan nuestra elección son:

-Las propiedades organolépticas de los alimentos como el sabor, el olor o el aspecto
-los factores cognitivos, emocionales y sociales —lo que gusta y lo que no, el conocimiento y las actitudes relacionados con la salud y la dieta, y el contexto social o los hábitos— condicionan nuestra elección a la hora de comer. Valores personales, circunstancias vitales (como el hecho de estar casado o convivir con alguien), o habilidades (por ejemplo, saber cocinar), creencias (en asuntos como los productos orgánicos y los modificados genéticamente) y percepciones (como la supuesta incapacidad para llevar una dieta saludable) pueden ser especialmente importantes para algunos individuos
-los factores económicos, culturales y religiosos también restringen nuestra elección. La educación, el grupo étnico y la disponibilidad, la visibilidad o los precios de los productos desempeñan un papel relevante en nuestra elección.

Esta multitud de factores demuestra que “comer sano”, que es el objetivo de las campañas de salud pública, es sólo una de las muchas consideraciones que se tienen en cuenta a la hora de elegir los alimentos.

Actitud hacia los alimentos y propósito de cambio

En una encuesta paneuropea sobre actitudes del consumidor hacia los alimentos, la nutrición y la salud, se descubrió que las cinco influencias principales en la elección de alimentos en todos los Estados miembros europeos son “calidad/frescura” (74%), “precio” (43%), “sabor” (38%), “intención de comer sano” (32%) y “lo que mi familia quiere comer” (29%).

Éstas son cifras medias obtenidas al considerar el conjunto de los Estados miembros europeos; los resultados diferían de forma significativa de un país a otro. Las mujeres, las personas mayores y los individuos con mayor educación consideran que los aspectos relativos a la salud revisten una importancia especial. Los hombres seleccionaron con mayor frecuencia el “sabor” y el “hábito” como factores determinantes en su elección.

El “precio” parece ser el más importante para los desempleados y jubilados. En la misma encuesta, el 80% de los sujetos describió la alimentación sana (definida como el equilibrio y la variedad) de una manera que sugiere que los mensajes nutricionales están teniendo cierto impacto. Esto se ve reflejado en algunas mejoras de las tendencias alimenticias.

Sin embargo, entender la información nutricional o alimenticia no conduce necesariamente a pasar a la acción. Es preciso que haya una voluntad de cambiar realmente el comportamiento personal. No obstante, los europeos no parecen sentir la necesidad de alterar sus hábitos alimenticios: un 71% considera que su dieta ya es suficientemente sana.

Esto confirma que la alimentación sana o la nutrición no se tienen muy en cuenta en el momento de elegir los alimentos que consumimos.

Selección cuantitativa

Es necesario ayudarse de tablas de composición de alimentos:

En las tablas se suele expresar la cantidad de energía y nutrientes contenida en 100g de alimento. Pero los niños no comen 100 g de esto o de lo otro, sino que es necesario aportar unas cantidades acordes con su edad, raciones, que aseguren el aporte que se establece en las recomendaciones dietéticas. Es decir teniendo en cuenta las cantidades recomendadas. En el apartado anterior, hay que calcular que cantidad de alimento las contienen.

Ejemplo:

Si para un niño de 4-6 años se debe aportar en la dieta diaria 800 mg de calcio, y 100 g (ml) de leche de vaca contienen 125 g de calcio, la relación que tenemos que conseguir es:

Es decir son necesarios 640 g de leche o 640 ml, algo más de medio litro diario.

Así se debe hacer con todos los alimentos que se seleccionen para formar parte de la dieta de forma que aseguramos el aporte adecuado y nos orientamos acerca de la cantidad. Pero sería muy pesado, hacer todas estas cuentas cada vez que se va a servir un plato de comida al niño, y quedaría un poco raro llevar en la mano, además del cazo de servir, un peso en el que medir la cantidad de alimento que se ha de echar en el plato.

Para evitar obsesionarse con los cálculos, se suele recomendar el establecimiento de una selección cualitativo que se basa en el aporte de raciones adecuadas.

Selección cualitativa

Seleccionar cualitativamente supone elegir los alimentos en las porciones adecuadas a cada comida, en número de veces suficiente para conseguir un aporte completo y de forma que estén representados todos los grupos de alimentos. Las raciones dietéticas aseguran la adecuada representación de todos los alimentos básicos, evitando los superfluos. Una ración es la cantidad o porción adecuada a "un plato normal" de comida. A veces son varias unidades de un alimento las que forman una ración.

Para que una dieta sea equilibrada cualitativamente, deben formar parte de ella todos los grupos de alimentos: energéticos, plásticos o constructores y reguladores o protectores

Siete Criterios Para La Selección De Alimentos

1- INTEGRAL
El alimento es integral si contiene todas sus partes comestibles, tal y como las hizo la naturaleza. Por ejemplo: una china es integral, sin embargo el jugo de china filtrado, aunque nutritivo y sabroso, no es integral ya que le falta la fibra. El alimento integral suple todos sus nutrientes en perfecto balance y nos provee de su energía viva.

2- FRESCO, NATURAL, REAL, ORGÁNICO
No enlatado, no congelado, no irradiado ni genéticamente modificado, libre de aditivos, colorantes y preservativos. Nuestro alimento debe ser de verdad, no imitaciones.

Natural es un alimento envuelto en el ciclo de nacer, vivir y morir que rige toda la vida en nuestro planeta. Un alimento sintético o artificial es uno que proviene del petróleo, una sustancia compuesta por materia alguna vez orgánica pero que a través de millones de años en las entrañas de la tierra a alcanzado una estabilidad biológica absoluta, fuera del ciclo de la naturaleza. Algunos alimentos son "desnaturalizados" por intensos procesos industriales, como es el caso comúnmente de los productos de soya.

Los productos de la agricultura orgánica, tradicional y sustentable, sin el uso de pesticidas y abonos químicos, contienen más nutrientes y un sabor superior a los productos comerciales. Además, promueven el bienestar del medio ambiente. Es importante para nosotros servirle alimentos orgánicos y de esa manera disminuir la cantidad de contaminantes que invaden su cuerpo y afectan su sistema inmunológico.

3- LOCAL
Y mucho mejor aún que la agricultura orgánica, es la agricultura orgánica local. Lo local sabe más rico, cuesta menos, y es más nutritivo, porque se recoge más maduro y no pierde nutrientes viajando millas y millas.

4- EN ARMONÍA CON LA TRADICIÓN
El alimento tradicional de cualquier cultura surge del conocimiento que se acumula a través de las generaciones. Sus beneficios son comprobados científicamente por experimentos que han durado miles de años. Este experimento ocurre en el diario vivir y se mide con la calidad de vida de las personas. De esta manera, poco a poco se consigue una dieta óptima.

A nuestras generaciones le ha tocado experimentar con un nuevo tipo de alimento, que incluye aditivos artificiales y procesos de preparación nunca antes utilizados. Podemos ver a nuestro alrededor lo que este experimento nos enseña, a través de enfermedades como el cáncer, la diabetes... o condiciones de obesidad, hipertensión, etc.

Nuestra dieta debe estar en armonía con la tradición, porque estos alimentos han pasado la prueba de generaciones y generaciones. Piensa en tus antepasados en específico, quizás taínos, congoleses, árabes, mediterráneos, nórdicos... ¿Qué comían hace 1,000 años? ¿Cómo preparaban sus alimentos?

5- POR TEMPORADA
Para vivir en comunión con nuestro medio ambiente, es buena idea comer en temporada. Debido a la refrigeración y la agricultura química, podemos perder este contacto con nuestros alrededores.

Al comer por temporada, te aseguras de que tú alimento es siempre fresco y sabroso. Algunos tienen propiedades beneficiosas que aplican a ese momento y ese lugar.

6- BALANCEADO
El secreto de la salud es el balance. Es importante balancear nuestro alimento para que haya suficiente proteína, carbohidratos, grasas, fibra y otros nutrientes esenciales; pero también es importante pensar en un balance estético de sabores, colores, texturas y formas. La salud es balance.

7- DELICIOSO
¡Claro, lo más importante! Tú nos dirás si logramos cumplir con este criterio. De nada sirve comer saludable si no sabe exquisito. Además, nuestro paladar nos guía hacia el alimento que es mejor para cada uno de nosotros, siempre y cuando no lo engañemos con químicos artificiales...


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