La dislipidemia es la elevación anormal de concentración de grasas en la sangre (colesterol, triglicéridos, colesterol HDL y LDL) que aumentan el riesgo de ateroesclerosis cardiopatía, ictus e hipertensión en la vida del paciente.
Las dislipidemias o hiperlipidemias son trastornos en los lípidos en sangre caracterizados por un aumento de los niveles de colesterol o hipercolesterolemia (el sufijo emia significa sangre) e incrementos de las concentraciones de triglicéridos (TG) o hipertrigliceridemia.
La dislipidemia no suele causar síntomas por sí misma, pero puede ocasionar enfermedades cerebro-cardiovasculares sintomáticas (enfermedad coronaria, accidente cerebrovascular o enfermedad arterial periférica).
Por ello, la dislipidemia es un trastorno asociado a una gran cantidad de enfermedades crónicas, como la hipertensión, la diabetes mellitus, la obesidad, los accidentes cerebro vasculares y los infartos.
Síntomas que alertan de colesterol alto
Hinchazón de las extremidades.
Boca pastosa, seca y halitosis.
Pesadez en el estómago e indigestión.
Dificultades en el ritmo intestinal.
Aparición de urticaria.
Dolor en el pecho.
Dolor de cabeza.
Visión borrosa.
CIRUGÍA BARIÁTRICA: MEJORAN ÍNDICES DE TRIGLICÉRIDOS Y GLICEMIA
Permiten lograr una mejor calidad de vida, tanto física como mental.
Los resultados de numerosos estudios muestran que los pacientes sometidos a una cirugía bariátrica -manga o bypass gástrico- pueden alcanzar un mejor control de varias patologías asociadas a la obesidad, lo que se traduce, por ejemplo, en que muchos pacientes logren un manejo de sus niveles de glucosa o lípidos sanguíneos con menor número de medicamentos o incluso ninguno.
Estos resultados se comienzan a desarrollar rápidamente después de la cirugía, incluso antes de la baja de peso, pues hay factores metabólicos y endocrinos derivados de la cirugía bariátrica.
Se observa la disminución de los triglicéridos en la sangre y el aumento de las lipoproteínas de alta densidad o HDL, comúnmente llamado colesterol “bueno”. “En general, la presencia de triglicéridos altos junto a bajo HDL es el patrón lipídico que se presenta en la obesidad y su reversión se asocia a menor riesgo.
Otros lípidos, como el colesterol de baja densidad (LDL o colesterol “malo”) y la hipertensión arterial, no presentan un cambio significativo post cirugía, aunque sí se produce una disminución de medicamentos utilizados para su control.
Resultados muy positivos se observan también en cuanto al control de glicemias en pacientes previamente diabéticos: un mayor porcentaje de pacientes logra mejoría de parámetros y reducción de medicamentos empleados en el control de la diabetes. Aunque se debe considerar tanto el tiempo de evolución de la enfermedad y el control metabólico previo de la diabetes, pues pueden influir en los resultados posteriores a una cirugía.