Comer, engordar y sentirse culpable

Comer, engordar y sentirse culpable

Acerca de las "ideas zombie" que le dan cuerda a la perversa maquinaria que las produce y perpetúan el fracaso en obesidad.
Autor: Daniel Flichtentrei 
Fuente: IntraMed 

Disparen sobre la víctima

Tal vez en el futuro nuestra época sea recordada como aquella en la que la humanidad se hizo obesa. Una transición antropológica de la especie que incrementó su masa corporal a una velocidad como nunca antes se había registrado. Pero también porque mientras esa calamidad ocurría ante nuestros ojos sostuvimos empecinadamente teorías que no la explicaban y culpamos a las víctimas para no admitir ese error.

Ningún fenómeno que adquiera las dimensiones que hoy tiene la obesidad puede ser el producto de la responsabilidad individual sino la consecuencia de una cultura que lo promueve. Estamos obesos porque vivimos en una sociedad obesogénica. No se debe ni a nuestra debilidad de carácter, ni a nuestra falta de voluntad, ni a nuestra pereza o gula. Es absurdo pensar de ese modo. Es un recurso estigmatizante que desplaza hacia quienes padecen el problema la responsabilidad de quienes lo generan.

Acumular grasa es una mecanismo evolutivo que nos “defiende” de la sobrecarga de comida almacenando el exceso mientras eso sea posible. Superada es capacidad sobreviene la enfermedad en sus más diversas manifestaciones clínicas: diabetes, patologías cardio-cerebro vasculares, cáncer, depresión, entre muchas otras. La obesidad es el modo mediante el cual nuestra biología se “adapta” a un ambiente que ha puesto al consumo como criterio ordenador de la vida y ha subordinado a la salud y a una milenaria cultura alimentaria a los intereses del mercado.

Afirma del Dr. Robert Lustig (USA): "La comida está más allá de nuestras necesidades; se ha convertido en comodity, ha sido reformulada para convertirla en una sustancia adictiva".
Son las condiciones, no el "estilo" de vida

Suele mencionarse como motor de las conductas insalubres al “estilo de vida”, pero esa denominación refuerza la idea de una decisión voluntaria sobre el comportamiento. Ne es el “estilo” sino las "condiciones de vida" las que determinan el modo en que las personas actuamos. Son los determinantes sociales que están más allá de la decisión de las personas. Ya sea porque les resulta imposible modificarlos por razones económicas o porque el “sentido común” de una época los naturaliza al mismo tiempo en que invisibiliza sus consecuencias.

No comemos más de todo. Comemos más de algunas cosas y menos de otras. Y es allí donde reside la explicación de la pandemia de obesidad. El nicho social obesogénico genera al mismo tiempo la susceptibilidad (metabólica) y la exposición (ambiental) que producen la obesidad. Es la "calidad" de lo que comemos lo que determina la "cantidad".

La medicina forma parte de la cultura, no de la naturaleza y, no pocas veces, produce un conocimiento que refuerza en lugar de revertir sus desvíos. La teoría del balance energético: engordamos porque comemos más y nos movemos menos, describe, pero no explica lo que sucede. Contribuye a creer que son los individuos y no el mundo en el que viven, la causa del problema y los responsables de su solución.

Richard Lewontin (biólogo evolucionista): “Cualquier análisis del “estilo de vida” debe tener en cuenta los grados de libertad disponibles y las restricciones que actúan en las decisiones. Para los miembros dependientes de un hogar, las elecciones de que disponen constituyen su entorno y NO su “estilo de vida”. La distinción ambiente / estilo de vida es una dicotomía dañina para nada de acuerdo con el punto de vista ecológico.”

“La mejor manera de resumir la relación entre elección y restricción es la propuesta del Padrino de “hazle una oferta que no puedan rechazar”.

“Nuestra suposición de racionalidad condicional significa que no podemos esperar cambiar el comportamiento solo mediante la educación: más bien, debemos alterar aquellas circunstancias que hacen que tales elecciones dañinas parezcan óptimas o irremediables”.

La resistencia a considerar la evidencia científica difundida por la OMS que señala al procesamiento de los “productos comestibles” (no pueden considerarse alimentos) como determinante de la alteración metabólica, forma parte de un circuito que oculta las causas raíz del problema e impide encontrar respuestas globales.

Estamos impregnados de “ideas zombies” que se resisten a morir pese a la incontrovertible evidencia en su contra. Cumplen funciones sociales al sostener la consistencia de creencias y prejuicios que le dan cuerda a la perversa maquinaria que las produce.

Comer es un sustituto de satisfacciones más profundas pero menos disponibles y un recurso al alcance de la mano para atenuar la ansiedad
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Imprimir   Correo electrónico