La obesidad como camino

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La obesidad como camino

“Nací, en una familia que relacionaba salud con gordura y obesidad, y donde el cariño se demostraba a través de la comida. Fui aprendiendo que en los hidratos, podía volcar todas mis emociones. Desde temprana edad, y paradójicamente, mi madre empezó a preocuparse por mi peso.

Comenzar una nueva dieta, una mas de tantas, finalmente era, un nuevo desafío que terminaba con la recuperación de todo el peso perdido. Hoy con 45 Kilos bajados puse mi propia experiencia y mi profesión al servicio del otro; comprendiendo sus emociones (que son mis emociones) y sentimientos. Desde mi experiencia pude rediseñar la vida que quiero vivir y es mi misión transmitirlo.”

“Hoy somos y estamos como una función de lo que hemos decidido y hecho ayer. Mañana estaremos y seremos según lo estamos decidiendo y siendo hoy”.
-Mario Dehter-

El objetivo de éste artículo es facilitar un espacio de reflexión sobre aspectos relacionados con la prevención y el tratamiento de la obesidad desde una nueva perspectiva.

El problema de la obesidad en nuestra sociedad

A pesar de los esfuerzos realizados por la comunidad científica, para encontrar solución a la obesidad, podemos decir que la misma sigue creciendo a pasos agigantados, transformándose en una epidemia a nivel mundial.

Sabemos las consecuencias sobre la salud que provoca la obesidad y el sobrepeso. Al mismo tiempo que alarma el crecimiento en las últimas décadas de casos en niños y adolescentes. Por tanto es preciso poner el foco en la PREVENCIÓN, logrando identificar y modificar ciertos hábitos familiares, sociales y educacionales, aprehendiendo nuevas formas de vincularnos con los alimentos logrando conductas mas posibilitantes y sanas.

Llama la atención que cuantas más soluciones se ofrecen para adelgazar, la problemática avanza y cada vez hay mas personas obesas. Basta con abrir cualquier revista de actualidad para observar la cantidad de publicidad, ofertas y promesas para alcanzar esa “figura” que la sociedad al mismo tiempo, exige.

Problemas emocionales y desajustes de nutrición

Muchos factores perturban nuestra salud diaria, sobretodo en lo que se refiere a la integración mente-cuerpo. La ansiedad, la depresión, la rabia… nos lleva a desconectar de nuestras experiencias corporales y a actuar por compulsión. Comer sin atención, como comer leyendo o viendo la televisión, más que siendo conscientes de lo que comemos, nos distrae y aparta de la escucha de los sabios mensajes de nuestro cuerpo respecto a lo que verdaderamente necesita.

Cuando no estamos en comunión con nuestro cuerpo, no obtenemos la información que necesitamos para un funcionamiento emocional y cognitivo sano. Una falta de conciencia corporal nos conduce a dificultades en la identificación de los estados emocionales. Esto se traduce en que no sabemos qué hacer con nuestras emociones intensas o impulsos que surgen en nuestro cuerpo. En este caso, el mindfulness, representa una técnica excelente para ayudarnos a indagar en nuestros pensamientos y emociones.

Cómo cambiar nuestros hábitos programados

Si generamos una mayor conciencia en busca del camino de “quién eres ahora” a “quién quieres ser”, nuestra vida puede empezar a cambiar. De esta forma, desafiamos y mostramos esos modos particulares de percibir, poco posibilitantes, que frenan el descenso de peso y limitan el mantener en el tiempo el peso saludable alcanzado.

Tendríamos que comenzar “despegando” éste concepto de la certeza que la obesidad es una “enfermedad incurable”. Al partir desde esa afirmación, nos quita ciertas posibilidades de intervención y de acciones más generativas para el logro de ciertos cambios. Es como entregarnos a una especie de “maldición” que nos viene desde afuera y nos marca un destino previsible, esperado, sin solución.

Es preciso poner luz en aquellas zonas oscuras donde nos detenemos sin avanzar en los logros de resultados que queremos crear. La base consiste en reformular ciertos pensamientos que fuimos incorporando y dejándonos siempre en el mismo lugar. Un lugar incómodo, pero a la vez conocido, dónde mas allá del malestar, nos da cierta seguridad, desde allí podemos entender tanta resistencia al cambio.

Círculo vicioso

Comienza entonces un “círculo vicioso” que lleva a hacer siempre mas de lo mismo: bajar de peso, subir, para volver a bajar y volver a subir, donde en cada vuelta de éste círculo se va intensificando la sensación de angustia, frustración, debilidad e impotencia. Por eso, la obesidad no es una enfermedad en sí misma, lo que “enferma” son los intentos fallidos de solución.

Si cambiamos nuestra manera de observar al mundo, de observarnos a nosotros mismos, y modificamos nuestras nuestras propias conversaciones y nuestros juicios, estaremos en condiciones de tomar acciones diferentes logrando resultados significativos. La responsabilidad de hacernos cargo de nuestros actos y la declaración de una visión y misión agrega valor y sentido a nuestra vida.
Tratamientos comunes para combatir la obesidad

La mayoría de los tratamientos propuestos en obesidad apuntan a la pérdida de peso, aislado como una meta estética, perdiendo la posibilidad de co-construir hábitos saludables mejorando la calidad de vida. En éste sentido, la obesidad es un elemento mas que se suma a un todo, por eso es inadecuado considerar la bajada de peso como única solución, asegurando así, el fracaso desde el inicio.

“No podemos resolver nuestros problemas de la misma manera como los creamos”.
-A. Einstein-

Desde otro paradigma, encontrando un nuevo abordaje emocional, buscando un camino que tome en cuenta a la persona como sistema, íntegra, con sus emociones, su corporalidad, su lenguaje, desde ésta coherencia que somos, con su mundo de intereses y relación. Detenernos a observar qué vínculo se sostiene con los alimentos y “quiénes estamos siendo en el acto del comer”.

Cuando una persona, en un acto de enojo, le arroja a otra una maceta, por ejemplo, el que está por recibir el impacto del golpe, no se le ocurría en ese momento, regar la planta, ni oler el aroma de sus flores. Lo que intentará hacer en el mejor de los casos, es tratar de esquivar el golpe. Porque en esa relación, en ese preciso momento, la maceta deja de ser maceta y pasa a ser “proyectil”.

Algo parecido ocurre con entre la relación persona-comida cuando hablamos de obesidad. Los alimentos, no son ni buenos, ni malos. Los habrá más sanos o menos sanos, pero en esa relación, en el momento de un atracón, por ejemplo, la comida deja de ser comida y actúa como descarga emotiva. De esta forma, se convierte en un arma dañina.

Para reflexionar…

Tus pensamientos, tus creencias, se transforman en palabras disfrazadas en afirmaciones.
Las afirmaciones se transforman en acciones.
Tus acciones irán creando hábitos.
Los hábitos lograrán ciertos resultados
Tus resultados… marcarán tu destino.

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