Cuando pesarse se convierte en obseción

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Cuando pesarse se convierte en obseción

Un fenómeno habitual en las personas que están realizando una dieta, es pesarse de forma compulsiva. De tal manera, que una elevada proporción suelen pesarse a diario, o incluso varias veces al día. Esto ocurre especialmente cuando los pacientes van a someterse a una operación de Bypass Gástrico.

¿Por qué nos pesamos de manera obsesiva?
Cuando preguntamos al paciente por qué esta necesidad, suele responder que percibe mayor control sobre la pérdida de peso; y que si no lo hicieran tendrían la sensación de estar despreocupándose, y entonces “todo irá mal”.

Casi siempre, las dietas son una constante en las vidas de estos pacientes. Han pasado ya por dietas de todo tipo y realizado permanentes sacrificios. Dietas en las que perdían peso a base de un férreo control del alimento ingerido. Y al cabo del tiempo (días, semanas o meses) acababan “cansándose” y muchas veces, recuperando unos hábitos alimentarios descontrolados.

Durante la pérdida de peso solían pesarse frecuentemente y al abandonar la dieta, dejan de hacerlo. Así pues, el control del peso se acaba asociando a la pérdida y el no pesarse con aumentar de peso.

Estas personas adquieren una creencia “mágica” de que si se pesan controlan mejor su pérdida< que si no lo hacen. Sin embargo, la experiencia de los profesionales de la salud es totalmente opuesta. Y esto es hasta tal punto, que se ha observado que las personas que se pesan con mayor frecuencia tienden a evolucionar peor, a perder más lentamente y en menor medida.

¿Por qué no es recomendable pesarse frecuentemente?
Cuando una persona que está realizando una <dieta, se pesa y mira en la pantalla de la báscula, espera obtener un resultado, una pérdida. De ahí pretende escuchar un mensaje de refuerzo: “lo estás haciendo bien, esto va progresando”.

Sin embargo, al pesarse más de una vez a la semana, la variación de peso obtenida suele ser aleatoria. De un día para otro, nuestro peso puede sufrir modificaciones que no tienen que ver con cómo estemos realizando la dieta, ya que entran otros factores en juego: retención de líquidos, aumento de masa muscular (que pesa más que la grasa), estreñimiento, factores relacionados con la digestión, etc.

De esta manera, si una persona se pesa a diario, puede que alguna vez tenga un refuerzo positivo, ya que habrá perdido lo esperable. Pero en la mayoría de ocasiones, esta pérdida será mínima, o incluso puede ser que pese más que la vez anterior. Aquí la persona recibiría un mensaje parecido a éste: “Algo no va bien, no pierdo lo que esperaba, incluso estoy engordando, no lo estoy haciendo bien,…”.

El mensaje anterior contribuye a generar un estado de ánimo negativo y mayores niveles de preocupación, ya que disminuye la confianza de la persona en el proceso. Así tenemos una persona más insegura, con menor confianza, atemorizada y más crítica consigo mismo.

Hay que tener en cuenta que todo esto sucede a un nivel casi imperceptible, mucha gente nota una sensación de ligero malestar, que se repite una y otra vez; y se va quedando en la memoria cada vez que el resultado no es el esperado. Si profundizamos en el malestar nos podemos dar cuenta de los mensajes tan nocivos, que estamos escuchando y repitiendo.

Desde el pesimismo, desde la angustia es mucho más complicado realizar cualquier proceso, y más el de adelgazamiento, que requiere confianza y fe en un mismoy en lo que hace.

¿Cómo puedo seguir teniendo la sensación de control sin pesarme?
Realmente no se necesita de la báscula para saber si está adelgazando. Estando en contacto con el propio cuerpo, percibiendo si la ropa va quedando más holgada o más estrecha; incluso con las verbalizaciones de los allegados, uno ya sabe como le está yendo el proceso.

También llevando a cabo un seguimiento por parte de un equipo multidisciplinar es sumamente conveniente, ya que da esa confianza y tranquilidad de que ante cualquier problema se va a tener el apoyo necesario. El control ya no lo realiza la persona sobre sí misma de manera estricta, sino que la persona deja de controlar y confía en otras personas, expertas en la materia. Así el individuo gana seguridad, tranquilidad, capacidad de confiar en otros, de apoyarse en otros y de buscar ayuda cuando sea necesario.

Lo ideal, es que a medida que la persona va confiando en el proceso y adaptándose a todas las pautas, este seguimiento sea menos intenso y más espaciado en el tiempo, hasta desaparecer cuando la persona está confiada y ser autónoma en el proceso. Sería como llevar unas muletas o un bastón mientras nos cuesta andar para poco a poco volver a andar por uno mismo.

En caso de querer seguir pesándose…
Es recomendable hacerlo como máximo una vez por semana, puesto que este es el tiempo considerado mínimo para poder observar cambios significativos en el peso. Para evitar la tentación de pesarse más a menudo, puede ser de utilidad:

Alejar el peso de la vista.
Situarlo en un lugar de difícil acceso.
Postergar el impulso de pesarse, desviando la atención a otra actividad diferente (llamar por teléfono, echarse crema, ducharse, etc.)

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